Guardia de Hierro convocó el lunes pasado a un acto grostesco en el Luna Park para defender a Amado Boudou. La presidente no autorizó que Boudou concurra y entonces, sobre la marcha, el acto fue para lanzar la candidatura presidencial del peor ministro de economía de era K, un tipo con el récord de superar a Boudou y Lorenzino: Kicillof. La presidente no autorizó la presencia de Kicillof y entonces el acto solo sirvió para mostrar que no estaba más el Movimiento Evita en Unidos y Organizos y que la cuñada de la presidente, Alicia Kirchner, como todos ya sabíamos, no pincha ni corta por fuera de los asuntos empresariales.
El acto sirvió para que recordemos que el Nono Larroque está vivo y que el marco delirante que propicia Luis D Elía no tienen ningún anclaje en el peronismo. Fue, lisa y llanamente, un risueño suicidio político: mostrar la total desorientación que tiene la vieja, Cristina Fernández. Mostrarla socialmente. Hacia el grupo de poderosos que la rodean y que después de este tipo de actitudes, piensan seriamente la obvia posibilidad de que la vieja llevará al país a un grado mayor de desigualdad, empobrecimiento y violencia que el que hoy vivimos, que ya de por sí es gravísimo.
Creer que este tipo de imbecilidades políticas con analfabetos de la talla de De Petri, D Elía o Larroque no tienen consecuencias políticas concretas, es muy propio de Máximo Kirchner. Nuestro Larry de Play, que excepto en los negocios ilegales, todo lo político que emprenda está destinado al fracaso.
La muerte del ex presidente Néstor Kirchner ha dejado un vacío tan grande que ni los altos precios de la soja puede llenar.
Y encima, la soja está bajando.
Aunque aún se mantiene al doble de lo que estaba cuando el presidente de la República Unida de la Soja era Fernando De La Rúa
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