Respuesta a Abel Fernández

En algunas tertulias nocturnas lo he dicho. No, mentira. Creo que en todas desde que Susanti Pancho fuera electo dictador del Vaticano. Soy un obsesivo. De las tertulias. Y de mis teorías.
En general, no las escribo del todo. Las suavizo, más bien. Aunque en lo escrito, se filtren. Por ejemplo mis constantes críticas, la imposibilidad de hasta llevarse bien con el Centro de Estudiantes del Conurbano, La Cámpora, que se pusieron el país de sombrero desde el 2011 y así nos va. Cosas que cuento ahora. Por que puedo. Bah, por que ya no me importan. Al ritmo del protector bucal ya sabés que te golpean, nada más.
Me acuerdo, sobre todo, el año 2011, la elección de Cristina. Una gran elección. Tras esa elección, al cierre, yo conté a una mesa de periodistas en un bar de la 9 de julio, que "hasta acá acompaño, ya no creo más en esto" Fui, después de comentar el resultado electoral en 678, a cenar con un amigo. De ahí me pasó a buscar una chica hermosa, que era mi novia en ese momento. No, claro, para que la historia se entienda, tengo que decir quién fue. Es. Aunque hace dos años que no la veo. Ya habrá tiempo de estudiar por qué el kirchnerismo se degradó hasta este punto, degradando, además, por un buen tiempo, el ideario nacional y popular y de izquierda. Por ahora, resta anotar que la lucha política debe centrarse en tratar de salvar sus políticas más progresistas. Lo que no equivale a defender al elenco gobernante, que hizo mucho por este país, pero cobró demasiado por su molestia y además nos mintieron descaradamente. Bah, que lo pruebe (JAJAJAJAJAJA) la justicia. Uno de los principales escollos para la defensa de las políticas de estado y las de gobierno progresistas que debemos a los Kirchner son, bueno, hoy día, el kirchnerismo.
Los tipos son crueles, egoístas y obsesivos con el dinero ajeno, hasta el punto de hacer mierda sin dudarlo a quienes no sucumben a su tentación por la guita y la vida millonaria. El problema es la despolitización que generaron de manera defensiva, de manera inteligente y hasta ahora eficaz. Es decir, discutir, por ejemplo, desde-dónde-habla, con un cinismo epistemológico digno de mejores causas. La vocación por la violencia de estos cobardes recién se manifestó con la Federal y la SIDE de su lado. Habrá que ver cuánta militancia quede ahora que comienza el declive: mi hipótesis es que quedará mucha. Pero no con los mismos jefes, naturalmente, puestos por Cristina por su calidad de bravos ejecutores de ideas estúpidas sin cuestionar.
El Centro de Estudiantes del Conurbano anunció un alto en el buen vivir legal de sus funcionarios para controlar los precios. Todavía lo estamos esperando. La sensación es que gobiernan los supermercados mientras estos Tío Rico se hacen los boludos completamente. La sensación, desde mi perspectiva, es bastante correcta.
Para el Centro de Estudiantes del Conurbano, que organizaron una secta de consumo de poder, incapaz de producirlo, para revertir, corrosivamente, los mejores logros del kirchnerismo, como el fútbol, el crecimiento salarial, la libertad de prensa, la libertad de asociación, la defensa de los derechos humanos, las paritarias, el federalismo...para ellos éste es un momento clave: se tienen que salvar, hablemos clarito, de la cárcel. Para lo cual, resulta intocable, en su ingenuidad, Cristina. Ellos, si se prenden a la defensa fanática de la presidente Kirchner, no necesariamente de sus políticas, zafarán. Serán tenidos en cuenta. Como Boudou. Y ahí se acabó la estrategia. Eso es todo.
Muy bien. Ante eso, ¿cómo pararse? Primero, entender que han criado sectas con ese pensamiento. Cristina es sagrada, el resto son mortales.
La anécdota que iba a contar: nos alejamos del bunker (un hotel privado, más vale, donde Cristina subió con el ladrón de Boudou y su novia ladrona y, también, de derecha. Un abierto desafío a los sectores honestos)
Yo cuestionaba eso. Explicando por qué, hasta acá, llegaba. Que sentía que desde la muerte de Kirchner, no sé, me veía obligado a acompañar, desde mi humilde lugar, pero que las cosas no marchaban. Poner al chorro de Boudou era plantear:
1: la prioridad del lucro por sobre la política
2: que lo único que importaba eran ellos, no los sectores que representan.
Era una mesa con varios periodistas de los diarios oficialistas. Ninguno me quería escuchar mucho. Uno, para cortar el clima, tiró el cruel chiste "hay que avisarle a Ballestrini que ganamos". Ballestrini estaba sin conocimiento, internado, después de un duro trance de salud. Mi novia en ese entonces, que estaba al lado, es la sobrina. Cuando le expliqué ésto, pidió disculpas. Hasta ahí nomás.
Esa es la clase de estúpidos, abiertamente crueles con los débiles, que son incapaces de escuchar una crítica sensata a Cristina. ¿O acaso no es sensato decir que Boudou es un payaso liberal y que Crisitna no puede explicar su enriquecimiento? No eran esas mis críticas. Eran mucho más duras. Y ácidas. Fue una buena manera de frenarme (en ese momento pensé que no sabían; sí, sabían, era para eso).
Cuando nombraron Papa a Bergoglio me llamó el secretario de Máximo para pedirme que escriba para la página de La Cámpora. Lo hice y tuiteé que salía en breve, sabiendo que no podía ser así. Bergoglio es honesto. Conservador y honesto. Me dan ganas, quizás lo hago, voy a escribir algunos párrafos mientras lo pienso, de colgar una parte de un poema larguísimo, de 300 carillas, que escribí en días de furia. Se llama Casa y Comida, habla, entre otras cosas, de mis parientes conservadores, del Opus Dei, funcionarios de las dictaduras. Y no en cargos menores. Es gente que conozco. Aprecio. Sé cómo razonan.
No me sorprenden. Todo el mundo tiene, en los poblados de donde yo vengo, una historia de marcianos y una caña de pescar, diría Tabaré Cardozo. Un sedicioso y un militar.
En las terturlias desde entonces venía obsesivo por que el kirchnerismo entienda que debía modificar su costado menemista, de pizza con champagne, en pleno proceso histórico de asunción de un Papa argentino, el más austero y honesto económicamente, de la historia mundial.
Un cuñado que se empeda y se viste de mujer.
En esa pérdida de reflejos del kirchnerismo, que hizo y deshizo, básicamente, papelones en torno al Papa, no entendió lo principal: su mensaje de honestidad. Su corrosivo mensaje de honestidad.
Hoy, las cartas están echadas (yo planteé que Cristina podía devolver la guita o donarla...muy iluso: tanto como lo que postula el Papa, y yo le digo Susanti Pancho, dictador teocrático, no le llevo mates ni le chupo las medias. Yo vivo de manera más austera, aunque no por que lo quiera: soy víctima rehén de mis ideas políticas)
Con inteligencia, Abel se burla de esta tirria de la realidad.
También leí ayer esa noticia. No me sorprendió. Termino acá. Buenas noches.