El Austrocristinismo

Los pocos kirchneristas que quedaron y leen de corrido jamás leyeron un libro de Laclau, es demasiado complejo para ellos. Los conozco. Son como Cristina, definida por Jorge Asís como formada en la cultura de las contratapas. Lo cual explica un rasgo muy propio de los emocristinistas (Gracias Coronel Gonorea por esta definición): policean ante cualquier discusión por su falta de formación política y de debate. Bien, ahí están, en los libros de Laclau (no es la ex esposa de Eldiego) las definiciones del austromarxismo. Don Laclau se refiere especialmente a Otto Bauer, que no es pariente de Bauer el comisario político de Atecé y Radio Reibel, sino un exministro de Asuntos Exteriores de Austria, cuyos escritos sobre nacionalidad y socialdemocracia dejaron huella.
El austromarxismo sirvió a Laclau para volver atrás sobre el estalinismo. Es una especie de energía dilapidada en la nostalgia. Que encaja a la perfección con el austrocristinismo, que vive de la nostalgia del kirchnerismo, pero como los perros que extrañan al dueño, mean en el living y se autoflagelan.
Es la única manera de entender por fuera de la mesa ratona del poder político a los que quedaron. Sin partir hacia la coherencia ideológica.
Allá ellos con su melancolía.
Lacan lo entendería como un proceso de sustitución.
La presencia de Correa en la Argentina hace que este proceso de sustitución de importaciones simbólicas del viejo kirchnerismo y de la región se torne opaco, trabado, como en la economía real.