Renovar el gabinete tampoco es magia

Para mantenerse callados, la alcahuetería de la que Cristina se nutre emocionalmente a cambio de presupuestos que naturalmente no le pertenecen, cifra sus esperanzas en cambios ministeriales. Como si fueran el Santo Grial del cambio. Por la manera en que conduce a la derrota la líder espiritual del Frente Para la Victoria, no hay ninguna garantía de que esto, en sí mismo, represente un cambio en la dirección de recuperar legitimidad y votos (en términos ideológicos, ya nadie se hace esperanzas. Apenas si reiventar la palabra conservador para darle alguna épica ligth). De hecho, antes de las PASO, Cristina hizo un cambio de gabinete que redituó en:

1) No ganar las elecciones de Santa Cruz, Santa Fe y provincia de Buenos Aires, como se pretendía.

2) Empeorar la gestión en Defensa y Seguridad, hoy las más cuestionadas.

3) Achicar su base de sustentación, logrando, contrario a lo que buscaba, que cada vez la defiendan menos.