Estamos invadidos por marcianos.

Ya ganó el FPV (Victorious Family Party, por sus siglas en Miami) desde que sus principales oponentes, a lo sumo, están en contra de la impunidad penal para los ladrones, como alguna vez lo estuvo el kirchnerismo, y piden profundizar "el modelo" con personas que no estén peleadas con los resultados: Urtubey y el progresismo, Scioli y los derechos humanos, Cristina y la transparencia, Moreno y los precios, Abal Medina y la realidad, La Cámpora y la militancia.

Después, hay cuentos de marcianos sobre que Filmus va primero, el cristimismo arrasa en Salta, Rovira en Misiones, a Cristina la ama el pueblo de Miami, en las villas hay DirecTV.

Nadie se toma en serio esos cuentos. 

Lo importante es que la pasión por la defensa penal de la familia presidencial es solamente funcional al objetivo no declarado pero explícito: la defensa penal de ricos y famosos con veleidades de salir en la tela. Cristina. 

Esta pasión por la defensa penal, que sostiene a un cobarde y miserable como Polémico Moreno, se explica, sencillamente, en que hay una supuesta clase dominante no integrada por la clase dominante, que está ofendida con Cristina. Versos.

El triunfo del ideario kirchnerista se expresó con contundencia en 2011: al 54% del FPV, se suman los magros pero desde esta perspectiva ideológica, consistentes, cosechas de Binner y El Hijo De alfonsín. Quienes a lo sumo plantean un sesgo más sojero en detrimento del sesgo extranjerizante en el petróleo que le pone Cristina a la economía.

Tampoco, ninguno se propone mejor la situación social, completamente decadente. Hay matices en cuanto al narcotráfico (a diferencia de Cristina y Binner, Alfonsín aparece más alejado) y en cuanto a las empresas nacionales (Cristina prefiere las extranjeras, como se ve en la traidora aplicación de la ley de medios) y en cuánto impuesto paga la oligarquía (acá todos coinciden: el pan a 25 pesos. Cristina llevó la alianza con la oligarquía al colmo, creándole un ministerio) pero en general, en estos puntos, la sociedad corre por izquierda a ese modelo. 

La discusión es en torno a quién administra. Y el peronismo, hasta el 2011, tenía fama de buen administrador, en detrimento del partido blanco, los radicales. 

A nadie escapa que la obsesión de Cristina por ser famosa y salir en la tele anunciando mil veces cosas que no hacía, le jugó en contra. Con lo cual, su aptitud para el trabajo, mucho antes de estar de licencia, se puso en cuestionamiento. Aparecen las imágenes de De La Rúa, también obsesionado con la tele, también sostenido por la policía -fuera de los operativos de prensa, De La Rúa no llegó a sacar los militares a la calle como Cristina- y no apostó tan fuerte por la censura como Cristina estos dos años. Aunque tampoco mantuvo a las clases bajas contenidas ni otorgó subsidios regresivos a las clases medias y altas para sostener su ecosistema cultural, a todas luces insoportable. 

El periodismo conservador da por sentado que el próximo período será administrado por el peronismo. Dada la renuncia a la política, loa distintos sectores empresariales se expresan a través de sus periodistas. Así, los conservadores de Cristina, dicen que si viene otro, que no sea cristimista -menemista con batalla cultural- será más a la derecha que ella, ja. Y los conservadores a sueldo de la otra heredera feminista, Ernestina, dicen que lo que vendrá será con mayor libertad y la reorganización de su negocio monopólico. 

Fuera de eso, está la realidad. 

Massa, alejándose del peronismo manchado de sushi. Cobos triunfando. Macri entendiendo que su lugar en el mundo es el antiperonismo, drenaje de votos kirchneristas al Frente de Izquierda, sciolización del cristimismo, auge de la UCEDE, consolidación del muy gorila socialismo, peronistas disidentes ganando con bases discurso ajeno al corporativismo sin dejar la impronta sociales, que dialécticamente, también dejó en la memoria esa corporativismo.

Es de marcianos seguir creyendo, hoy y acá, que el peronismo va a gobernar en 2015. No solo por la voluntad de Cristina, que busca en Macri su De La Rúa sino por el hartazgo de la sociedad con la metodología de considerar al estado un bien familiar. 

Esta situación, ojo, no es estática. La salida de escena de Cristina baja inmediatamente estos malos humores. Pero...

Ya los mismos peronistas huelen esto y quieren ocupar ese lugar simbólico del no-peronismo, cuidando los aspectos sociales del "modelo". Es decir, más kirchnernismo, menos cristimismo. Esa es hoy la fórmula ganadora.