Tregua de viuditas

Porno Católico

A la señora Ernestina le gusta robar bebés. La casualidad dio que no sean hijos de desaparecidos. Y no pudiera, así, purgar en la cárcel el delito de lesa humanidad de criticar a la presidenta. Esta viudita heredera de una fortuna cuyos orígenes se desconocen. Esta viudita vela por nuestra libertad de expresión.
A Cristina le gusta mentir y salir en la tele. Sabe que hay poco ruido penal. El país que ayudó a diseñar jurídicamente no solo no condena el enriquecimiento exuberante, pornodrástico, lícito y súbito. Su gobierno, incluso, lo premia. Siempre y cuando hablen bien de ella. O sean extranjeros con intereses rapiñeros en su país. Que por esas casualidades también está habitado por nosotros, los tibios. Los que no optamos siempre por la defensa penal de ninguna heredera que practica un feminismo de Para Tí cuando le viene al caso.
Esta viudita heredera de una fortuna cuyos orígenes se desconocen. Esta viudita vela por la Patria, con mayúsculas del original.


Por circunstancias que estamos acostumbrados a que nunca se conozcan, ambas han decidido correrse del escenario. Una trajo certificado médico. La otra el acuerdo tácito con su enemiga de culpar a su empleado. Un tal Héctor Magnetto. Muy pero muy malo, dicen. Nadie lo conoce. A la titular, sí. Gustaba, como la presidenta, de ir galas de millonarios con espíritu solidario. Y hasta progresista. Eran otros tiempos. Mucha agua subsidiada corrió debajo del feriado puente.
Las señoras se parecen tanto que se odian. De hecho, su enriquecimiento lícito fue durante el mismo período. La dictadura. Aunque ambas gustan mostrarse, por esas raras patologías nacionales, como víctimas de esa dictadura.  Son gente rara.

Ambas fueron menemistas tácticas. No lo querían a Menem, un tipo tan distinto a las heredera que se ufanaba de robar, que podía no ser el centro de la escena, que aceptaba críticas, que estuvo preso durante la dictadura, que se divorció, que no se jactaba de ser coherente. Además, con Menem las señoras tienen un problema estético.
También con Duhalde, esa gente un poco tostada.
Ambas le deben mucho a Duhalde pero lo maltratan sin verguenza.

Ambas fueron fervorosas kirchneristas. Con críticas. Ambas van cambiando su versión de la historia. Ambas son dueñas de los archivos. Ambas formaron un Ministerio de la Verdad. Ambas gustan de soñar que el país es Puerto Madero y está dividido en dos grandes fortunas familiares de cuyo origen es delito hablar en la Argentina. Se paga con el aislamiento.
Han decidido, también a nuestras espaldas, una tregua. La industria formada alrededor de sus rencores ha realizado una parada técnica. Tipo los feriados automotrices.
Se vive mejor. Detestan que alguien les recuerde que no solo puede vivir sin su dispendio, sino que hasta se vive mejor.
Pronto concluirá el período de tregua, según los términos que ellas se han  fijado. Mientras tanto, se respira mejor