¿Cómo invadir la Argentina?

Los milicos no eran tan nabos. La falta de desarrollo en las fronteras y del anillo que rodea al puerto tiene sus fundamentos, obvio, en la historia. Y en el patrón regresivo de crecimiento y distribución, que hace que Formosa aún pague los subtes de los porteños (aún cuando el gobierno de Cristina dio el paso económicamente más audaz -y justo- de lo que va de su gobierno: el traspaso a la órbita portuaria de los subtes).

Pero también en las hipótesis de conflicto con los países vecinos. Principalmente, con Chile y Brasil. A Paraguay y Bolivia y el norte argentino ya lo esquilmamos tanto que no tienen poder de fuego. Por eso, para garantizar la vida lujosa en la zona portuaria es que necesitamos que Jujuy y Formosa no se desarrollen. Y hacemos todo lo posible porque así sea, de derecha a izquierda. Es nuestro apartheid.
Habrá que ver qué sucede cuando, en otra decisión trascendente y de este gobierno (lástima que esté en manos de los delincuentes de la "burguesía argentina" que, ojo, al lado del otro par de manos, la "burguesía chilena" sonh hasta honestos), se abra otro corredor de salida, vía Chile.
De manera que para invadir Argentina, si a alguna imaginaria potencia extranjera se le ocurriera, por las fronteras -ciertamente porosas (otro enorme mérito de este gobierno: sí, tenemos fronteras porosas, más bien, amigables...¿y?)- es inconveniente. Necesitás mucho abastecimiento. Y podés quedarte a vivir, potencia extranjera, en tres o cuatro provincias argentinas que mientras no toques la Pampa Húmeda y el Puerto a nadie le va a importar.
El centro estratégico es el puerto. Y su ámbito de abastecimiento, la Pampa Húmeda. De ahí, chorrea el dinero que permite vivir en condiciones lujosas y haraganas a 7 millones de argentinos, de los cuales por los menos 4 millones viven en la zona metropolitana, la portuaria. Mire, señor Potencia Extranjera, si usted corta los 4 accesos del conurbano, donde vive la raza inferior, los portuarios pueden llegar a morir de inanición pues no tienen quién les cocine. Mande, señor Potencia Extranjera, espías -deben ser arios,preferentemente rubios, que posen de turistas, católicos o judíos y QUE NO HABLEN CASTELLANO, pues serían sospechosos- a deambular la zona norte del puerto, los barrios, en especial, de Palermo y Recoleta, en un día de lluvia. Lea atentamente esos partes de inteligencia. Que narran mayor desesperación que los irakíes durante el genocidio yanqui. Ajá Simplemente, llueve.
O sea que cortar el agua, la luz, los accesos para la raza inferior (la proletaria) y desbordar apenas el cauce del Río de la Plata que los portuarios solo disfrutan si están arriba de los 20 pisos en una torre, razón por la que un pequeño, nada grave, desvío del cauce del río, por ejemplo, una bomba en la aduana, puede, sencillamente, significar la rendición total e incondicional de la Argentina. Otro consejo, use una bandera de un color copado, fácil de hacer. Los portuarios izarán junto a la bandera de rendición su bandera, muy orgullosos, y le pedirán, eso sí, señor Potencia Extranjera, un contrato en su embajada. Déselos, a cambio de que defiendan la nueva nación. Cuando las oligarquías provinciales no tengan salida al puerto. Y crezca el odio de las razas inferiores contra la ocupación de la patria. Ahí, señor Potencia Extranjera, vuelva a su país. Mírelo por tele. Se van a masacrar en su nombre.