El cristinismo no es ni falso progresismo ni falso peronismo, es el peronismo progresista

Título provocativo, para variar. Y es que escribir un blog sin provocar al sistema de producción simbólica establecido es como una mujer sin tetas. Compañeros.
Vamos al punto: la verdad siempre es dolorosa, al principio, como cuando te meten la pija por primera vez.
Esto es el progresismo realmente existente, no la Alianza radical-peronista que nos gobernó desde el 99 hasta el 2001. Lo siento con todo el candor de mi alma (mentira) pero esto es, sencillamente, lo real. ¿Que se puede -se debe, agregaría- mejorar? Por supuesto, es urgente. Aunque no queden razones para seguir apostando a esta mierda que apesta. Más que tratar de que el cristinismo no logre, como se propone públicamente, revertir pilares estratégicos del kirchnerismo, como el caso de los derechos humanos y las fuerzas de "seguridad".
Mientras tanto, hay que construir otra cosa. Mejorada. Aprendiendo las lecciones. La principal de todas es que si no hay mecanismos internos de democracia el movimiento nacional se torna fragil, se puebla de alcahuetes y termina a los bandazos, sostenidos, esos bandazos ideológicos, con milicos y presiones para amoldar el discurso a la irrealidad.
Tendrán, los cristinistas -quizás en 30 años y con nuevas madres reclamando por los derechos humanos- que hacerse cargo de los escuadrones de la muerte.
Puede que zafen de la guita que chorearon, pero de ésta es difícil: nuestro pueblo tarde o temprano reclama memoria, verdad y justicia