martes, marzo 19, 2013

Tarea fina

Hoy me peleé con la mujer de la inmobiliaria. La vida, de este lado del mostrador, no es fácil. Salí, furioso, me topé con una amiga que hacía mil años no veía. Buena mujer. Está grande. Como, supongo, me habrá visto a mí.
Compré una docena de facturas que no me gustan en la panadería. Se las regalé a los pibes de la esquina que me contaron, como siempre, todos los movimientos del barrio. Es bueno saber.
El periodismo es una manera sofisticada de saber los chismes. Si a eso se le puede agregar algo de pericia analítica, bienvenido. Pero sucede en pocos casos. La mayoría de las veces las categorías interpretativas están colgadas sobre una soga con un broche, marchitándose, a la espera de la ocasión. Y aburren. Soberanamente. Se nota. Que las categorías que usaban para ordenar el mundo estaban antes de que lo analizado suceda, con ansiedad de señorita a la que sacan a bailar. Y es al revés, che. Hay que crear los instrumentos de investigación a la medida del objeto. Sin desprecio por la historia ni obviando la articulación y el contexto. Es, tarea fina. 

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