1) No baja, por supuesto. Los componentes de una política inflacionaria -para que el 10% más rico consuma, no ahorre y así haga girar la eocnomía con sus secuelas de desigualdad, miseria y autonarrativa festiva- se está desmadrando. Las medidas tomadas a la bartola, como la reciente decisión de Magnetto de obligar a Cristina a tornar más reaccionario el sistema fiscal a través de la suba del mínimo imponible, cagándose entera después de anunciar, y para variar, desdecirse, que comenzaría a cobrar impuestos a los ricos; están creando el cuadro necesario para que todo se vaya a la mierda. ¿Se irá todo a la mierda; para los incluídos? Por ahora, no. Falta. La buena administración económica de años atrás deja margen para esta chabacanería de derecha que pasó de querer cuidar los precios con militantes a militarizar el conurbano por los previsibles efectos sociales de la inflación. Ahora, se suma Granados a la cagada a palos a los pobres. Razón por la que Tino y Gargamuza redoblarán sus comisareadas a La Nación y a mí, que soy el culpable de tener razón. Y la Patrullera saldrá con lo de Malvinas o alguna idignación ética PERO BIEN LEJANA como si el electorado tuviera el nivel intelectual de su gabinete.
Vale la pena releer esto
2) Santa Fe, Berni y la campaña
3) La poesía, género sin lectores
4) Uno de los principales intelectuales del kirchnerismo, vuelve
5) Por los problemas técnicos, no slaió ayer lo programado sobre Mezo Bigarrena
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