lunes, octubre 13, 2014
LOS TRES GRANDES LIBERTADORES DE AMÉRICA. SAN MARTÍN, BOLÍVAR Y CAFIERO
Los psicópatas del setentismo imaginario suelen suplir con textos pasados de moda el rol que la Iglesia Católica tuvo en su formación violentamente mesiánica. Algo que, en cierto modo y más allá de los revival trasnochados que se intentan con Susanti Pancho, no deja de ser bueno.
Pero es en los ochenta donde se formó nuestra dirigencia política. De ahí surge el arsenal de medidas fracasadas que tanto le gusta a la vieja a la hora de empobrecernos.
La muerte de Cafiero, un tipo lo suficientemente irrelevante como para que todos le rindan homenaje, se superpone a la muerte de Raúl Alfonsín, quien también derivó a una leyenda. Básicamente falsa.
Cafieron ingresó al peronismo desde el catolicismo ultraconservador. Le renunció a Perón como ministro cuando el General se peleó con la Iglesia Católica. Con el mismísimo Papa de entonces. No hizo como la vieja que anda arrastrándose ante Bergoglio para que no la metan presa por narcotragficante. Decí que Bergoglio es un hombre de bien, que a cambirao de dinero para las deudas de la monarquía se besa con narcotraficantes, ricachones haraganes, ladrones del presupuesto público y cuando freaks de la farándula o el deporte, quiere fotografiarse con el Carlos Menem del Vaticano.
Tras tranzar con la dictadura que volteó a Perón, Cafierito , como le decía Perón para substimarlo, se hizo fans de la primer esposa en heredar el gobierno. Isabel Martínez de Perón. Cercano a los gremios más patoteros de los setenta, fue víctima de la dictadura posterior y paseó, ya en democracia, su oportunismo visceral juntando los restos dispersos en esa peque;a burguesía vanguardista que fue la izquierda peronista.
Todo lo demás es conocido.
Pero el dato principal es que detrás de Cafiero y su oportunismo, la creación de un peronismo alfonsinista, está el gran teatro de operaciones de la política actual. Si la vieja le chupa las medias a los cómplices de la dictadura, el Jefe del Ejército y el Jefazo de los Católicos y pone como vicepresidente a uno que en los ochenta cantaba a favor de la impunidad dictatorial como Boudou, es porque la vieja siempre fue eso. Y como en los ochenta, un conjunto de beliebe rs, si bien distintos a los que tiene la vieja pues Cafiero nuenca fue tan vulgar, también cantaban para la liberación. De Isabel.
Los nostálgicos de esa Década Impronunciable suelen congelar los momentos históricos, sin su secuencia. Pasa con Alfonsín y con Cafiero.
Como aquella peque;a burguesía que también construyó una secta en Intransigencia y Movilación, es previsible que los beliebers K sobreactúen la muerte de Cafiero, porque desde un tiempo a esta parte, los asaltantes del Estado consideran que ser peronista es sobreactuar emociones tilingas.
El último Cafiero, el que cuenta sobre la muerte de Mujica y Rucci, no será escuchado. Como le pasó a Alfonsín, son símbolos partidarios de una nostalgia por lo que no fue. Hacerlos reales, sacarlos de la intensa fantasía actual, es poco redituable.
Como con Alfonsín, con Néstor Kirchner y con Cafiero, es mejor recordarlos como quieren sus viudas políticas. Con una intensidad infinita, eterna, trascendente que por lo general suele durar dos años.
Buenas noches.
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