La balada del álamo carolina

Hay una cierta sensación de frío. No es sólo una sensación, obvio, entre otras cosas por que las sensaciones inciden en la materialidad de la vida. Asunto para entendidos en cosas del lenguaje. Ciertos nichos de la cultura están siendo opacados en la inmoralidad de los debates estúpidos que recorren la ausencia de una agenda de contenido social más profundo. Cierto amesetamiento que hace a la consolidación de una burocracia, brutocracia de la batalla cultural, brutocracia de la batalla imaginaria. Borrascas.
Mis saludables residuos de marxismo, cuando queman las papas, viene a cuento. Como al rescate.
¿Cuáles condiciones, concretas, maduraron como contradicciones sociales?
No fue la dictomía, siempre, naturalmente, presente, entre capital y trabajo, comprendido éste en el mundo asalariado, que en la pantomina de la estadísticas es el 68% del empleo (no es cierto: yo trabajo en negro pero no figuro como trabajando en negro. Maravillas de la ley, je) sino la de excluidos e incluidos que opera como terror subyacente de la política, su condición de posibilidad. La brutocracia lo sabe, no de manera inconsciente. No, se le nota en los discursos, en sus preocupaciones, en sus metas sin embargo figura la consolidación de este modo de la desigualdad, ¿se puede revertir?
Por supuesto.
El asunto ya no es tanto desde dónde sino cómo.
Esa es la clave, entender que el asunto ya no es desde dónde sino cómo.