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El kirchnerismo tuvo un hijo bobo como protagonista del otro lado de la grieta. El conflicto Clarin vs. Gobierno tuvo su representante político nada menos que en la intendencia de la Ciudad de Buenos Aires. El partido de los patitos amarillos que encabeza Mauricio Macri.
La fórmula del país dividido cuya agenda marcara CFK tenía dos inmediatas reacciones. Por un lado los elogios de los Dante Aplausos mediáticos estatales y por otro lado la inmediata replica de Clarin con los Dante Repudios cuyo principal exponente fue siempre Mauricio Macri.
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A partir del hegemónico saludo papal y sobre todo, con la adecuación del Grupo Clarín a la tan beneficiosa (para ambos referentes del Pais Dividido) Ley de Medios, el negocio comienza a perder valor para ambas veredas enfrentadas. Surge el massismo para transitar por medio de esa cada vez mas ancha avenida con las veredas cada vez mas estrechas.
Sergio Massa gana las elecciones legislativas en el mayor distrito del país con un mas que envidiable margen de votos. Evidenciando así la vertiginosa perdida de credibilidad del kirchnerismo y el clarinismo.
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Cae por su propio peso el negocio del país dividido. Los funcionarios, periodistas y opinadores comienzan a concurrir asiduamente a los estudios “de la corpo” y son recibidos hasta con cierto elogio la mayoría de las veces por parte de los periodistas anteriormente cipayos y antiargentinos.
El Gobierno Nacional gira violentamente a la derecha en su política social y represiva, así como económicamente, generando una importante devaluación, pagando por demás al Club de Paris, Repsol, CIADI, etc. “ordenando la economía y el frente externo, acciones que beneficiarían directa o indirectamente a quien en 2015 se ponga la banda presidencial. Tomando como plan económico el que durante las elecciones se le achacaba al massismo.
Políticamente CFK comienza a elogiar al radicalismo mientras existía como posibilidad electoral con la socialdemocracia republicana hasta que Mauricio obtuvo buenas mediciones y se hizo de todos los halagos de la señora presidenta.
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Cosechando los frutos inflacionarios de la abrupta devaluación de enero, estalla el conflicto con los holdouts, la Corte Suprema de EEUU y el vituperado Juez Griesa, produciendo así un inmediato cierre del “frente externo” efecto que termina conduciendo la economía a una inevitable recesión con mas futuro que presente.
Se frena el giro económico a la derecha por parte del kirchnerismo ante la falta de posibilidades. Mauricio vocifera en Conferencia de Prensa que se le tiene que pagar a los buitres. CFK vocifera en Cadena Nacional que no va a pagar en las condiciones que los buitres desean.
Sube la imagen positiva de CFK, sube Mauricio en las encuestas. Se abre posibilidad de solución, pero inmediatamente se cierra. A ambos les conviene políticamente que el país entre en default. Revivir La Grieta.
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La idea del kirchnerismo es mantenerse como estandarte perdidoso en la defensa del interés nacional, haciendo crecer a su vez el estandarte macrista proliberal. Achicar la grieta que como avenida transita Sergio Tomas, agrandando la vereda de enfrente.
El kirchnerismo duro se mantiene en órbita y la imagen de CFK también. A la vez que se encuentra un nuevo mal para achacarle todos los males, reemplazando al viejito Magnetto por el viejito Griesa. Obviamente el macrismo como contrapeso esencial de esta reproducción del país dividido, abandona a su anterior jefe político para convertirse en portavoz del pretencioso magistrado.
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Marx, a quien podemos acusar de marxista pero no de tonto, dijo alguna vez que la historia tiende a repetirse primero como tragedia y luego como farsa.
La redición del libreto kirchnerista contando la historia del país dividido, parece darle la razón una vez más. El Gobierno Nacional ha dinamitado con asombrosa capacidad su credibilidad política y discursiva. Las idas y vueltas no solo generaron incredulidad en el frente externo.
La negación de las estadísticas, la violencia social, el desempleo, las suspensiones y las mil consecuencias que trajo consigo la que algunos todavía llaman exitosa política económica de CFK, concluye generando un descredito que no solo sufrirá Daniel Scioli como candidato indiscutible del FPV. Los resultados de una batalla frente a un enemigo absurdo, como lo es el kirchnerismo, suelen hacer mella también en el contrincante.
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La avenida que supone la grieta, no solo es transitada por Sergio Massa.
Daniel Scioli conserva un importante lugar en las encuestas y una alta imagen positiva gracias a haberse despegado del discurso cristinista, casi tanto como a despegarse de la pésima gestión que encabeza en el gobierno de la Pcia. De Buenos Aires.
Cambiar lo malo y conservar lo bueno es el discurso de los dos que se pelean por la mayoría electoral que convive en La Grieta. El objetivo de quien quiera ganar en octubre de 2015 radica allí. Y es ese el principal problema para el macrismo y el cristinismo como polarizadores de la opinión pública. Pero también es un problema para los analistas con chancletas naranjas, puesto que después de las PASO, el cristinismo (en su mayoría idealistas del contrato) piensa acompañarlo cual salvavidas en el medio de un océano, llevando consigo el estigma del descrédito.
Vale mencionar también que el reclamo por mayor seguridad se ha vuelto hegemónico, temática abordada torpe y violentamente en los distritos gobernados por Daniel y Mauricio.
Siendo la seguridad un pilar fundamental para quien pretenda ganar la elección, el hecho de ser responsable municipal, provincial o nacional, resulta importante cuando diariamente se producen hechos de violencia. Sobre todo teniendo en cuenta que los candidatos del país dividido tienen frente a si un candidato con buenos resultados en su mandato como intendente y actualmente desempeña tareas legislativas.
Así las cosas, si el massismo no existiera, el sueño cristinista del País Dividido seria una realidad que los tendría junto al macrismo como principales beneficiarios.
Cabe preguntarse entonces si el fenómeno massista es el que originó la caída del plan bipolar o fue la propia contienda la que por su cinismo perdió crédito electoral y dio espacio al massismo.
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