A la deriva

Mientras la crisis "del frente externo" como se denomina a la impericia de Cristina, a quien votamos (equivocadamente) por su condición de reciente viuda de Néstor Kirchner, solo da señales de empeorar, comienza a trasladarse al campo laboral.
Dado que nada que diga el gobierno puede tomarse como real, en tanto es mentira la inflación, la honestidad personal, detalle no menor de un gobierno de ladrones hecho con el único fin de robar, y el estúpido aparato de propaganda que hoy vende verdura vieja.  Dado que nada de esto puede tomarse en serio, lo que queda en pie es la mirada personal.
Y la crisis laboral escala.
No se crean empleos, al contrario, se destruyen. No sigue avanzando el desendeudamiento, al contrario, se endeuda a las próximas generaciones en el gasto corriente suntuario de un equipo a la deriva que se destroza a internas.
La iniciativa perdida ya no puede, en estas condiciones, recuperarse.
Solo queda esperar si triunfa la tesis del poder económico: llevar con muletas y calladita bajo amenaza penal por lo que choreó a la viuda del hecho maldito del país cortés, o si debe renunciar antes de tiempo, como empiezan a pensar, nuevamente a la defensiva, en los gremios, el mundo universitario y cultural y la propia base social, que ya le dio la espalda.
Todo lo demás, son las guerras de inteligencia que la viuda desata para divertirse mientras busca la manera de zafar de la cárcel por ladrona.