jueves, enero 10, 2013

Le apartó las golondrinas en la frente y le dijo voy a meterme en tu corazón.

Con los primeros mates, si no he tenido, digamos, una noche movida, se me suelen ocurrir buenas ideas. Antes de preparar, con lo que encuentre a mano, un desayuno "creativo". Como la contabilidad de los contadores que son amigos de los de la AFIP y el Poder Tribunal. Son, suelen ser, ideas mansas, ideas quietas que se van desperanzando, como un lagarto confiado y paciente sobre la arena, ideas que finalizan la pereza sobre un terreno conocido.
Bueno, resulta que hoy no es el caso.


Los desayunos que puedo llegar a preparar dependen en buena medida, obvio, de lo que tenga. En las mañanas en que algo tengo en la heladera. Bah, casi siempre, algo tengo. Y si, también depende de  si anoche, antes de dormirme, cené o no. Suele ocurrir que no. Por que me senté a escribir algo, se hizo tarde, cerraron los lugares donde comer o no tenía plata y los amigos a los que les suelo caer ya se durmieron o no están ya con el teléfono apagado o así, infinitas variables.
Lo mejor es tener siempre cosas que duren en la heladera. Algunas verduras, no tan duras. Huevos. Galletitas de agua, secas. Cosas así. Con eso te hacés un omelette, que ni idea si así se escribe. Pero ojo, maricas, más vale que tengo el estómago acostumbrado al café con leche y tostadas con manteca que me preparaba mi abuela, por eso es que el omelette o como se escriba, es posterior al primer desayuno. Con suerte, tirando ya a la media mañana.


Con los primeros mates y el sabor más amargo hay que despertar los dedos, si es con alguna idea buena, tanto mejor. Sino narrando, como ejercicio o simple desayuno, cualquier cosa. Lo que siempre funciona y te otorga, palabra horrible si las hay, disciplina, es cuando nada se te ocurre, escribir sobre lo que estás haciendo, incluyendo, claro, que nada se te ocurre.
Siempre con una sola canción, de manera repetida.
Entonces, así, mantenés el mismo ritmo.
Si te aburre, por lo menos el mismo disco.
También es buena idea memorizar y acostumbrarse a los ruidos exteriores, cuando tienen alguna rutina.
Por ejemplo, los camiones remolcadores, los pájaros, los vendedores ambulantes, la gente que sale a trabajar, el crecimiento del calor mientras el sol toma posición va trayendo, si se presta suficiente atención, una misma partitura de ruidos que más o menos sin mayores variaciones -por lo menos en el campo de la imaginación, que es la que decodifica- se reitera, mañana tras mañana.

1 comentario:

  1. Sos tan, tan... tan vos.. De dónde te informás?: de radio pasillo de unas viejas de mierda desayunadas con la hiel vomitada de ayer recogida con esmero, regurgitada con una pizca de sana envidia por el talento del esfuerzo flojito pero constante que te permiten asomar la puntita de la nariz del nauseabundo mar de mierda que ahoga a los nacidos bajo el signo de mediocridad?
    . Sos un tipo aburrido con verba altisonante, como un scooter con escape libre; lo importante es tener algo que decir nabo. Y metete tus chismes baratos en la nariz junto con todas las otras mierdas. Que te sea leve, chau.

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