domingo, abril 21, 2013

qué leeeeeeendo leer blogs

1) La sucesión y el modelo, por Luciano, en su blog

2) Un reportaje a Gustavo Arballo, sobre la reforma judicial, en la Agencia Paco Urondo

3) Abel Fernández y Julio Burdman sobre la chavización argentina

4) Carrió, Lanata y el Golpe Blando, por Daniel Mancuso

5) Un cartel del 18A, en el blog del Negro Fontova

6) El chavismo, por Marcelo Falak

Domingueras

Los domingos, amados cursis míos, son para leer. Como si fuera un mapa de puntos, saltando postas, parar que al final del día quede una imagen, con suerte, completa. Ningún dibujo complejo, idealizado, sino algo más o menos firme. Como dicen en los manuales, propongo que hagamos este recorrido juntos. Queridos chicos, chicas, igualitarios, en duda y en tránsito: un muy buen reportaje a Pablo Ferreyra, hecho en Página 12. 
Combina bien lo que es Pablo: ternura y frialdad. Y capacidad táctica para encontrar, tanto argumentos políticos, como grietas por donde, con eficacia, avanzar. Llevara eso a una nota escrita no es fácil, para nada. Más que Irina Hauser, le quedaría como nombre periodístico Irina Mauser. A la autora del reportaje.
Sigamos. Ayer aprendí a escribir Vertbisky, que titula su columna principal con el título de una novela magistral de William Faulkner, publicada en 1929. La traducción correcta sería El ruido y la furia, pero se punblicó como "El sonido..." según Wikipedia., por omitir un soneto de Macbeth
Nuestros conocimientos sobre literatura clásica no llegan hasta ahí, ni a ningún lado. Pero consultaremos a quién sabe:

-Hola, Luis Majul, te habla Lucas Carrasco, cómo estás...

-Andate a la puta madre que te parió. 

-Gracias, Luis. Buenas noches.


Lo dejamos ahí, diría Lanata. Son las 9 de la mañana, me voy a comprar facturas, ya vuelvo. Mientras me esperan, acá la fórmula para preparar un buen mate. 
Ok, acá estamos. Habla de la marcha, Vertbisky -dicen que es un tipo de muy mal carácter, yo no lo conozco. Bah,. hace muuuuuuuchos años, hablé con el 2 preguntas (mías) y me contestó de tan mal modo que me cayó simpático- se burla del periodismo trucho de La Nación, el evasor con onda. Y es el mejor análisis de la jornada. Seamos sinceros: las marchas opositores de local aún no logran acercarse a la mitad del despliegue kirchnerista en territorio adverso. Y lo retrata bien, horacito. Acá le tenemos confianza, por eso le decimos así.
Dice Vertbisky que la polarización, según una encuesta que no cita de dónde proviene, sería cierta. Es el mejor periodista argentino, hay que prestarle atención a ese dato. Aunque yo lo vea, a diario, de otra forma. Quizás se mezclan los deseos (míos; su nota de días atrás en relación a la reforma judicial deja clara su visión) con la realidad, no sé.
Desde el  Paraíso (financiero) Susanti Pancho hace blanqueo de capitales morales
Edgardo Mocca, como siempre, brillante. Es un buen tipo, además.
Me está dando sueño, voy a hacer una siestonga -con ganas, imposibles de satisfacer, de una siestanga- y vuelvo, amores.



Del domindato al domingato


Domingate o leyendo Perfil

La manía gatera, eso de ponerle gate a todo, de Fontevecchia, a quien leemos, confesamos, con atención, es bastante graciosa. Condensa los deseos de que todo explote a la mierda de una buena vez por todas. Y jamás sucede. Rescata un dato obvio pero no soslayado: el programa de Lanata NO TUVO CORTES COMERCIALES, como 678, digamos. Pero 678 sí tiene, aunque pocos, cortes, y según me contó Diego Gvirtz, deja dinero a Canal 7. Es el único que no produce pérdidas a todo el canal. Sino, al contrario.
El fahbulador, nuestro coimero preferido, de Alfredo Leuco, está sacado. Me aburrí al primer párrafo.
Un reportaje al militante ultraK Vila, presidente de la AFA Blue, como colateral de la corrupción kirchnerista.

En el diario La Evasión -que así como Tiempo Argelino, tiene lo mejor el lunes, no el domingo- Pablo Sirvén provoca con calidad: volvió la pizza con champán
No lo dirá, pero la idea conceptual fue afanada de este escriba en su twitter: yo jodía con que volvió el menemismo. Igual, lo queremos a Sirvén.

Miradas al Sur, que es como Radio Nacional pero hablado. Un informe sobre los indicadores de inflación en todo el mundo. Provocativo al cuete, pero bien munido de datos. 

Un domingo normal

Sin grandes revelaciones y, siendo las 15:30 hs, el diario Crónica aún no difunde mi columna, que suele ser la de mayor influencia en twitter con el aparato 2.0 más pequeño. De hecho, todavía no la subió. Con mi salario en negro (congelado hace dos años)  y cuatro meses de atraso, tampoco me preocupa mucho.
Pero aún si la suben tarde, como no hay nada descollante, basta comparar cada url -ni hablar con las de Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona- y la mía en el buiscador de twitter o su indexación (tarda más, pero es eficaz) en google. No es poco, siendo el columnista dominical peor pago del país.
Solamente comparable al boludísimo de Luis Majul, siempre y cuando, previamente, lo haya gastado acá, o alguno de los tuistar, Majul te desprestigia el diario pero te llena de visitas. Es así. Lo sabe el diario La Evasión, que es el que mejor está preparado para dar el salto, que será paso a paso, de abandonar el papel: dejará de salir, según nuestra ya célebre predicción, un día a la semana para probar, cuando se le acabe el continuado curro de Papel Prensa. Los quiero a todos, chichipíos, chau. 

Lecturas recomendadas en Página 12

1) Son, en promedio, bastante tontos, los diputados de la legislatura porteña. Mempo Giardinelli les da una clase. 
El síndrome de Estoeselcolmo, trasladado al boludeo histriónico. El berreta Instituto Borrego, de revisadores de la historia, debería homenajear a Osvaldo Bayer por su lucha tonta contra el monumento a Roca, por ejemplo.

2) El pensamiento chatarra. Luis Bruschtein, en Página 12.

3) Marta Dillon, rivertidísima crónica del cacerolazo en Recoleta

4) Uno de los mejores analistas económicos (con sesgo agrario; y de yapa, saberes extrapampeanos) es Claudio Scaletta

5) Mario Wainfeld sobre el fallo de la Cámara Clarín y Rural

6) Chuck Berry, una crónica genial, antes de que toque en el Luna Park, por el ácido y sensible Martín Pérez

7) El mejor periodista argentino, Horacio Verbitsky, sobre la reforma judicial

8) ¿Qué le pasa a Binner? por Oscar Laborde

sábado, abril 20, 2013

Los imprescindibles en twitter (1)

1) https://twitter.com/fetcheves


#22F# FETCHEVES

#22F# FETCHEVES

@fetcheves 

Si ven cuentas de pedofilos: NO LA MENCIONEN .EVITEN PROMOCIONARLA.Denuncien a cp@twitter.com .
BSAS



2) https://twitter.com/CoronelGonorrea

Coronel Gonorrea

Coronel Gonorrea

@CoronelGonorrea 

Cojo mal.

3)https://twitter.com/fragmentario

Martín

Martín

@fragmentario 

El mundo es demasiado bueno como para ser cínico y demasiado malo como para ser neutral.
Corrientes, Argentina · http://fragmentario.com.ar/



4)https://twitter.com/Adelfaisnotdead
Teodoro Bellocq

Teodoro Bellocq

@Adelfaisnotdead 

¿Hace falta? Tal vez me recuerden como El Mencho de algún delirio en y  y si no no se pierden de nada. Una vez me felicitó CAE.



5) https://twitter.com/alegarciapintos
Alejo García Pintos

Alejo García Pintos Cuenta verificada

@alegarciapintos 

Actor, hincha de Gimnasia, Argentino, Contemporáneo. Integrante del


6)https://twitter.com/gabuleta

Chanchúbela

Chanchúbela

@gabuleta

No somos amigos.


7)https://twitter.com/MicaelaLibson

Micaela Libson

Micaela Libson

@MicaelaLibson 

Si Ron Jeremy pudo, sólo es cuestión de intentarlo.
8) https://twitter.com/Frangoyo

Franco Rinaldi

Franco Rinaldi

@Frangoyo 

Let's Fly Together
Buenos Aires, Argentina. · megustaleer.com.ar/autor/47023/ri…                           


Brigada Cola


De La Rúa en lo de Tinelli. Miren este video de Benedicto XVI, ex dictador del Vaticano


Leo leo

1) La importancia estratégica de la unidad regional (pero también de la fortaleza de los movimientos nacional populares) en esta nota impecable de Luis Bruschtein

2) Lázaro, levántate y anda

3) Una canción

4) Como siempre sostuvimos acá, Macri no será candidato a presidente 

5) Guantánamo

6) Estoy buscando algo inteligente, un análisis más a fondo, de Paraguay: ¿alguna recomendación?

Titiritero




Me robé, no fue de arrebatado, fue premeditado, apenas doblé la esquina, me robé un pedazo de luna. Para demostrar que lo imposible nunca es definitivo. Mientras exista la literatura. Me metí el puñado de luna en el bolsillo -justo pasaba un patrullero, ésa es la infaltable parte de cursi de toda historia sensible- y lo apronté para el descarte. Yo fui criado en esos términos. Pero mi parte oscura, la que ama el peligro, es como una anomalía generacional. Quizás incidan los quilombos familiares de la infancia o quizás en el boludeo del libre albedrío existencial, decidí, un día que no recuerdo, vaya uno de los comisarios sanitarios a saber cómo estaba, tener eso. En una cartuchera para pistolas al lado del pulmón. Donde van a parar los quinientos mil cigarrillos diarios que fumo.
¿Tendrán, me pregunto a veces, todas las personas del planeta, en la India, en África, en los planetas habitados que desconocemos, en Formosa y Chaco, en Puerto Madero y Singapur, tendrán todas las personas una parte oscura, vergonzoza, con la que luchan de vez en cuando y por ahí, quizás ellos, todos los seres humanos del planeta menos algunos, le ganan, tendrán todas las personas conscientes de esa parte oscura las ganas de robarse un puñado de luna sabiendo que lo estás escribiendo, furioso y encerrado, para que se te rían, para que te quieran, te tengan lástima o para tirar una botella al mar de la indiferencia?
A ver. 
Vamos por partes. 
¿No estaré loco?
No tiene mucha importancia, más que para mí. Que apenas soy yo.  Con pretensiones de ser todas las vidas disponibles. Mentira. Con una sola vida, más o menos ordenada, me conformaría. Yo salté arriba de un colectivo con mi caballo y viajamos toda la avenida esperando que sea cierto. Porque no tenía las vidas imposibles al alcance de la mano donde sacar la tarjeta de crédito. Porque no me animé a ser el que quería. Porque no sabía qué quería. Porque así son las cosas. 
Y esta pasión de obituario me está desgarrando. Se agrava. No se calma, como creía, con los años. Las contracturas, la calvicie, la panza, la pija que duda antes de pararse ante cualquier posibilidad de amar, la respiración agitada, de pronto, la puta madre, al subir las mismas escaleras de toda esta vida porque siempre vuelvo a Paraná a la casa de mi vieja y de mi abuela, de pronto, el peso idiota de los años -o sea, las cuentas pendientes- se te tira encima y es un segundo, uno solo, como, me acuerdo, qué feo, bah, no, es lindo, como ese instante, una vez le dije, a una novia que tenía y ahora, es de las pocas que me detestan, y ella, creo, me detesta, no importa, este viejo zorro le guiñaría alguna oración si supiera que puede leerme, le dije, una vez, en la cocina: viste que hay un momento, es menos de un segundo, es un instante, nadie sabe cuánto dura un instante, pero es como los sueños lindos cuando te despertás y querés volver a dormirte para volver a estar en el colchón de flores de ese sueño que ni siquiera podés recordar más que una cara y una pileta y unas sombrillas y una trama sin sentido, es un instante, pequeñísimo en el cosmos de una vida entera, un instante donde la querés hasta el hartazgo, donde te enamorás de ella y del mundo y del planeta inmenso y ese instante se va y lo querés repetir, atrapar, contener, devolver, te da bronca, cualquier mortal, yo supongo, pero qué ´puedo saber, cualquier mortal lo experimenta.
Los fiscales de la patria no junan a Javier Villafañe. Allá ellos. Acá la luna.
La interminable prosa de esas baldosas municipales; los años 80 iban al lado de las tablas de telgopor choreadas del depósito del club para que en los días de lluvias torrenciales nos deslicemos en las alcantarillas de la  calle misiones hasta el fondo tremendo que daba al puerto y al eterno, tosco y misterioso, río Paraná. Ese río de remolinos que se llevará todas las anécdotas que durante un tiempo se contarán d emí cuando me muera y después el olvido lento como cuentagota y remolino y esos pozos y el agua con color de mierda me olvidará y seguirá el ciclo vital y fatalmente sinsentido de la biología, simple, sencilla y melodramática como fueron los funerales de los amigos de la infancia que ya han muerto. 
Viste esos jeans jardineros que tienen tirantes que te cuelgan de los hombros. Y unas zapatillas de esas sin marca. Y dame la luna, al borde del precipicio recortado de un edificio altísimo. Y que el señor del jardinero sea titiritero y que viva en un barco y que nadie le reconozca su genialidad como poeta y que sienta, en una panza de océanos de grasa, que por lo único por lo que vale la pena luchar por un mundo mejor y una vida mejor son los niños. Y patee una piedrita. Y se vaya a la mierda. 
La última vez que jugué a las escondidas en las calles de mi infancia me metí en un baldío, trepé unos techos,  creo que eran de chapas, esquivé postes de luz, bajé por un alambrado. Y aún no han logrado encontrarme. 
Y no, no me encontrarán jamás. O no me encontrarán vivo. 
Le debo a Ernesto Tenembaum darme cuenta de eso. 
Yo tenía un yo-yo con Fido Dido que lo gané juntando siete tapitas de Seven Up. Gané el concurso de yo-yo en la Feria del niño, en los galpones deportivos de mi escuela primaria, salesiana y hermosa, me dieron un juguete, era un camión, amarillo violento, mi color de entonces favorito, junto con el turquesa, pero el camión era amarillo violento con rojo tosco, yo, qué importa, estaba encantado, había demostrado, en un escenario, que podía ganar algo. Yo me comía el mapamundi, tenía tantas esperanzas, creía en el devenir de testarudas fantasías, esos espíritus posibles, que nos habitaron la infancia, yo tenía 9 años y miedo a todo y ganas a todo; con mis ganas suicidables y mis miedos voluntariosos, los miedos que me hicieron, me formaron, me salvaron de una vida puerilmente respetable.  Yo creía que tener 9 años era un montón. Los adultos me miraban ya con ganas de perdonarme. Ese tono altanero y judicial que ponen en la mirada cuando vienen a retarme. Pobre, el chico, bueno, mire, el chico está loco.
Capaz que sí, estaba loco. Ya prescribió hasta la arquitectura de mi barrio.
Donde había una cancha de fútbol armada por nosotros en el cañaveral, hoy están esas torres aburridas y silenciosas que construyó la SIDE. Todo muy estereotipo. Desganado. Muerto, asquerosamente muerto. Tengo que hablar con los niños de hoy, de mi barrio. para que me cuenten cómo titiretean la siesta para escapar un rato del mundo claustrofóbico de los adultos que jamás fueron niños.  El paisaje de mi barrio infantil es algo que solamente vive en las huellas digitales que le dejo al teclado. Es un mundo quieto en tu cabeza, Lucas, pero es un mundo muerto, un barrio muerto, una infancia muerta, un tiempo muerto. Amargado. Importado. Impostado, han muerto las golondrinas y los árboles, de esa infancia terrible y entusiasta que viví, pero no han muerto, viven, crueles y comisarios, los adultos que vienen con mirada vencida a retarme.
A pedirme que deje de jugar solo a la pelota.
A decirme que estoy equivocado.
A ponerme en penitencia el corazón.
A contarme que voy a fracasar hasta en la próxima ilusión. Que todavía no se me había ocurrido.
Yo tuve alas, fui superhéroe, detective privado, goleador del mundial, postrado y pelotudo en una cama de hospital por esa enfermedad celosa que es el asma.
 Después, el tiempo te va curtiendo. Rajando. La piel, sí, pero, fijate, también te hace cortes, imprecisos, con tramontina, en el alma. 
Había, plegaria idiota de la naturaleza, una inundación en esos días. Así que, a los que estaban juntando donaciones, les di mi camión, el único premio que he recibido en mi vida y que valió la pena y que tuvo un destino triste, me costó, a dos cuadras de mi casa, cuando volvía con el camión que era la prueba concreta para mi mamá y mi abuela de que yo había ganado por esa manía, la del yo-yo con Fido Dido, de quedarme solo en el patio bajo la sombra ilusa de un árbol que una tormenta quebró. Abrumadoramente el tronco. Hice la señal de la cruz y doné mi camión. 
Era una siesta imbécil, una siesta triste y nublada. 
No iban a creerme que había ganado el concurso. 
Y no era nada solidario, era egocéntrico, soberbio, un niño con amigos invisibles, con soledades visibles, con una bicicleta prestada y en el manubrio derecho la bolsa para ir a comprar el pan y las esquinas, inmensas y  desterradas, volando en la bici, esquivando naves, colectivos, autos viejos, motos de la última esperanza laboral qué mierda, todo eso, fue hermoso. 
Y salió como lo planeaba entonces. 
O incluso, mucho mejor. En esos días de otoño infantil no sabía que iba a cogerme hasta la última estrofa de la mina del coro cristiano. Y que me iban a rebotar el cuádruple. Y que iba a tener, lo que soñaba, cuando pegaba con voligoma las hojas de cuaderno, para el periódico que hacía y repartía entre mis familiares, cuando la casa de mi vieja era inmensa y concurrida, ahora, bueno, los niños que poblaban los secretos, los rincones, que trepábamos la balaustrada y robábamos limones y limas y paltas y cazábamos palomas y mirábamos el tren como si ahí estuvieran todos los mapas de continentes extraños que nos enseñaban maestras de rodete y ruleros horriblemente estúpidas pero que hasta el día de hoy amamos profundamente por que ellas nos decían que había que amarlas y nosotros éramos traviesos pero educados, todo salió bien, esos niños crecimos y nos fuimos y los viejos murieron y la casa se vino abajo y todo salió como lo planeaba, tengo, lo que siempre quise, tengo lectores. Mientras haya una persona en todo el planeta que quiera leerme, valga como postal, al niño que fui, de que ganamos.
Tengo en el bolsillo, cada vez que escribo cualquier cosa, un puñado de luna y un camión amarillo.Los llevo conmigo, desde aquella vez que esperaron al pedo el kilo de pan en la bici porque jugué, la apuesta estratégica y audaz, jugué a las escondidas. Desde entonces a esta parte. Aún no logran encontrarme.
Todo salió bien.
Panzón, medio pelado, sin un peso, me buscan por los costados de lo previsible, y yo me escondí, lo aprendí de Poe, me escondí en el lugar más obvio.
Todavía estoy en el patio de mi casa jugando solo con un yo-yo de Fido Dido. Todavía quiero ganarme el premio. Todavía quiero donarlo. Todavía quiero escribirlo.

viernes, abril 19, 2013

NO ES CIERTO que tuve un romance con Luisana Lopilato





Por Santiago Gómez

              Psicoanalista, amigo y tarado que pone estos títulos imposibles, pero es sustancial e inteligente sin darse cuenta. Todavía le estoy explicando cómo se titula de manera descarada. Le di de ejemplo el título de este post y me dijo: "pero es mentira". Ok, sí, aceptémoslo; es mentira que el post hable de esa noche que no te puedo contar.

*Lo que se juega es la posibilidad de construir realidad a través de la
credibilidad. *

“Nadie le creyó a Elascar” le dice Lanata a Rial. Rial le reprocha que
tiene credibilidad, que Lanata atenta contra su credibilidad cuando lo
asocia al gobierno. Lanata le dice, esta bien, te creo. Nos preguntamos ¿Si
Lanata le cree por qué no lo llamó, le preguntó, Rial le contestaba, lo
mismo que hizo al aire, y no decía que lo llamó Zanini? Porque, como dijo
Rial, cando Lanata dijo "dos de lo más importantes periodistas de
espectáculos”, suponemos que uno es él. Rial le dice que a Fariña no lo
cree, y que más allá de que le crea o no, le tenía que hacer la nota. ¿Qué
otra cosa que credibilidad tiene Rial? No se explica sino cómo logran que
tantas personas repitan que Zultano le hizo juicio a Mengana, sin más que
una palabra que lo afirma. ¿Por qué otra cosa repetimos lo que vemos en los
medios? Porque creemos en lo que vemos. Los medios de comunicación valen en
tanto son creíbles. “No farandulees le dice Rial a Lanata”. Qué bueno que
Rial también considere que hay cosas que no se farandulean.
El Clarín miente fue un golpe certero al grupo. Nací en 1980, soy uno de
los que repitió durante los noventa lo que publicaba y decía Clarín, porque
le creía. Si hasta en la prensa trostkistas citan sus artículos: Ismael
Bermúdez, no solo es el hermano de Jorge Wermus, alias, te miro desde
arriba, sino que escribe o escribía con el seudónimo de Jorge Magri. Clarín
era creíble para la mayoría. Soy de los que hasta 6-7-8 en mi vida había
escuchado a Víctor Hugo, no conocía su posición política. Kirchneristas o
no, después del kirchnerismo todos sabemos que Clarín miente, poco, mucho,
pero miente. Quedó al descubierto de todos. Es real que bajaron los
ingresos por la venta de diarios y la cantidad de visitas a su portal. El
mayor acierto del gobierno fue sacarle el negocio de fútbol, representaban
un tercio de los ingresos del Grupo. Que Clarín vende menos diarios quiere
decir que es menos creíble. Lo que se está jugando es el poder de construir
realidad.

*Quien construye la realidad, no construye realidades.*

Nos guste o no, la realidad que vivimos es una realidad construida. En esta
sociedad existen los que quieren que le construyan la realidad y los que
queremos ser parte de la construcción de nuestras realidades. Para algunos
es “la realidad”, para nosotros es “las realidades”. Los medios de
comunicación tienen la capacidad de construir realidad, de otorgarle a una
imagen sentido. Sentido a las sensaciones. Los medios tienen la capacidad
de instalar discursos, de que a cierta imagen le otorguen un determinado
sentido, que posibilita que cuando una persona ve una cosa, vea una cosa y
no otra. Ese sentido no es creado por quienes lo repiten en sus cotidianos,
sino que es creación de unos pocos que con su accionar condicionan las
posibilidades de existencia de la mayoría. Que tienen poder. De qué se
trata el poder sino de tener la capacidad de condicionar el accionar del
otro. La política por excelencia es la construcción de realidad. Una
realidad que se transforma, es una realidad distinta que se construye. La
política es la acción de transformar la realidad. Todos los medios de
comunicación hacen política, porque tienen la capacidad de construir
realidad.

*El periodismo construye realidad*
*
*
La tarea del periodista consiste en representar un hecho, es decir, en
hacer presente un hecho para quienes no fueron testigos del mismo, que se
hacen una imagen de lo sucedido a partir de lo que leen o escuchan.
Construir una imagen. La literatura se trata de eso, de construir ficción,
ese sueño imaginario en el que nos vamos a otra realidad. La lectura es un
ejercicio que promueve la existencia de muchas realidades. La pantalla es
la realidad única. Primero entraron por los ojos, después por los oídos,
después, con los recién nacidos, entran primero por los oídos, lo que
escuchan que en su casa repiten, después por los ojos, y con lo audiovisual
coparon todo. ¿Cuánto tiempo por día nos pasamos frente a alguna pantalla?
La mayoría llevemos una pantalla en alguno de nuestros bolsillos.
Escuché a un columnista de TN, un canoso con barba candado, decir que
aunque la justicia no considerara válidas las pruebas de “las cámaras
ocultas”, era verdad, porque ellos a través del método periodísticos
llegaron a la verdad, y aunque los jueces no reconozcan esa verdad, es
verdad, sabemos que la justicia aun con pruebas verdaderas no las dio como
válidas. ¿Qué es lo que hacen? Reconocen que pueden construir realidad, es
decir, verdad. Por eso algunos hablamos de realidades, porque cada uno
tiene su propia verdad. Preferimos las muchas realidades, que repetir la
verdad de otro. Se trata de sus verdad y las nuestras. Y logran construir
verdad ¿Por qué? Porque son creíbles. Así como nosotros les creemos a tal o
cual autor que leemos, nos cuentan cómo son las cosas en no se donde, y
después afirmamos que las cosas son de determinada manera en no sé dónde,
sin nunca haber estado ahí. De eso se trata la palabra, de hacer presente
lo ausente. La magia de la poesía.

*Realidad colectiva o realidad única.*
*
*Una realidad colectiva o la ganancia económica de los que venden una
realidad única. Ella o vos. Un discurso que siempre va a lo individual,
como si se tratara de una cosa de UNO. Es Nosotros o Ustedes. Ellos o
Nosotros. Ahí radica la necesidad de unirse y organizarse. El potencial
nuestro es la cercanía corporal, la acción en conjunto, la organización.
Somos unos muchos que nos oponemos y resistimos a que nos impongan una
realidad, porque creemos que la realidad más digna para ser vivid se
construye participando con otros, haciendo política. Y así es que puede
suceder lo que sucede en la Argentina. La oposición no puede organizar
nada, porque no tiene con quién organizar qué. Ellos también son los que
repiten la realidad que les venden por la televisión. Cómo se explica sino
que los radicales digan las cosas que dicen. ¿Ellos llaman a los suyos a la
participación, a unirse, a organizarse? Entonces a qué apuestan, a la
creación de malestar, porque al Estado de Bienestar se lo combate creando
un estado de malestar, inyectan indignación, buscando que los espectadores
se eyecten. Se dirigen a espectadores no a participantes. Lo que promueven
es el caos. Una acción colectiva de indignados en movimiento, que al no
estar organizados, son capaces de hacer cualquier cosa, no es necesario
explayarme en lo que Freud dijo sobre la psicología de las masas.

*Partícipes de nuestra realidad.*

¿Quién construye la realidad? De eso se trata. Quienes tenían la capacidad
plena de construirla e imponerla, fueron atacados, debilitados, pero no
derrotados. La contradicción entre el interés privado y el interés público,
entre el interés individual y el interés colectivo, perdurará. Pero se
trata justamente de organizarnos para condicionar esa tensión, para que no
prime lo individual por sobre lo colectivo, aunque tenga lo individual su
lugar. Se trata de quienes quieren construir una realidad para que los
demás repitan, frente a otros que queremos ser partícipes de la
construcción de las distintas realidades, reconociendo la contradicción
intrínseca a toda realidad, entre cómo es y cómo debería ser.
Esto no puede ser más así, es lo que difunden los medios de comunicación
del capital financiero. Esto no puede ser más así, es una excelente
estrategia de venta, “sus zapatos ya no brillan”, llame ya, construyen la
zapatería a domicilio. Esto no puede ser más así, caceroleen. Diciembre del
2001 Lanata mostrando las cacerolas, Abril del 2013 y sigue asiendo lo
mismo. Lo que pasa que es como ahora son más las cacerolas llenas, no
suenan. Esa es nuestra realidad