sábado, enero 02, 2010

¿Carrió ya salió con los tapones de punta (del este)?



Siempre igual, los diarios del 2 de enero, eh

1) El primer bebé del año
2) Los heridos por pirotecnia
3) Consejos para tomar sol
4) Entrevistas idiotas a gente en Mar del Plata
5) Las conspiraciones de Duhalde

La Derecha




En los últimos años me he dedicado a estudiar el pensamiento de la derecha. No por cuestiones laborales, periodísticas, de mera curiosidad, personales, ni siquiera por cuestiones políticas. Por cuestiones, por decirlo de algún modo, literarias (quitando la pomposidad asociada a ese término).
Hay una derecha vulgar, torpe, dicharachera, un neoconservadurismo profundamente violento, que pide diálogo a los hachazos y consenso escupiéndote la cara. No me interesa qué piensa esa derecha, es la antipolítica, que tiene, también, sus manifestaciones por izquierda.
Voy a otra cosa.
La mayoría de los escritores y las novelas que me gustan, son de gente de derechas. Sobre los escritores de derechas nunca faltan reinterpretaciones -algunas interesantes, otras absurdas (éstas, las absurdas, son hegemónicas en las academias de ciencias sociales, se me hace)- pero indagar en los presupuestos conservadores es un inquietante ejercicio. Es muy interesante intentar comprender a la derecha. Más sí, uno, se considera de izquierda.
Decirse de izquierda, hoy, a mí, me da algo de verguenza. De pudor, y de bronca. Mas no importa tanto porque la mayoría de los que se dicen de izquierda, si me conocieran, me considerarían de derecha, o funcional a la derecha, o soberanamente tonto y usado y equivocado. Pasemos eso por alto.
Es inquietante comenzar un razonmiento dándole la derecha a la derecha.
Acabo de escribirlo, ayer: una nota que arranca suponiendo que éste no es un país económicamente viable. Es inquietante, interesante, buscar comprender ese pensamiento.
Parto en unos días hacia Formosa y de ahí a Asunción del Paraguay. ¿Acaso cuando gobernaba Fernando De La Rúa (el hombre de la Tercera Vía y la Internacional Socialista) y Chacho Alvarez (el hombre al que no se le conoció jamás una propuesta para combatir la pobreza, más que vaguedades de derecha) no jodían los economistas neoconservadores pidiendo, más o menos, suprimir las provincias del norte, las provincias "inviables"? ¿Tanta agua bajo el puente pasó desde que Lanata se indignaba de los salarios -casi un 10% de lo que él cobra de publicidades estatales- de no sé qué Legislatura provincial del bárbaro norte argentino?
De un tiempito a esta parte, lo que fui elaborando para consumo de mi conciencia -de lo que me queda de conciencia: hasta en eso dejé de ser "progresista": me asumo como ser humano y bravío pecador-  fue perdiendo las etiquetas. Da algo de verguenza, me da algo de verguenza, decirme de izquierda, y decirme, también, federal.
En mi formación política, en mi brevísima formación académica, en mi experiencia laboral, nunca tuve oportunidad de estudiar a la derecha.
Así que podía discutir sobre las industrias culturales, destrozar el cuadro emisor-receptor, contar la revolución rusa, aseverar cuál era la tasa de ganancia decreciente del capital industrial en las postrimetrías de la revolución libertadora, pero entender a Manrique me resultaba imposible. O a Menem, o a De La Rúa. O el devenir familiar de Federico Pinedo.
Porque al no entender la derecha, uno no entiende el sentido común, las causas probables, los miedos profundos. La razón de ser de los poderes fácticos. El sentido común.
Antes creía que con Simone de Beauvoir y Gramsci esos saberes estaban saldados. Pues, que no.

En fin, he comido tantas cosas sofisticadamente ricas ayer, y tomé tantas burbujas de colores y uvas añejadas en maderos con aromas frutales sutilmente sensuales que me merezco una hamburguesa grasienta de las que venden en la plaza de las banderas,  acá a la vuelta. Con cerveza Santa Fe. Para después volver acá, al departamento, y mirar el último show de los Midachi.
Qué tanto divagar con  boludeces.






 

viernes, enero 01, 2010

Diario La Nacion



Estamos mal y vamos peor

Predicciones para el año entrante: Roberto Cachanosky, el predictor, y Mariano Grondona. 7 de julio del 2008 dijeron todo esto, pero no importa, el libreto no se cambia. El año que viene será peor. Aproveche y suicídese ahora nomás.