martes, septiembre 30, 2014

Caparrós sobre Máximo Kirchner

En el nombre del hijo Máximo

La imagen popular retrataba al hijo de los Kirchner en el salón de su casa, aferrado a una consola de PlayStation

Máximo Kirchner, hijo de Néstor y Cristina. / ALEJANDRO PAGNI (GETTY)Recomendar en Faceboo
Hasta ahora, todas sus apariciones públicas eran una sola: segundos en una película de homenaje póstumo a su padre donde, sonriente, pronunciaba una frase rara:
–Jugábamos a los soldaditos y pasaba papá y rompía todo. Eso hacía Néstor, por ahí estabas jugando y de repente pasaba y rompía todo… Creo que por ahí nos estaba enseñando algo.
Máximo Carlos Kirchner era, si algo era, la gran incógnita de la política argentina. No porque hubiera despertado muchas expectativas: cuando se hablaba de él se entreveía, tras nieblas de misterio sostenido, de silencio incesante, a un muchacho robusto y ya mayor, 37 años cumplidos, que nunca había hecho nada. Uno que había dejado sus estudios de periodista deportivo y dedicaba sus días lentos a administrar las propiedades que sus padres amasaron tan veloces. La imagen popular lo retrataba en el salón de su casa aferrado a una consola de PlayStation y un teléfono más o menos smart, siempre en un sillón muelle, lastrado por su destino singular: Máximo –sus padres lo bautizaron Máximo– Kirchner es, probablemente, la única persona en el mundo que nació de dos presidentes. Su papá lo fue entre 2003 y 2007; su mamá, desde entonces. Chelsea Clinton lo envidia entre bambalinas.
No está claro a qué jugaba Máximo en la Play...seguir leyendo

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