Por Alejandro Olmos
Aunque ya nada debería asombrarme respecto a ese selecto conjunto de mediocridades de la dirigencia política, me preocupa grandemente el nivel de manipulación, de predicas interesadas y de pavoroso desconocimiento en torno al tema de lo que va a ocurrir después del 30 de julio si no se le paga a los llamados fondos buitres.
Primeramente cuando he mostrado lo que pienso sobre la política que se ha llevado adelante con el tema de la deuda he tratado de ser lo más objetivo y equilibrado posible, mostrado fundamentos jurídicos , y tomando como base una gigantesca acumulación de pruebas existente en la justicia federal que muestra la ilegitimidad, la ilegalidad y lo fraudulento de la deuda.
En ningún caso me he dejado llevar por subjetivismos peligrosos, ni en la utilización de argumentos meramente retóricos con el solo propósito de cuestionar al gobierno nacional. Solo he planteado mi posición al respecto, que además se la hice saber a la Presidenta de la Nación en una extensa carta que le enviara hace dos años, y que me fue respondida muy respetuosamente.
Pero el tema de los fondos buitres, como el tan conocido de Boudou-Ciccone, se han convertido en argumentos fundamentales con el único propósito de golpear al gobierno, ya que los que desfilan por los distintos medios, además de ser miembros del “Club de Pagadores” o del “Partido de la Deuda” como señalaba el ilustre Salvador María Lozada, solo quieren obtener alguna suerte de rédito político al plantear las consecuencias catastróficas de no pagarle el juicio que tramita ante el juez Griesa, volviendo al conocido “sistema de la deuda” que ha permitido que tengamos obligaciones a pagar hasta el año 2089. El “default” ha sido mostrado como un monstruo apocalíptico que va a traer consecuencias de extrema gravedad para la economía nacional. En esto coinciden casi todos los opositores, la Sociedad Rural, la Unión Industrial, los lobistas de siempre, los economistas del sistema, los desvergonzados endeudadores seriales (Marx, Cavallo, Nielsen, etc etc), los medios como La Nación, Clarin y sus empresas televisivas, para quienes no pagar es una especie de pecado capital, ya que las deudas siempre se honran, más allá de la forma en que se hayan contraído. Son verdaderos apologistas del delito, encubiertos bajo una supuesta erudición económica.
La realidad, es que si no se les paga a los buitres, y el gobierno no debería hacerlo, ni se va a caer el mundo, ni el default va a significar esa catástrofe que nos aseguran. Sería una muestra inusual de independencia y soberanía, que por fin alguien se anima a ejercer.
Para no aburrirlos con mis largas disquisiciones solo me interesa puntualizar algunas cuestiones, que son exclusivamente mías y van contramano de la opinión general, para que cada uno de mis amigos saque sus propias conclusiones a favor o en contra, ya que en estas cuestiones nada tiene la verdad absoluta.
1.- Si el gobierno se decide a acordar con los buitres de la manera que lo haga, esto de ninguna manera significa que se haga operativa la clausula Rufo(Right Upon Future Offers), que como su nombre lo indica, solo puede aplicarse si el gobierno efectúa una oferta voluntaria a unos acreedores, y entonces los restantes tienen derecho a exigir lo mismo. En este caso no se estaría ofreciendo voluntariamente nada, sino pagando, ante la exigencia de una sentencia judicial, ante un Tribunal al que la Argentina se sometió en los bonos suscriptos durante la década del 90, y el megacanje del 2001 (Cavallo dixit).
2.- Si no se les paga ahora, y se entra en Default, ello de ninguna manera significa una catástrofe, sino la posibilidad eventual de encarar el problema con más tranquilidad y ver como se resuelve el mismo. En el año 2001, con una situación extrema como la que se vivió, con una situación económica gravísima (estamos muy lejos de una situación parecida), la suspensión de los pagos no produjo una afectación como la que se anuncia. Muy por el contrario eso fue uno de los aspectos que permitieron el crecimiento de la Argentina, al no tener que afrontar los pagos producto de la usura internacional.
3.- Creo que el gobierno nacional está ante una gran oportunidad de manejar el problema de la deuda de otra manera, y no seguir siendo pagadores seriales, como hasta ahora, enfrentando a estos “Shylock” modernos, a quienes no les importa otra cosa que enriquecerse exponencialmente utilizando toda clase de recursos legales e ilegales para ello. Hasta tuvieron la desvergüenza de enviar a Buenos Aires a sus representantes y los grandes medios tuvieron la desvergüenza de aceptar el convite de escuchar sus argumentos.
4.- Hay algo que nadie menciona, y que también debe tenerse en cuenta, y es que si bien la Argentina renunció a su inmunidad de jurisdicción, para ser juzgada en otro país, no lo hizo respecto a la ejecución de sus bienes, y tiene plena inmunidad respecto de cualquier ejecución sobre los mismos. Es decir que para hacer efectiva la deuda, hay que venir aquí, ante nuestros tribunales a solicitar el exequátur. Y al respecto la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo “Clarens” de marzo de este año, rechazó la ejecución pretendida por un fondo buitre, por contravenir el orden público de la Nación.
5.- Hay muchas soluciones que podrían intentarse, y he escrito mucho sobre el tema, por lo que no voy a repetirme. Además es bien conocida mi posición sobre el no pago y una Auditoría de la deuda. Solo tratar de aclarar alguno puntos que mueven a confusión.
6.- Algo para tener en cuenta, y de lo que también se guarda un sepulcral silencio, es que la mitad de toda la deuda externa que hemos pagado, y seguimos pagando es deuda de empresas privadas, que crearon obligaciones ficticias para enriquecerse ilícitamente. Al terminar la dictadura, esa deuda era de 22.000 millones de dólares, sobre una deuda total de 44.500. Quienes fueron las empresas beneficiadas: Celulosa, las empresas del grupo Macri, Cogasco, Loma Negra, Bridas, Techint, Renault Argentina, Papelera Río Paraná, y una larga lista de etcéteras estos nombres. Una precaria auditoría efectuada por decisión del primer ministro de Economía de Alfonsín, permitió identificar los fraudes de estos llamados “empresarios” que siempre han vivido a costa de los dineros públicos. Estos sujetos y sus herederos, tienen la impudicia de reclamar seguridad jurídica, y plantear exigencias económicas en vez de devolver dineros que se robaron.
Finalmente y respecto a las miserabilidades de otrora buenos periodistas, hoy devenidos en mercenarios, y de muchos dirigentes de la oposición, veo que se ha dejado de lado la crítica seria y rigurosa a medidas adoptadas por la Presidenta de la Nación que pudieran ser objeto de cuestionamiento, y se la ha sustituido por el comentario de conventillo, la ironía llena de malignidad, o el hurgar en aspectos de su vida privada, que no le interesan a nadie, y que están reservados a su intimidad. El ejemplo claro de esto es el despliegue dado por el diario “La Nación” en su edición del domingo, al adelanto de un libro sobre la Sra. De Kirchner donde lo único que se destaca es su posible condición de hija extramatrimonial, todas las dudas sobre su filiación, las precariedades económicas de su familia, y otras que no vale la pena mencionar, y que muestran el grado de bajeza a que se puede llegar para cuestionar a una figura pública. Esta es la realidad de los medios periodísticos de hoy, que solo van en busca de la pequeñez para seguir vendiendo, y que cierta clase gente consume con avidez, poniendo en ese afuera lo que quizás no quieren ver en si mismos.
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