Buen día día, buen día, buen día

Los silobolsas con las cosechas pasadas guardadas para joder el empleo público de la hotelera en constante situación vacacional fue, sencillamente y como se adelantó en este blog, una mentira más del ministro de economía más pelotudo de la historia nacional.
Ayer ingresaron los granos correspondientes a cualquier período normal, con el alza esperada por la profundización del monocultivo, nada más.
Los beliebers K que dicutían la creación de un IAPI mientras Kicillof estaba arrodillado chupándole la pija al señor Monsanto, naturalmente ya se olvidaron la suma de diatribas contra los especuladores que querían joderle a la pobrecita descansadora su trabajo, complicárselo, oh, malditos! Todo verso. Megaverso.
Ya con la fuga de capitales amigos aceitada, la revolución social prosigue con un préstamo -que habrá que ver si se lo dan, ojalá que no, porque todo el financiamiento mafioso que procura Kicillof lo pagaremos nosotros durante el resto de nuestra vida cuando él seguramente no esté preso sino de putas en el Caribe- del Fondo Monetario Internacional y cuánto banco a tasas usurarias quiera financiar el despilfarro de la novia de Milani, que sigue gastando nuestro dinero como si acá no pasara nada. La novia de Milani probablemente ni siquiera sepa la miseria y descomposición social que vive el país. Ella está para ocuparse de no ir presa junto con esa camada de haraganes portadores de sangre azúl que gastan y gatsan el dinero público para sus opíparas vidas apenitas preocupados ahora, al irse enterando que si caminaran la calle serían víctimas de linchamientos populares, pobrecitos, ellos que creían que el pueblo los vivaba como los empleados de la Casa Rosada cada vez que los convocan al patiecito para hacer una selfie.
Pues no.
No son así las cosas.
Unaaaaa penaa, mis amores.
No saben cuánto lo siento.