El kirchnerismo tuvo como positivo que nos enseñó de alguna manera a ser críticos con la información que nos llega de los medios. El problema y la contradicción es que les molesta cuando uno les aplica a ellos esa misma medicina crítica. No resisten el menor análisis y son tan básicos y predecibles como lo que ellos criticaban en Clarín o La Nación pero con un décimo de su llegada a la población.
Resulta de ésto que no era ninguna cruzada epopéyica ni heroica en busca de la verdad velada al pueblo. Sino reemplazar una "verdad" por otra. La verdad "mala" por la verdad "buena". Bien infantil.
El viejo método de querer crear una verdad única, el viejo hecho de inducirnos a pensar que la verdad es una y que sólo un puñado de iluminados puede acceder a ella. Todas mentiras. La verdad tiene tantas caras como ojos que la miren.
Esa enseñanza del kirchnerismo oculta sin embargo un exceso: menospreciar en extremo el raciocinio del ciudadano promedio. Ésta es su lógica: la gente cree sin digerir las cosas que les digan los medios, por ende si reemplazamos los medios por nuestros comunicadores propios, cambiamos las realidades de esas gentes, cambiamos su pensamiento.
El común de la gente son, para el pensamiento kirchnerista, infantes inocentes e irracionales que absorben por ósmosis directa lo que llega desde los infames (si son contrarios) o benditos ( si son propios) medios de comunicación.
Donde estuvo su fortaleza está ahora su debilidad
Resulta de ésto que no era ninguna cruzada epopéyica ni heroica en busca de la verdad velada al pueblo. Sino reemplazar una "verdad" por otra. La verdad "mala" por la verdad "buena". Bien infantil.
El viejo método de querer crear una verdad única, el viejo hecho de inducirnos a pensar que la verdad es una y que sólo un puñado de iluminados puede acceder a ella. Todas mentiras. La verdad tiene tantas caras como ojos que la miren.
Esa enseñanza del kirchnerismo oculta sin embargo un exceso: menospreciar en extremo el raciocinio del ciudadano promedio. Ésta es su lógica: la gente cree sin digerir las cosas que les digan los medios, por ende si reemplazamos los medios por nuestros comunicadores propios, cambiamos las realidades de esas gentes, cambiamos su pensamiento.
El común de la gente son, para el pensamiento kirchnerista, infantes inocentes e irracionales que absorben por ósmosis directa lo que llega desde los infames (si son contrarios) o benditos ( si son propios) medios de comunicación.
Donde estuvo su fortaleza está ahora su debilidad
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