domingo, septiembre 28, 2014

Quién es Martín Zariello

ENTREVISTAS

  • Il Corvino

Martín Zariello

Con la publicación de En realidad quería hablar de otra cosa, Martín Zariello, el hombre detrás del memorable blog Il Corvino, es la segunda vez que trasciende de la pantalla al papel. En su primer libro, Sobre el rock, una antología con todos sus posts musicales, Fabián Casas terminaba su prólogo con una petición: “queda mucho de lo escrito por Martín Zariello fuera del mundo del rock. Ojalá se publique pronto”. A ese pedido responde la editorial Puente Aéreo con este nuevo volumen. Esta vez la selección vuelve a incluir algunos de sus textos rockeros, pero también hay lugar para otros ensayos sobre literatura, cine, fútbol y política. De su libro, pero también de la crítica literaria y musical, de la muerte de los blogs y del compromiso político en la figura de los escritores actuales, hablamos en esta entrevista con el autor marplatense.
¿Cómo es vivir y escribir desde una ciudad como Mar del Plata?
Supongo que es como vivir y escribir en cualquier otro lugar de Argentina que no es Capital Federal. A mí me parece que no estar en el centro es bueno porque tenés libertad para escribir sin pensar en quién te va a leer, porque generalmente no te lee nadie.
¿Influye en tu mirada escribir desde ahí?
A Mar del Plata la apodan La Feliz pero durante gran parte del año es un lugar absolutamente deprimente; esa distancia simbólica entre lo que se supone y lo que en realidad es genera un espacio vacío muy interesante que debe incidir en los que escribimos acá. Por otro lado, estamos colonizados por el imaginario que tienen los turistas sobre nosotros: los lobos marinos, los alfajores, los pulóveres baratos. Y Mar del Plata es otra cosa, no sé bien qué, pero otra cosa es. En el libro hay una “Vindicación de Mar del Plata” donde hablo un poco de eso.
En cuanto a la escena literaria, ¿existe una narrativa marplatense?
No sé si existe la narrativa o la poesía marplatense, si existe algo distintivo que nos diferencie de los narradores de Olavarría o Tres Arroyos. Lo que sí existe son muchas personas que escriben y se la juegan para organizar eventos, publicar libros, etc. Y en los últimos años hay un gran movimiento que tiene que ver con ciertas editoriales locales que están haciendo cosas muy copadas (Puente Aéreo, Luz Mala, La Bola Editora).
En el libro hablás de los blogs de un modo peyorativo. Entre otras cosas decís que son anacrónicos, que están en el último escalafón de la literatura, debajo de los libros de autoayuda y de los libros de Lanata y Aguinis sobre la argentinidad. Sin embargo, desde hace casi diez años que no dejás postear en Il Corvino ¿Qué es lo que te lleva a seguir escribiendo ahí, a pesar de tener ese pensamiento?
A mí los blogs me siguen pareciendo un invento muy bueno. Digo que son anacrónicos por dos cuestiones: desde el punto de vista estético, comparado con Tumblr, el blog es algo espantoso, es como el DOS para los que nos criamos con Windows; y desde el punto de vista de los contenidos porque lo que está en auge ahora es Twitter y escribir algo que obligue al lector a pasar más de dos pantallas, con párrafos, es condenar el texto al ostracismo. Sigo escribiendo en el blog porque soy contradictorio y porque me divierte. Tampoco es que tengo otro lugar para escribir.
El hecho de que casi no quede gente sin un link propio para mostrar sus veleidades artísticas, ¿hace que el mundo que habitamos sea más justo, más igualitario o más feo e intolerable?
Probablemente la idea de un mundo igualitario vaya de la mano de la idea de un mundo intolerable.
En el prólogo de Sobre el rock, tu libro anterior, Fabián Casas decía que “la aparición de estos posts virtuales en un libro muestra que seguimos necesitando tocar las cosas, marcarlas, olerlas, para darle un lugar definitivo en nuestras vidas. Muchas veces se habló sobre la muerte de los blogs y otras tantas sobre la de los libros en formato físico ¿Cuál es tu opinión al respecto?
El otro día justo le estaba diciendo a mi novia que antes que armar 30 cajas (de 50 kilos cada una) para trasladar los libros que tenemos prefería no mudarme nunca. O sea que en cierto punto quienes valoramos al libro como algo afectivo, también tenemos en cuenta que sería mejor mandar todo a un e-book. No creo que alguien que lee Lolita en un libro virtual sienta algo muy diferente al que lo lee, como yo, en una edición usada en un puesto de libros en la Plaza Rocha: Nabokov, como los grandes escritores, resiste cualquier formato. De todas formas tiene su encanto seguir siendo un romántico en la era de los cínicos. Lo que pasa es que el romanticismo no te sirve para emprender una mudanza o actividades de ese tipo. En cuanto a los blogs: yo no sé si murieron, evidentemente es un soporte virtual en desuso, muchos blogueros se fueron a Twitter o finalmente consiguieron una vida. A mí lo que me atrae es todo ese cementerio de blogs abandonados, de tipos que de un día para otro dejaron de postear y detuvieron el blog en abril de 2010 o noviembre de 2011, son imágenes casi ballardianas.
A lo largo de En realidad quería hablar de otra cosa, los ensayos atraviesan distintas temáticas: el fútbol, el cine, la música, la literatura y la política. ¿Sobre qué temas te sentís más cómodo escribiendo?
No me siento cómodo con ningún tema. Tampoco me siento cómodo leyéndome, no me agrada tener esa necesidad imperiosa por opinar sobre cualquier cosa. Aspiro a convertirme gradualmente en el lector puro que fui en mi adolescencia, ese tipo de persona admirable que no necesita comentar todo lo que lee y lo que pseudo-piensa, que se conforma con leer porque sabe que ahí está la posta.
En “Black Sabato”, el primero de los ensayos, decís que la figura del autor de Santos Lugares (compromiso ético, solemnidad) queda en off-side. ¿Pensás que en el paradigma actual del escritor importa cada vez menos su compromiso o postura política?
Creo que importa, pero la manera en que lo hacía Sabato hoy resulta casi paródica. Sin embargo yo no me fijo mucho en la postura política de mis escritores favoritos, si escriben bien, dejo pasar muchas cosas: pedofilia, fascismo.

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