El centro estratégico

Cuando los campos simbólicos en disputa dejan de estar "consensuados" casi nada puede conmover las relaciones de fuerza. Es decir, si la ultraderecha que se moviliza en el cacerolindo más planificadamente espontáneo de la historia universal del heydismo pretende discutir la "seguridad" con el gobierno nacional estando los jefes de policías nombrados por los conservadores que son la principal oposición al gobierno nacional, tanto en Santa Fe como Buenos Aires, presos por delitos gravísimos (narcotráfico y trata de blancas, por un lado, espiar opositores y la familia del Jefe de Gobierno, a pedido del Jefe de Gobierno, en otro) el campo simbólico de disputa política no tiene diálogo posible, deriva en abstracciones algo ridículas.
Pero ahí no se agota el asunto. Al contrario. Hay en el teatro social algo de pantomima, de enfrentamiento estilizado, de guión recorriendo andariveles que unen y cohesionan cada campo discursivo por que lo que se pelea, parafraseando a Pepe Mugica, es el "gran centro" que media entre una y otra parte, a veces, representadas como partidos, otras veces, como el caso de la ultraderecha, como "apolíticos y espontáneos" buscando hacer fuerza desde a debilidad propia.
El gran centro es el amplio abanico que está lejos de esas disputas afiebradas. Pero que no es neutro. Sino, apenas, menos comprometido. Más volátil. Y puede, sí, creerse neutro. Aunque está necesariamente cruzado por clases sociales, carpas culturales, pautas de consumo, historias y vivencias que condicionan, naturalmente, el comportamiento cívico.
Es decir, en Recoleta o cerca del puerto es más probable la tendencia a un voto a la derecha, a un Duhalde o Binner, que expresan la carencia en la que se mueve la UCR, y en el norte pobre de la Argentina es más probable un voto a la izquierda, que hoy representa el kirchnerismo.
Como la desigualdad social no ha sido atacada con la misma correlación que la virulencia discursiva que se le opone (incluso, quizás por esa misma valla paralizadora) la tan temida "radicalización" tiene despliegue posible. La solución está, justamente, en la atenuación de esas desigualdades, que expresaban divisiones previas, que ahora afloran, por que el gobierno nacional también expresa sectores invisibilizados en lo económico, lo social y lo político.
Pero en definitiva es ese centro estratégico, el gran centro, lo que está en disputa siempre y cuando se sostengan las cuerdas institucionales que, por ahora, atenazan a la oposición más belicosa, expresada por le Partido Clarín y por la fuerza de las cosas, en los manifestantes del Cacerolindo.