Al volver de sus vacaciones de febrero, la esposa de San Martín dio un insulso discurso, festejado por los beliebers K como el discurso más memorable de la historia de la humanidad y después, como el resto de los argentinos, al otro día, se olvidaron. La esposa de San Martín fue a una misa y luego ya se tomó, en el exterior, sus vacaciones de marzo.
Pero mientras tanto, mandaron al Cuervo Larroque, un abuelo al que Zaffaroni jamás mandaría a estudiar, a hacer como que el hijo de San Martín dijo lo que Sandra Russo dice que dijo. Como si el guión de Sandra estuviera poblado de ideas de enorme relevancia y profundidad.
El abuelo Larroque hizo lo que pudo. Nos recordó que sería un gran periodista, luchó contra los zócalos imperialistas y lloriqueó por la familia ajena que tanto le dio. A él y al Banco Macro. (En realidad, no lo escuché, pero siempre hace el mismo show: lucha contra los zócales, nos explica periodismo y lloriquea por una familia ajena)
En el medio de estas distracciones monárquicas y taaaannn grasas que hasta a Moria Casán le dan verguenza, el hijo de Franco y la esposa de San Martín, Mauricio y Cristina, los Hermanos Pinzones (unidos por Cristóbal) presentaron en sociedad su pacto de impunidad, con los pucheritos y muecas de ocasión. Ya se sabe, nunca pierden oportunidad estos patriotas en sentirse víctimas del poco agradecimiento que le damos por el honor de afanarse todo lo que tocan.
Los Hermanos Pinzones han pactado una justicia legítima según sus conocidos cánones delictuales, que nacen del principio evitista y evitable de que donde hay una necesidad, hay un casino.
Esta asociación ilícita que conforman los Hermanos Pinzones nos quiere explicar las bondades de que la aristocracia política robe y viva como el CEO de una multinacional aunque tenga esa mala relación con el horario laboral. De hecho, Mauricio y Cristina, baten récord de vagancia oligárquica y cuando se dignan a trabajar cuatro horas de corrido, nos lo hacen saber y nos lo reprochan aunque sea evidente que no hacen bien su trabajo. Pobrecitooooossss. Toda nuestra solidaridad con tan sufridos próceres. Pero que encima se roben hasta las lapiceras del estado y que vayan, ideológicamente, para cualquier lado con tal de no ir en cana como merecidamente corresponde, resulta de una ofensa de tal magnitud que sus próximas mariconerías sobre la institucionalidad (que solo mentan cuando algún sector creciente de la población los quiere echar a las patadas por inútiles y vagos) se verán cada vez más desteñidas y pueriles.
10/10
ResponderBorrar-¡Maravilloso, como siempre!
Borrar-Una pena que no nos permitan calificar más allá de 10. Este chico lo merece.
-Me gustó mucho la descriptiva coreo camporista. Sin palabras.
-Carrasco, te ví muy seguro saltando de un argumento a otro, con buen dominio de las palabras.
-Opino igual que mi compañera anterior. El puntaje llega solo a 10, una pena.
-A mí me pareció que te faltaba un poquitín. Otras veces estuvistes mas brishante, Carrasco. Pero es un 10 bien merecido.
Sí, igual el puntaje me lo había puesto a mí mismo de puro ególatra. Porque como mi nombre lo indica soy Jurado de comentaristas, no de editores.
BorrarSaludos.
Enano, cambiá una chicana alguna vez, sos muy reiterativo, ya parecés un zócalo de TN (no voy a hacer el chiste fácil de decir "por lo repetitivo y bajito", porque ese tipo de humor subnormal solo podria hacer reir a un beliber carrasquista, quienes a veces no entienden los chistontos de Lucas Emanuel, e igual se rien de mamertos que son, nomás).
Borrarah, si, claro
Borrar1/10
0:43, beliber enanil, ofendido.
BorrarSi el Sr. Jauretche viviera ahora, analizando gente como yo, se moriría de hambre. Y no es para menos. Porque previsiblemente, a mí no me iba a encontrar ni un pelo de zonzo como para escribir su manual. Nada novedoso, hay que reconocerlo. Deberían anoticiarse, los Jauretches de hoy y tantos otros, que quienes tienen por ídolo al gran Carlin Calvo, entre los que me incluyo, no solemos hablar con pelos en la lengua. Una ingrata lección a estudiar por aquellos que, con cierta discreción y no tanto, aún permaneciendo dentro de la feligresía oficialista son afectos a "sentarse en el pelado". No sin socarrona justicia, suelen ser denominados belibers en cierto blog nacional y, esta vez sí, de caracter popular.
ResponderBorrarSe necesitan vendedores de I.V.A. de cualquier rango que se viene la cosecha de algodón.
ResponderBorrarPreguntar por el Coqui, el contador.
Un post mediocre. Mas de lo mismo para rellenar. 5/10
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