domingo, abril 07, 2013

El magiclik que tenía 4 años de garantía




Algunas personas nacemos en algún lado, otras no.

La misantropía, a menudo tomada como femicidio epistolar por los abundantes policí@s del lenguaje, es la única manera elegante de adoptar ilegalmente la humildad.
Hay que deslubertinarse sin perder el cinismo jamás.
Señoritas.
Ya sólo un pobre costillar enorme.
Garrón de un cuchillazo.


La humildad, Osho de las actitudes. Pero las actitudes son las tácticas de la personalidad y cualquier estratega - o mujeriego- sabe de la conveniencia de contar con un amplio abanico de tácticas.

El business de la crítica de los medios nace en los 90, pendejerío. Acá hay un link de prueba (ojo que es fuerte lo que van a ver)

Después estamos los expertos en tribunales del mar, parlamento iraní, embarazos de la farándula, leptopirosis, copa del rey, antisemitismo, guayaberas de la desesperanza que cargamos sin querer saber en su pelotudo optimismo, en fin, tamnpoco es taaaaaaann importante. La todología sonriente y dramática, fingiéndose iconoclasta, vestidos como pendejos idiotas, saludándose como si no se acabaran de ver mientras planeaban cómo aparecer inteligentemente graves y graciosos entre luces de colores y reidores grabados para abaratar costos de producción. Este siglo no perdona el aburrimiento. Quizás por eso todo termine en una gigante masacre nuclear. Mediría bien.

Y los comentaristas de este blog, que antes de que ocurra la tragedia -y aunque no ocurra- ya han escrito quién es el responsable, naturalmente.
Merecen un captcha.
La maldición 2.0




El aligator antropomórfico parlante más famoso, descendiente de la conquista -atenti acá, indiegienistas sanitarios, hay colonización, yo propondría un urgente Para leer al Lagarto Juancho- se adaptaba con naturalidad a su captura y como Marta Lynch había cierto erotismo antagonizante con los represores.
 El burrimiento, mientras no sea aburrimiento, todo bien. De ahí a tomarse demasiado en serio la inexorable decrepitud de la vida y tratar del modo más idiota de evitarlo, hay un pasito. Al abismo.

Yo estaba almorzando con mi familia y Mauro Viale en el canal de Eurnekian, de donde surgió el semillero de periodistas militantes del gobierno nacional y popular, terminaba una entrevista al presidente Menem y una escaramuza de minitas con pocas tetas -lo que en mi adolescencia se traducía como pecado insobornable- que luego tuvieron la voluntad política de hacerse una operación de prensa con siliconas, se agarraban de las mechas, gritaban sus enojitos tan histéricos que uno no sabía si reírse o cagarlas a patadas (pero ya entonces se consideraba que estaba mal pegarle a una mujer, aunque lo mereciera) y pusieron, en el mismo programa, un pedazo de otro programa, de Canal A (el Canal Encuentro de los 90, que era privado y de cable, no terciarizado y de cable, como es Encuentro) que conducía la biógrafa de Lynch, y se peleaban los ex esbozos Beatriz Sarlo y David Viñas, y éste último se levantaba y se iba. No era el gordito boludo (con derechos humanos) de TVR queriendo parodiarme de cuando me fui de 678, era David Viñas y Mauro Viale. La historia, tragedia y farsa. Que Marx astuttamente le adjudicó al henio de moda.
Qué sorpresa enorme es Pablo Rago haciendo análisis políticos, en plena discusión. Es inteligente, sabe polemizar, es buen interlocutor. No le conocía ese rol, lo estoy viendo discutir con Andy Chango.




Mientras el agua canta en esa fuente.
Violento e imbécil, esa novela canallesca escrita por un loco en las noches del café Montevideo está naciendo siempre, entre apalusitos al compás de la orquesta.
Tira estrellas bailando bajo el humo. Como si fuera planta que la cría. Y sin embargo. Su belleza infantil de ingeniería.
El aire de importación. Ese acento.
Esos señores.
Cuando perdimos la posibilidad de ser anarcos bajo bandera, gracias al posmoderno neoliberalismo vivíamos obligados, por los andariveles de nuestra rebeldía, que era marginal y buscábamos, entonces, la marginalidad, cuando el rock se recibió de compromiso solidario y luego se retiró hasta el día de hoy a cobrar honorarios.
Las propinas de un sistema de mierda que ni Magnetto se atrevería. Pero el rock, que es el folklore de la globalización, es demasiado conservador como para poner en cuestión a SADAIC.
Esos señores.
El INCA, ACTORES, SADAIC y SADE son los pilares de un sistema de medios que tiende a los monopolios.  La razón del enemigo.
Pero la mariposa nace y muere y no aprende nada. Eso no es tan triste. Triste es ver su cadena de huevos en el hollín.
Machito Ponce fue el único intelectual que supo anticipar el retorno de la política.
Cuando Jazzy Mel era el neconservadurismo de época, o sea, un megamix y la pelota se manchaba lo más pancha. Memoria, verdad y justicia:





Scioli, el leninista sin horizonte, confirma que los muertos son 35. Pero como son 42, Scioli confirma que son 42. Scioli, luego, confirma que los muertos son 51. Tira hipótesis, Scioli, pero se publican como confirmaciones. Es todo tan lindo, señoramente. Que hay que comprarse un buzón en cuotas, total es a tasa cero.
Corea del Norte evacuó sus embajadas y Barbarita Vélez graba para una tira que se llama Somos Familia. Creo que Barbarita, desde la perspectiva filosófica -como diría el obispo de la democracia, Mariotto- está a favor del desarrollo de la energía nuclear con fines bélicamente pacíficos, dado que, no tengo ningún elemento para creer que no.

Las estadísticas también dicen que jamás habrá un Papa latinoamericano.



Cuando los ministros dan conferencias saraseñas de prensa, tienen una botella de agua mineral. No toman agua potable. No lo ven como una causa política. Les falta imaginación para que alguien les crea lo del retorno del estado.  Ni siquiera de que sea cierto, es un asunto de imaginación.
De incultura literaria, digamos.


Esos días maravillosos de la década menemista yo los desperdicié, mayormente, en la izquierda furiosa, lo que me permitió, con el tiempo, revalorizar y balancear las cosas. Y jugar el juego estúpido de andar tirándonos con archivos como almohada del piyama party. Pasa que me aburre toda esa gente que se niega a cumplir años. Aunque los festeja, en cada aniversario, con pompa y circunstancia. Paseando un Espantapájaros por calle Corrientes. En los 90 te cagaban a palos y te reías, seguramente era una cámara oculta. Los fanáticos de San Lorenzo tienen esas bromas contra los de Independiente.  En los 90 teníamos un proyecto de país: disolverlo.
Desde entonces la intelectualidad, la cultura y el arte, se negó a pensar el país. Negación perseverante que se disimula con categorías de ocasión, que destiñen, pero es lo que hay.
El burrimiento es mejor que el aburrimiento.
Entendelo o te quedás afuera.
Carne azul, colgada en la heladera.
A esta época a la que le falta algo, asado a la parrilla sin pan, hay demasiada prisa por narrarla. Como si se quisiera concluirla, con un oficialismo carente de imaginación, que tiene una literatura de clima destituyente. O concluyente, que es lo mismo, en la geografría universal de la escritura. En la gelidez ceremonial, en los disimulos que supone la corbata en pleno invierno.

En la radio nadie se trataba de usted, como ahora. En las canciones sí, porque se las vendíamos al mundo. A Europa. O algo así. Yo ni me enteré. Pero había rumores. Y nuestra farándula no era como ahora nacionalista. Sino internacionalista en la modalidad trotskista: impotente y bolacera.
Y yo tenía una novia hermosa, que vivía a siete cuadras larguísimas, las cuadras más largas que jamás después nunca caminé, a siete cuadras de mi casa. Allá en Paraná. La ciudad a la que llego en media hora. Mientras escribo arriba del colectivo. Y amanece, tranquilo, el río. Esa mismidad que te da calma y es furia y es, nuclearmente, la condición de posibilidad de la especie humana. Pero en la algarabía del escarabajo que no piensa pero medita porqué duele tanto, ésto resulta, extensamente, incomprensible. Cornamenta viva.





En el libro de autoayuda "Cómo levantarse a la vecina de tu novia", aún inédito, se plantea el dilema de la existencia en tanto devenir hacia la conciencia. Lo que necesariamente implica informarse como prefijo de la no forma. Lo informe. Como imposibilidad de uniformización.
Y es que hoy anduvo la muerte entre mis libros.

Descuajar y costillarse, en la segura voz de Zitarrosa, palabras secas y contradictoriamente con eco de huella fonética, vagayito mío, haciendo leche, esperma, osamenta, cuero y sangre, media tonelada de huellos astillados.
La resignificación -esa sutileza de la historia de la cultura- bajo sospecha de subversión.
Los edictos de la sintaxis, sombra a sombra, amagan volver en forma de presumida carrera de embajador de la casa. En mi barrio vive el presidente hippie. Medio indie. Cuero y sangre. Pingajo.  En plena estupidez sentimental de la memoria, la verdad y la justicia. Por las partes que nunca habían dolido. Y eran tantas partes. La res. La resignificación.
Peripecias, dirían los monaguillos de ese pretencioso y vulgar, palermitano digamos, género literario en decadencia que es la Crítica de Cine, enmayusculada para esta noche de gala. Las siestas clandestinas. Mis sesenta cigarrillos diarios. Río y baten de a dos.
Hemos viajado por todos mis caprichos.



 El misal del sentido común se despliega boludo en los decires urgente, inmediatos de cuando, sencillamente, no hay nada para decir. Se le falta el respeto al silencio. Se lo minimiza. Sufre una campaña de demonización que ya es algo urticante. Porque la ausencia y el silencio no tienen sujetos sociales en sí y para sí, su henialidad, digamos, capaz de defenderlos. De guardar y honrar su memoria.
Pero no hay nada que hacerle, soy de la generación de Samantha Farjat y Amparo Ochoa.
Estalacnitas estalinistas que te rompen los huevos.




Néstor Kirchner corrió el macabro y monárquico tedéum, sin anularlo, sin bajarle el cuadro, fue por que  no le gustaba tomar mate. Y sin embargo yo creo que la vieja es mejor que el tuerto. Y los dos, la vieja y el tuerto, mejores que el intendente de Uruguay, la guantánamo con derechos humanos, que se recuesta en Brasil para sacarle algo a la Argentina, como cualquier puntero versado en conservadurismo lúcido. Claro que la lucidez es algo que escasea en los paraísos financieros donde se exportan jóvenes.


Jazzy Mel cantó en 1992 en el programa del kirchenrista Marcelo Tinelli. Después "viajó 40 días a Europa" que todavía no existía, era un continente. Pero bue. A las dos semanas ya habían pasado los 40 días y tenía un recibimiento especial en el programa de Tinelli, donde Jazzy Mel siempre presentaba las chicas que se incorporaban a la banda. Era un letrista que incluso llegó a poner una palabra esdrújula, cosa que no se conseguía en el programa menemista de Pergolini. Donde siempre estaban Los Ratones Paranoicos, que, para los menores de 45 años, eran un fake de Los Rollings pero con menos plata y sin derechos humanos. Pomelo, en jerga de viejitos piolas.

Y nada más. Me voy a dormir. 

5 comentarios:

  1. Un post q empieza "Algunas personas nacemos en algún lado, otras no." no es militancia, es poesía.

    Bueno, tal vez no.

    Che, una cosa.
    Si, como dicen todo el tiempo, los de La Campora están siempre en los barrios, la gente de los barrios ya los conoce. Y si ya los conoce, ¿para que usan la remera de La Cámpora?

    Ah, y eso de llamar "barrios" a las villas es muy pobre ejercicio semántico.

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  2. Militonto de izquierda: creías que ibas a hacer la revolución y terminaste en la parroquia, celebrando al Papa y haciendo caridad.

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  3. Resultado que el autodenominado izquierdismo, al igual que Miceli, se pone mal por las pecheras, me cacho, justo ellos, que si van a un marcha por un atropellado ponen la bandera.
    En fin, nada mas que impotencia, sigan leyendo Clarin y preparen el pochoclo por que vuelve Lanata.
    Sigan asi que nosotros seguimos para adelante.
    Suerte con Altamira, el chipi y santos biasati.
    Y Binner? debe estar haciendo campaña por Capriles.

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    1. Cuantas pelotudeces escritas en un solo comentario...

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  4. Me da una bronca que en internet no se pueda hacer zapping. Ponele que tenes 4 o 5 ventanas abiertas, te tiras en lo que sea, un sillon ponele, y vas cambiando y actualizando con el boton del control. Peor la tabletas que las tenes que sostener con la mano. Da fiaca y aburrimiento. Yo nací en el 77 y por ahora nada superó a la tele que me crió. hasta hace un tiempo me cevaba mirando los portales de noticias para estar al tanto de la ultima boludes que decia tal o cual. Ya me aburrió, ahora pongo un canal de noticias, que ya se avivaron y se actualizan hasta mas rapido, mas seguro y con mas dinamica. De internet me gustan los comentarios (hasta de picapiedras) de la gente y encontrar conocimientos mas profundos de lo que me gusta.

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