Cristina vuelve el 10 de enero

Hoy, 13 de diciembre del 2013, cuando se dan distintas cifras de la cantidad de muertos por saqueos, Cristina Fernández, la presidente arghentina, decidió tomarse vacaciones en sus casas y hoteles de Calafate, en la Patagonia.
Suspendió un acto en el que iba a participar y solo tuvo una reunión: con la Iglesia Católica. Luego, dejó trascender que tenía problemas médicos, cuando la información oficial antes del vergonzoso acto que protagonizó el 10 de diciembre (adonde llegó en helicóptero) era que estaba lo más bien.
Fue, naturalmente, tomado muy mal ese festejo, con la presidente bailando y a las risotadas con la farándula menemista, mientras el país, especialmente los sectores populares, estaban aterrorizados por la ola de violancia que sacude el país.
Las vacaciones pagas de la presidente son tras tomarse un mes de licencia, que decidió estirar luego a 40 días, y luego no se sabe qué sucedió pues aparece esporádicamente. Quizás esté trabajando. Pero antes solía hacer de sus apariciones televisivas y los largos monólogos, todo un caso. Hubo una semana donde hizo 3 (tres) cadenas nacionales. En ninguna anunció nada. En una se hizo llamar Genia y pasó un video titulado, justamente, G.E.N.I.A, acrónimo irrelevante pues el montaje la señalaba como tal, pero era algo de Generación de Empresarios Nacional de la Industria Argentina o alguna vulgaridad de ese tipo, en el gobierno que tanto hizo por la extranjerización de la economía. A favor.
En otra de las cadenas nacionales contó que su hijo prefería la coca-cola de botella de vidrio. En fin.
Es raro que no aparezca, hasta cierto punto. Después de 2011, donde el Frente Para la Victoria sacó el 54% con ella como clara líder, sistemáticamente se escondió cuando el país sufría problemas o tragedias. Como en el caso de la tragedia de Once.
En esta oportunidad, su habitual negación llegó a ribete pornográficamente ridículos: bailando, sonriendo, burlándose de los manifestantes con cacerolas...La señora aún cobra la dieta (y los fueros) como jefa de estado. Queda feo.
La Argentina nunca estuvo tan desinformada. Una buena ley, como la ley de medios, fue aplicada por este gobierno oscurantista, que claramente giró a la derecha cuando empezaron a conocerse las denuncias de corrupción (también la señora se escondió, en esa oportunidad) que explicaban su generosa megafortuna. Desde entonces, ella y su parentela dejaron de lado la política: se desactivó el plan para que su hijo Máximo sea candidato a diputado nacional en Santa Cruz y su cuñada Alicia en provincia de Buenos Aires. Y Cristina quedó haciendo su trabajo. Hasta la llegada de las elecciones primarias. Ahí vino el baldazo de realidad. Y la historia, entonces, es conocida. No hubo desde entonces ninguna noticia de tinte progresista, más bien, el arriar todas las banderas.
Ahora, entre la mezcla de represión, zonas liberadas, aislamiento, saqueos, muertos, extorsión y enorme borrada de Cristina, aparece esta noticia: se va la presidente a sus mansiones y hoteles de la Patagonia.