martes, mayo 28, 2013

El rocanrol de los idiotas

Por Vidrios Polarizados

El consumo discográfico empezó en esas terrosas zonas de ciudadanía de baja intensidad que Guillote O´Donnell coloreaba de marrón caca en el alucinante mapa de la democracia delegativa argentina, Tucumán, Salta, o lo que Richard Sidicaro se ingenió en clasificar como una oligarquía política sin ideas, la aristocracia peronista provincial de rostro inmutable, las chicas de formato emocional decimonónico que aparecen en las películas de Lucrecia Martel, y ya un poco corridos a la zona verde de la institucionalidad que predicaba Guille, las canciones de Karina fueron empezadas a escuchar por la hija del chacarero agroindustrial de Las Parejas que votaba Kirchner en el país y Reutemann en la provincia para ser burguesía nacional. Con los años llegaría a ser consumida por los centros urbanos,  y en el amba estaría expresada la tensión entre primer y segundo cordón del conurbano bonaerense que se refleja en la representación que irradia la propia Karina. Si el kirchnerismo fue (al menos estéticamente) la batalla verbal (llamada “vuelta de la política”) entre sectores de clase media con equivalentes idiosincrasias e ingresos, lo que Karina representa no tiene nada que ver con eso: ella es un fenómeno poskirchnerista, porque representa un conflicto con menos aspiraciones intelectuales al esponsoreado por el kirchnerismo, y por lo tanto en mejores condiciones de ser  identificado y conducido por el político peronista que herede a Cristina en 2015.
Karina dice: no quiero que me regalen nada, no quiero compararme con nada, no quiero hablar de mi música, no quiero darle expectativas semánticas a la obra, no quiero ser la contracultura de nada. Decide transitar la larga marcha capitalista bajo el riesgo modernizador de los Serantoni, se somete a las luces y sombras del viaje en mainstream, Karina dice que el aval lo da también  la masividad, el éxito es un elemento que forja la obra,  establece la clásica relación pop con sus fans y persiste en ampliar su circulación musical mediante los canales empresariales que brinda el sector privado agigantando la figura de la self made woman que nada debe al marido, al estado o a los padres.  Frente a esta decisión política de Karina, vemos al rock nacional absolutamente subsidiado por la tarasca pública de festivales donde el arte no es sometido a ninguna clase de riesgo. Los muchachos del rock están contentos y aliviados porque la guita anual llega sí o sí, no hay que llenar ningún auditorio, ni pasar por el juicio artístico que significa pagar una entrada.Una muestra más de que el rock, en términos estéticos, musicales y políticos, está muerto. El rock es ese jubilado joven que tramita la pensión anticipada por invalidez creativa.
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Karina no etiqueta ni define su música como cumbia como el político moderno de masas no define su peronismo. Escribe la página maldita de la movilidad social ascendente, se diferencia de los negros, no pronuncia ya la palabra cumbia, muestra sus afinidades electivas con otros géneros musicales como parte de su superación artística, como parte de su progreso. Pero esa ruptura declarativa no se define como tal sino que busca barnizar la tensión, pacificarla en una alianza para el progreso porque Karina conoce la diaria del boxeo semántico-clasista que despliegan las karineras del primer cordón contra todas las demás que están del otro lado del cordón aunque se trate solo de seis grados de separación, les dicen putas, negras, peteras, tragacheles, les critican la ropa y las falencias ortográficas, las fonéticas, las karineras del primer cordón aplican cierto beccarvarelismo silvestre-popular que transcurre lejos de la urbe que patrulla la policía inadista, por suerte el kirchnerismo no se ocupó de este kkk karinero y Karina que como yo se crió en el primer cordón sabe que hay aplicar el siga-siga, que hay que tener los puentes tendidos porque las putas, negras y peteras son también karineras aunque del segundo cordón, y todas escuchan compulsivamente la discografia de  La Prince, todas comparten una visión del amor, comparten electorado, porque este no es un país dividido y mientras haya policlasismo musical, hay esperanza.
Karina hace solo las citas que corresponden cuando de cumbia la obligan a hablar: Leo Mattioli y Pablo Lescano. Punto. Fuera de eso, nada. ¿Gilda? Karina no dice nada que no sea diplomático. Es interesante ver como Karina establece su asociación de intereses con el mercado que la potencia: se deja condicionar comercialmente para utilizar la capacidad instalada de los Serantoni y no negocia la línea musical con la que viene forjada desde antes: una cumbia santafesina estandarizada con influencia básica del Grupo Trinidad. Si los Serantoni (después del apogeo y caída que el género tuvo en la década del ´90, cuando la revolución cultural menemista promovió la legitimación desculpabilizadora de la cumbia entre las clases medias y altas del país) dinamizaron el negocio de la cumbia a través de una modernización estética de sus estereotipos afines al pos-dosmilunismo con la irrupción de la cumbia villera y el pibechorrismo y su actualización motomelista con el wachiturrismo y la cumbiaflow-reggaetonera, Karina no participa de ese trazado estético, ni tiene nada que ofrecerle; ella comparte la infraestructura y conserva la autonomía musical de la cumbia clásica porque su pretensión apunta a la solidez musical y no a una representación estética lineal efímera que en realidad no representa nada. Cuando a Karina le preguntan por la fauna que trajina el escenario de pasión de sábado, ella no dice nada o dice no tener nada que ver con ellos, y lo dice con una muy amable sonrisa. Karina está en la cumbia pero no es de la cumbia (como Mattioli y Lescano). En esa indefinición y en ese silencio radica su impresionante onda expansiva interclasista y su indiscutible fortaleza musical.
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Lo que nos lleva a la gran verdad oculta y negada de la cumbia femenina: la evidente y clara superioridad musical de Karina por sobre Gilda. Las dos pasaron por la prueba del ácido que se origina en la creencia educativa de la clase media (baja) que está en la base de la cantante de cumbia: las dos dijeron “yo no voy a cantar cumbia”, ese mar de tensiones que se desborda en la gramática del primer cordón del conurbano bonaerense, pero Karina habla ese lenguaje con menos vergüenza porque es parte del sacrificio que la púber hace para crear su mito a star is born. En Gilda la reacción es más conflictiva porque es la mujer adulta que baja al fango después de los apremios económicos. Karina aplica la lectura maoísta al hablar de la obra de Gilda: demasiado pronto para opinar, demasiado poco (s discos) para opinar. Seguramente los recién llegados al populismo desde la comuna catorce se indignen ante el destrato hacia Gilda, pero no se enojen chicos, hablamos de superioridad musical, no simbólica, lo simbólico está a salvo porque el pobrerío entronizó a Gilda aunque lo que ahora suene en la diaria sea Karina, a Gilda la ponen en las fiestas y la bancan pero en la vida cotidiana suena Karina. ¿Por qué? Porque Karina tiene siete discos parejísimos y sólidos, con canciones bien hechas, más cantables y escuchables que bailables y como mínimo 25 temas con categoría greatest hits que hoy en el país no tienen la mayoría de los nuevos artistas que pueblan la oferta monotributista nacional.
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Si Karina trata con látigo y mano de seda esa tensión sorda entre los cordones del conurbano que para el kirchnerismo cultural no existe, se comprende por qué es sistemáticamente excluida de las fiestas populares que organiza javier grosman para la clase media politizada argentina, aun cuando julio de vido la haya convocado ocasionalmente a un evento de su armado diverso de masas. Karina no tiene nada que ofrecerle al debate de ideas que la clase media militante ornamenta con  forzada ostentación beligerante. Karina no tuvo que resistir a los ´90, solo hace una escucha tardía de Los Redondos estrictamente musical, no se juntaba a tomar una birrita con los pibes en la esquina, no le echa la culpa de sus problemas al neoliberalismo, ella canta amor decimonónico, melodrama y neurosis pop para alegrar al país no dividido. Karina predica el esfuerzo popular para el progreso, ella no quiere vivir del estado, es una votante pobre del partido republicano (que también es un peronismo), Karina quiere tocar en niceto sin alterar el circuito discoteril suburbano en el que sutura la tensión, quiere tender un puente de plata a la batalla cultural para que se vaya tranquila, quiere que venga la despolitización para que los sobrepolitizados se relajen, hagan palmas, canten, y sepan que sin ellos, igual la política va a estar bien.

17 comentarios:

  1. Ché enano que nota más profunda. Vos sí que estás para más. Sos una luz. No sé como no te quieren liquidar los viáticos.
    Tucho de City Bell.

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  2. si esta mina no vivio los 90s, que vote por Lanata simple chavon
    y para los que la siguen lo mismo



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  3. Yo a Carrasco trato de entenderlo (sus posturas e ideas) y ver para que lado quiere disparar. Pero está en la cornisa. Quizás no quiero que un tipo que tiene una cierto desparpajo, que puede contribuir a que no nos gane la solemnidad, la pereza triunfalista o la obsecuencia, se termine alejando. Pero esta jugando a destruir, a la chicana barata. Se nota en él una agresividad creciente que parece una rebeldía bastante hueca centralizada últimamente en reclamos y descalificaciones. No entro en suposiciones mas allá de lo que escribe porque no corresponde. Lo que sí queda claro es que esta teniendo contradicciones fuertes entre lo que pensaba y lo que piensa. Está este blog para corroborar como está poniendo el carro por delante del caballo. Para terminar, Carrasco comete un error infantil para alguien curtido en política al decir algo parecido a "no hay que agradecer lo que corresponde por derecho".

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  4. Impresionante nota, los comentarista avalan

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  5. Al debate de ideas, a la propuesta política, buena o mala, siempre le van a responder con violencia o indiferencia. Saben que si se sientan a terciar ahí pierden, o revelan lo que son. Tienen que ningunear y el mercado en eso es un titán.
    Más que combatir con contenido, más que responder al contenido, creo que hay que poner una actitud de consumo y producción distinta, también incluyendo todo esto. Los festivales rodeados de peñas, técnopolis, los chamameceros y los carnavales, el festival santiagueño guarachero en gonzalez catán. De ahí algo nuevo hay que sacar.

    http://www.panoramio.com/photo/50648550

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  6. La recaudación aumentó 35%, la emisión fue de 40%....

    Por qué dice la "oposición" que la inflación es 25%?

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  7. La diferencia que hay entre el nivel de libertad en EE.UU. y en Argentina es la misma que hay entre una cacerola y un rifle de asalto.

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  8. Estas haciendo apología de la sobredosis de drogas en esta foto.

    http://www.perfil.com/politica/Blogueros-K-salieron-al-cruce-de-Lucas-Carrasco-tras-su-entrevista-con-PERFIL-20130528-0028.html

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    1. Mongolina... hace 5 años esta sentada en La Triple D gritando por un derechoso y se fue a meter con el afeminado rodolfo?
      (no confundir feminización con sensibilización)

      Es la típica derechosa disfrazada. Subsidian con plata ajena.

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    2. Carrasco, sos vos Panqueque cosmico?

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  9. Después de Octubre el dólar se va a 15.

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  10. Karina no quiere vivir del Estado. ¿Quien Quiere?. Karina es una laburante más que trabaja en la música, no creo que se haga tantos cuestionamientos y no va a faltar mucho para que León Gieco la convoque a cantar a algún disco y seguramente va a aceptar porque, como buena laburante que es, no creo que le tenga tantos prejuicios de clase.

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  11. Fap, Fap, Fap, Fap, Fap, si algo de ese frenteantipopular sigue existiendo, por ahi lo veran a Lucas...

    "con los que quieren a capriles, y con los que no lo quieren"

    Saludos!

    German.

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  12. El chabón este habla de las karineras del segundo y el primer cordón, pero se olvida que para las del primer cordón existe Agapornis. De hecho toda la reflexión olvida algo tan básico como que existe Agapornis.

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