México es un país raro. Las dictaduras, al estar tan cerca de los Estados Unidos, nunca se llaman dictaduras. ADEPA, el club de Clarín para moribundos diarios "del interior" es entendible que no se meta en esas cosas. La SIP ya no, aunque esté empeñada contra gobiernos democráticos, queda feo que la ola de asesinatos y amenazas reales al ejercicio de libertad de prensa (y basta, por un segundo, de hacerle caso, para burlarse, a los cínicos delincuentes como Majul, hablemos en serio). Me cuesta, como trabajador de ese ramo, a mi edad, pensar una situación así. Estar amenazado de todos lados.
Pero eso no es lo importante. Los periodistas, ni que hablar los que cotizan en countries, son los menos amenazados. Hay una dictadura en México que nadie sabe cuándo ni cómo empezó, pero se radizalizó y hace semanas se votó, por segunda o tercera vez, legítimamente. Cuando el estado, como sucede con Colombia y en general con las colonias yanquis, ya estaba penetrado totalmente por los cárteles de la DEA y sus rabiosas y criminales competencias.
La UCR y el PRO son carmelitas descalzas al lado de los verdaderos partidos narcos.
En México todo comenzó, por poner una fecha, hace 6 años. Cuando López Obrador guió el timón, hacia la izquierda, que en México nunca jodió mucho, pero giró, sobre todo, a sudamérica, donde Mujica, por ejemplo, le propone a la primitiva oligarquía argentina que cosecha vacas y empasta soja en Uruguay que tiren semillas de marihuana. O en Bolivia, donde Argentina, durante la presidencia de Néstor Kirchner, legalizó, para el norte argentino, la entrada de coca.
A López Obrador, como a Yrigoyen en Argentina, lo bajó el poder tribunal. Y a otra cosa. No podía un presidente, de México tan luego, mirar para el otro lado: sudamérica.
Eso resultó intolerable para Estados Unidos y salió el ejército a combatir los rojos, los nuevos rojos, ahora que, se sabe, son drogadictos.
A 50 mil muertos de distancia Argentina no se plantea, no se imagina, la estrategia de carnicería controlada que los Estados Unidos, en nombre de dios, se proponen para su patio trasero, mientras realizan genocidios en Medio Oriente.
El asunto es que el plan de control de daños de la producción primaria de estupefacientes prohibidos por dios colisiona, más allá de los muertos que como en Argentina no le importan a nadie por que son pobres, con los predicados del superávit de las cuentas públicas. Otro asunto, según esta derecha loca, que preocupa a dios. Aunque en la última teocracia de occidente, el Vaticano, las cuentas estén en rojo, con perdón del color maldito.
Entonces la derecha autóctona, en latinoamérica, está comenzando a plantearse el tema. México eligió democráticamente, preso de sus circunstancias, su nuevo gobierno. Se espera que se maneje al gusto de los Estados Unidos: como un gran narcotraficante. Colombia lo mismo. La izquierda sudamericana, con la excepción, bastante irresponsable de Mujica (que juega a ser presidente, total, su economía sigue siendo manejada por la oligarquía argentina y brasilera desde Montevideo, donde hay talleres de teatro y puerto, y es un paraíso financiero para lavar dinero del narcotráfico, y pobres no hay, por que los echan del país) no se plantea ninguna política más que a la mexicana, claro que progresista y estadista y blablabla, por que lo plantea Brasil, que necesita llevarse bien con Argentina para militarizar su frontera con Colombia y amenazar al Paraguay, y a veces, como el golpe de estado a Lugo, cuando las cosas se van de las manos, los responsables, Brasil por ejemplo, vienen a tomar cafecitos a las cumbres del Mercosur. Y hasta Evo Morales, que sufrió intentos de golpes de estado que buscaban el apoyo Argentino y Brasilero (cuyos poderes ejecutivos se negaron, pero eso no exime las responsabilidades, que ningún Congreso quiere investigar, que traté de explicar en 678 -pero fui interrumpido por que el relato de Apold no puede soportar que no, no fue Macri el que hizo un golpe "institucional"; fue un golpe de estado y hay responsabilidades de las oligarquías del "campo" argentinas y brasileñas) se hace el boludo en torno a lo que pasó en Paraguay. Los Congresos. Argentinos. Brasileros. Dado que el "parlamento" del Mercosur es una agencia de turismo.
En nuestro país está prohibido imaginarse bananero y criminal. En Brasil, es apenas un asunto racial.
El centro de estudiantes que dirige Mujica, dio una vuelta de tuerca, loable, por que alguna salida a este problema político hay que encontrar. Y quizás, para la historia, haya marcado, Pepe (te queríamos, en Entre Ríos, tanto...payaso!) el comienzo de una salida pacífica. O quizás, sea solo un mojón. Una manifestación, aplaudible, de impotencia. Quizás incluso ya sea demasiado tarde. No lo sé. Nadie lo sabe. Nadie se lo plantea mucho. Es un problema demasiado en serio.
Pero eso no es lo importante. Los periodistas, ni que hablar los que cotizan en countries, son los menos amenazados. Hay una dictadura en México que nadie sabe cuándo ni cómo empezó, pero se radizalizó y hace semanas se votó, por segunda o tercera vez, legítimamente. Cuando el estado, como sucede con Colombia y en general con las colonias yanquis, ya estaba penetrado totalmente por los cárteles de la DEA y sus rabiosas y criminales competencias.
La UCR y el PRO son carmelitas descalzas al lado de los verdaderos partidos narcos.
En México todo comenzó, por poner una fecha, hace 6 años. Cuando López Obrador guió el timón, hacia la izquierda, que en México nunca jodió mucho, pero giró, sobre todo, a sudamérica, donde Mujica, por ejemplo, le propone a la primitiva oligarquía argentina que cosecha vacas y empasta soja en Uruguay que tiren semillas de marihuana. O en Bolivia, donde Argentina, durante la presidencia de Néstor Kirchner, legalizó, para el norte argentino, la entrada de coca.
A López Obrador, como a Yrigoyen en Argentina, lo bajó el poder tribunal. Y a otra cosa. No podía un presidente, de México tan luego, mirar para el otro lado: sudamérica.
Eso resultó intolerable para Estados Unidos y salió el ejército a combatir los rojos, los nuevos rojos, ahora que, se sabe, son drogadictos.
A 50 mil muertos de distancia Argentina no se plantea, no se imagina, la estrategia de carnicería controlada que los Estados Unidos, en nombre de dios, se proponen para su patio trasero, mientras realizan genocidios en Medio Oriente.
El asunto es que el plan de control de daños de la producción primaria de estupefacientes prohibidos por dios colisiona, más allá de los muertos que como en Argentina no le importan a nadie por que son pobres, con los predicados del superávit de las cuentas públicas. Otro asunto, según esta derecha loca, que preocupa a dios. Aunque en la última teocracia de occidente, el Vaticano, las cuentas estén en rojo, con perdón del color maldito.
Entonces la derecha autóctona, en latinoamérica, está comenzando a plantearse el tema. México eligió democráticamente, preso de sus circunstancias, su nuevo gobierno. Se espera que se maneje al gusto de los Estados Unidos: como un gran narcotraficante. Colombia lo mismo. La izquierda sudamericana, con la excepción, bastante irresponsable de Mujica (que juega a ser presidente, total, su economía sigue siendo manejada por la oligarquía argentina y brasilera desde Montevideo, donde hay talleres de teatro y puerto, y es un paraíso financiero para lavar dinero del narcotráfico, y pobres no hay, por que los echan del país) no se plantea ninguna política más que a la mexicana, claro que progresista y estadista y blablabla, por que lo plantea Brasil, que necesita llevarse bien con Argentina para militarizar su frontera con Colombia y amenazar al Paraguay, y a veces, como el golpe de estado a Lugo, cuando las cosas se van de las manos, los responsables, Brasil por ejemplo, vienen a tomar cafecitos a las cumbres del Mercosur. Y hasta Evo Morales, que sufrió intentos de golpes de estado que buscaban el apoyo Argentino y Brasilero (cuyos poderes ejecutivos se negaron, pero eso no exime las responsabilidades, que ningún Congreso quiere investigar, que traté de explicar en 678 -pero fui interrumpido por que el relato de Apold no puede soportar que no, no fue Macri el que hizo un golpe "institucional"; fue un golpe de estado y hay responsabilidades de las oligarquías del "campo" argentinas y brasileñas) se hace el boludo en torno a lo que pasó en Paraguay. Los Congresos. Argentinos. Brasileros. Dado que el "parlamento" del Mercosur es una agencia de turismo.
En nuestro país está prohibido imaginarse bananero y criminal. En Brasil, es apenas un asunto racial.
El centro de estudiantes que dirige Mujica, dio una vuelta de tuerca, loable, por que alguna salida a este problema político hay que encontrar. Y quizás, para la historia, haya marcado, Pepe (te queríamos, en Entre Ríos, tanto...payaso!) el comienzo de una salida pacífica. O quizás, sea solo un mojón. Una manifestación, aplaudible, de impotencia. Quizás incluso ya sea demasiado tarde. No lo sé. Nadie lo sabe. Nadie se lo plantea mucho. Es un problema demasiado en serio.
Que queres que te diga Lucas, a mi me parece más genuino y con toda una trayectoria de izquierda Mujica que los malandras Kirchneristas que tenemos en este país. Pero bueno, no todos tenemos o estamos obligados a ver lo mismo. Aunque hay imaginarios que pueden más que diez simbólicos. Un abrazo.
ResponderBorrar"fue un golpe de estado y hay responsabilidades de las oligarquías del "campo" argentinas y brasileñas", tal cual Carrasco. Acá todos se hacen los dolobus para señalar el peso de los agrogarcas argentinos en el ispa vecino. Un abrazo, sos necesario, aunque muchas veces te mandaría a la mierda
ResponderBorrarLa trayectoria es un imaginario. Parafraseando a Sartre, los historiadores no paran de demostrarlo.
ResponderBorrarTodo puede ser cierto, menos la historia
ResponderBorrarEsta bastante bueno el post pero no me parecio muy afin a la idea de "unidad latinoamericana" denigrar a Uruguay, un país vecino y hermano, dando a entender que no tiene autonomía... que su economía esta manejada por argentinos y brasileños. Y Pepe Mujica, por lo menos hasta el momento, me resulta el presidente latinoamericano mas honesto.
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