Cuando tenía 9 años quería ser santo. Nunca, ni en la falsa humildad de la infancia tuve humildad espiritual. De la humildad económica es mejor olvidarse.
En un retiro hasta un lugar lejos de la provincia de Santa Fe en las afueras de Funes (había un 9 de River en ese momento, homónimo) se lo conté, mientras tocábamos la guitarra, a un sacerdote muy joven y bueno que prometió rezar por mí. Recién se había ordenado. Venía de ese lugar extraño y lejano que era el Vaticano. Donde se escondían, decían mis amigos del barrio, el oro y la riqueza escondida del mundo. La escondida era un juego popular entre nosotros. La Escondida era también un ritmo de folklore y lo sigue siendo, también sigue siendo un coto ilegal por el arroyo La Picada y un salón de Palermo, de los tiempos donde la adolescencia blanca hacía piyamas party y nosotros ferias de fanzine. Y sigue siendo un verbo melancólico para cuerpos que empiezan, por eso del corte del velo que decía Lacan, a ser ajenos.
Yo vi entonces el rostro tierno de la fe.
A veces lo extraño.
En un retiro hasta un lugar lejos de la provincia de Santa Fe en las afueras de Funes (había un 9 de River en ese momento, homónimo) se lo conté, mientras tocábamos la guitarra, a un sacerdote muy joven y bueno que prometió rezar por mí. Recién se había ordenado. Venía de ese lugar extraño y lejano que era el Vaticano. Donde se escondían, decían mis amigos del barrio, el oro y la riqueza escondida del mundo. La escondida era un juego popular entre nosotros. La Escondida era también un ritmo de folklore y lo sigue siendo, también sigue siendo un coto ilegal por el arroyo La Picada y un salón de Palermo, de los tiempos donde la adolescencia blanca hacía piyamas party y nosotros ferias de fanzine. Y sigue siendo un verbo melancólico para cuerpos que empiezan, por eso del corte del velo que decía Lacan, a ser ajenos.
Yo vi entonces el rostro tierno de la fe.
A veces lo extraño.
Oh, Lucas, criado yo en el duro arte de caminar por el mundo sin otro paraguas que las preguntas sin respuesta, he envidiado alguna vez, a los portadores de una fe que ni siquiera me ha rozado.
ResponderBorrarSi fui alcanzado por algún que otro rayo de éxtasis existencial, de la mano de la piel de alguna bella mujer o la simple mirada al cielo nocturno.
PS
que lo pario, me fui de manbo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarLuquitas cuando salgas del pedo infernal en el que debés estar después de ver que la opereta del ponebombas y entregador no dio resultado, escribite algo sobre el nuevo papa.
ResponderBorrar¿Cómo era?
Ah sí; LTA!!
;-)
Yo vi al papa de chiquito en lujan, digo vi, pero en realidad me llevaron y no vi un carajo. Lo unico bueno que recuerdo eran unas cajas de cartón que se usaban a modo de periscopio. uno miraba por un espejito que apuntaba para arriba y arriba habia otro espejito que apuntaba para adelante. La cosa que me sorprendio tanto la simpleza de esa cosa que la recuerdo muchas veces. A el papa no lo vi nunca y habia tanta gente que se me vienen los recuerdos del miedo que sentia.
ResponderBorrarLa verdad , dan lastima algunos comentarios , en distintos blogs , respecto a la coyuntura eclesial.Sin ser un experto , se pueden acudir a varios sitios en internet ,Vaticano incluido o Servicioskoinonia , Relat , Catholic Net ,donde la informacion esta a un clic. Pero es mas facil hablar al pedo , copiando y pegando , bardeando o chupando la media.
ResponderBorrarCarrasco sortee un poco de Dopamina , entre algunos de sus comentadores, les hace falta.
Saludos y nunca menos.