Jamás pensé que iba a decir una cosa así, pero, bueno. Ya recibí un par de cargadas. Algo parecido dije recién en
La Bloguera.
Pero, bueno, tampoco es fácil cuando uno no sabe expresar una idea que siente compleja verbalizarla: pero la misma táctica constantemente pierde eficacia. Deja de sorprender, crear escenarios, descolocar al adversario.
Y ahora, se me hace, la cosa pasa por represtigiarse, Cristina, y elevar el nivel de diálogo. No como lo plantea la derecha, como un monumento a la pavada, no desde los interlocutores desprestigiados de la oposición, sino en un proceso, si se quiere, más sofisticado y con los propios.
Sino, nos quedamos los buenos aguantando los trapos, siendo poquitos, cada vez menos. ¿Si se puede avanzar abriendo el juego?
Ojo, no creo, para nada, que haya que abrir el juego hacia la clase media, crispada y tonta, capital simbólico de la derecha (¿con qué votos gana Bush, Berlusconi y Aznar, sino? Por no mencionar a Macri, que no es feudal ni clientelar: lo cual habla del desacierto de esas categorías, eh) sino hacia los sectores que se pretende representar.
Mejorarle la vida a los sectores populares, mostrarles más previsibilidad, llevar tranquilidad, pisar el freno discursivo. Por ahora, después se verá.
Que demasiada seguridad jurídica tienen los empresarios cercanos al kirchnerismo, la Bolsa de Comercio, ciertas privatizadas, la gente buena y madrugadora del campo privilegiado, el monopolio siderúrgico, los que deberían competir con Brasil, la Patria bancaria y financiera, demasiados horizontes previsibles, certezas, garantías emana para ellos el estado. Debería pedirse una redistribución progresiva de certezas, futuro, posibilidades, seguridad jurídica.