jueves, marzo 14, 2013

Crece desde el pie


Agua Bendita

Cuando tenía 9 años quería ser santo. Nunca, ni en la falsa humildad de la infancia tuve humildad espiritual. De la humildad económica es mejor olvidarse.
En un retiro hasta un lugar lejos de la provincia de Santa Fe en las afueras de Funes (había un 9 de River en ese momento, homónimo) se lo conté, mientras tocábamos la guitarra, a un sacerdote muy joven y bueno que prometió rezar por mí. Recién se había ordenado. Venía de ese lugar extraño y lejano que era el Vaticano. Donde se escondían, decían mis amigos del barrio, el oro y la riqueza escondida del mundo. La escondida era un juego popular entre nosotros. La Escondida era también un ritmo de folklore y lo sigue siendo, también sigue siendo un coto ilegal por el arroyo La Picada y un salón de Palermo, de los tiempos donde la adolescencia blanca hacía piyamas party y nosotros ferias de fanzine. Y sigue siendo un verbo melancólico para cuerpos que empiezan, por eso del corte del velo que decía Lacan, a ser ajenos.
Yo vi entonces el rostro tierno de la fe.
A veces lo extraño. 

Pancho con lluvia de Papa


martes, marzo 12, 2013

La Cámpora de Junín no participó de la pueblada. El atentado a la AMIA y Spinetta


el buen comer


El canal gourmet

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Scioli ahora hace campaña con Clarín.
Scioli ahora hace campaña con Clarín.
Periodistas, funcionarios, y asesores de imagen. La puesta en escena que esconde intereses, en un informe especial de Lucas Carrasco.
Por Lucas Carrasco

¿Qué necesidad hay de andar contando qué comieron, qué bebieron, en las “reuniones importantes” de la política? 

Por ejemplo, esta semana, dieron a conocer el menú degustado durante la reunión de Macri conMoyano. Una reunión, un mediodía de semana laboral, con morfi de por medio, bebidas y dos dirigentes que se caracterizan por la pobreza conceptual, el lenguaje parco, siendo amables, no muy culto, yendo al grano, revela un gusto tosco por la sofisticada haraganería que caracteriza a nuestras clases altas. Esas que creen que todos vivimos de la dádiva del Estado. Como si los Macri o los Moyano hubieran hecho la plata trabajando. 

No es en el Partido Clarín donde inventan o difunden por vocación propia estas superficialidades. Ellos tienen intereses concretos y se ocupan de la política. Para todo lo demás, están los asesores de imagen. Que suelen trabajar, descaradamente, como funcionarios del intendente Macri y como escribas del “periodismo independiente” en el Grupo Clarín. 

Un solo ejemplo: el que firma los más bajos, procaces y conventilleros bolazos contra Cristina en el diario Muy, del Grupo Clarín, es también encargado de redes sociales de Macri. 

Scioli
 fue a sacarse una foto con la Mesa de Enlace en la fiesta financiera de Expoagro, una empresa de Clarín y La Nación que los conecta con la oligarquía de la manera que entiende, con plata. 

La provincia de Buenos Aires pagó la foto de Scioli con los vandoristas de la soja, los titulares de la Sociedad Rural y la Federación Agraria en Expoagro con seis stands. Uno de ellos fue sponsor principal, el del Banco Provincia. Con eso le cobraron sus apoyos diarios al kirchnerismo.

Ese stand del Bapro se lo cobraron a precio desconfiado: 300.000 pesos. El resto, para que el escándalo no se conozca, fue más modesto: 30.000 pesos cada uno. Son stands del Fondo de Garantías de Buenos Aires, de la Secretaría de Turismo, del Ministerio de Asuntos Agrarios, de Provincia Leasing y de la Agencia de Recaudación (ARBA). 

En total la Provincia puso 450.000 pesos. Se disimuló también con 400.000 pesos en publicidad en la Guía Expoagro que se reparte durante la feria, y en pauta en la página de Internet de Expoagro. Así, la suma asciende a 850.000 pesos. 

La foto de Scioli con los vandoristas de la soja iba a ser la tapa de Clarín y el comienzo de una gran operación de prensa, que no pudo ser por que murió el gran líder latinoamericano Hugo Chávez, y las audiencias verdaderas no son tontas. 

Cuando el Partido Clarín comenzó su escala de violencia verbal para defender sus millonarios negocios en Expoagro, durante el conflicto de la 125, extorsionaban a un Scioli que permaneció leal con los negocios. 

El 4 de junio de 2008 Clarín cuestionaba los (frecuentes, pero recién se enteraban) viajes de la esposa de Scioli, Karina Rabolini, en el avión de la gobernación bonaerense, a Venado Tuerto, en la zona rica de la provincia de Santa Fe, de donde proviene. 

Clarín dejó de recordar que usa los bienes públicos de la provincia de Buenos Aires para llegar a la bota santafesina -una de las zonas más ricas del país- y charlar un rato con sus amigas en la avenida Julio Argentino Roca. Y es que Scioli pagó. 

La compulsión por difundir lo gourmet en los medios amables explica también cierta desaprensión por el gobierno, que se complementa perfectamente con el hiperactivismo presidencial, cuya defensa del mercado interno, la movilidad social ascendente y los constantes aumentos salariales explican la buena imagen de quienes hacen la plancha.

Claro que para Clarín estos aumentos, como el reciente a Gendarmería, son porque “Cristina quiere evitar protestas”. Quizá por eso Macri aumenta los subtes, para que no protesten los usuarios. O Scioli no le aumenta a los maestros, para que protesten. Quién sabe. 

La lógica del Partido Clarín es retorcida. Pero a quienes se dedican a los largos almuerzos, las buenas bebidas, las buenas comidas, estas cosas los tienen sin cuidado.

Disculparse



-Scioli está muy enojado con vos- le dijo, a modo de reproche, Francisco de Narváez a un  importante dirigente de su partido, de nombre irrelevante.
Tuvo que disculparse.

Leyendo

1) Una película con un guión magistral; indexada -jajaja, qué truchos- acá.

2) Sobre la muerte de Chávez, un debate Acá arranca. 

3) Las enseñanzas del matrimonio igualitario para democratizar el Poder Tribunal

4) Escriba en Artepolítica

5) Segunda parte de ¿Para ésto queríamos los medios?

lunes, marzo 11, 2013

La brújula

A veces, la pérdida de la brújula -entendiendo por tal el devenir grueso de un proceso social- en un mar de pequeñeces, se paga caro.
Son, a fin de cuentas, solamente palabras. Hirientes, esperanzadoras, superficiales, literarias, tilingas, como quieras, son solamente palabras. Que hacen también lo social. Pero la pérdida de ese marco de referencia puede pagarse caro.
Los grandes acontecimientos, como la muerte de Chávez, hacen retroceder hasta incluso repensar todo. No a las personas muy miradas, o que se sienten, en cualquier ámbito de la vanidad, muy miradas. Esas personas tienen un contrato leonino con su propia vanidad. No repiensan. Nada. Con la dignidad de quien no retrocede se hunden en un fango de odia perfectamente comprensible.
Pero la gente de a pie sí, repiensa. Reorganiza su mundo simbólico con una fluidez que da dinámica al devenir. Y una velocidad a veces sorprendente. Alto caradurismo, también. Claro que sí.
Bueno, estamos asistiendo a eso. Casi hasta el otro extremo. El de la estupidez idealizante. Como si luego de repensar ya no hubiera que repensar.
Sin perder la brújula, también a veces conviene tomar cierta distancia.
No envolver para regalo el combo de la historia.

miércoles, marzo 06, 2013

Chávez

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Canción urgente para mi tristeza, compuesta por Venezuela

[5 marzo 2013]
Canción urgente para mi tristeza, compuesta por Venezuela
Por Lucas Carrasco

Venimos, no, voy a hablar con el cuerpo, vengo de tratar de darle forma de canción a un poema que escribí a una novia, cuando era novia. Vengo de un cuarto con cartones de guardar huevos, micrófonos, esperas, soledades de acordes encerrados. Vengo de un barrio obrero de la ciudad de Buenos Aires, no son muchos. Vengo de tomar el subterráneo, de saludar, a un hombre canoso, que no me dirigió la palabra, pero me apretó, emocionado, la mano. Vengo de un país libre.
Vengo de generaciones a las que las muerte les vino del golpe.
Vengo a una generación a la que la muerte le vino de golpe.
La diferencia, infinita, abarca torturas, cárcel, poemas perdidos en mazmorras, hasta este golpe, contundente y calmo, de la muerte. En su lecho. De un cristiano. Vengo de un ateísmo militante capaz de conmoverse hasta el colmo por los cristianos que se plantearon vivir la vida de Cristo.
Ha muerto Húgo Chávez.
Un ejemplo de cómo encarar este asunto milagroso, que no pedimos pero dadas las cosas defendemos, de la vida.
Vengo de un país donde se murió Néstor Kirchner.
Y, yo, recuerdo cosas, así, chiquitas, sentimentales, en el escalofriante escalón de la muerte.
Me fui caminando a la Casa Rosada, la sede de gobierno de la Argentina. Había mucha gente. Algunos, desconsolados por el futuro. Nosotros medimos el espesor de la historia con categorías densas, amasando con pasión calibrada la definición científica de este misterio interrumpido del vivir, pero la gente de a pie, mis vecinos, mis familiares, las ex novias que me olvidaron, sus primas, los trabajadores, los de abajo, los parientes pobres de la leyes de la historia, creen en la gente concreta y vital. Y desconsuelan cuando muere una partecita nuestra, esa partecita nuestra, la del pueblo sin estridencias ni demagogias, esa partecita que nace y muere y renace y remuere, esa partecita de nosotros que es la esperanza.
Yo tenía una confianza tan voluntariosa, si querés, en que ese hombre, Néstor, lo mismo que creo del Comandante Hugo Chávez ahora, tenía y tengo una confianza, ahora corroborable, de que murieron en plenitud, dejaron esta esperanza de fuego en cada corazón de la gente sencilla. Antes, la muerte la traía el golpe. Ahora, la muerte viene de golpe. La diferencia son los jirones de vida que se dejaron para un mundo mejor. Nadie interrumpió, nada ni nadie, interrumpió, más que la única certeza socialista -todo lo demás es sueño, y lo mejor de esta vida son nuestros sueños- que es la muerte.
Había, para ver, el cajón de Néstor Kirchner, una cola inmensa. Yo me senté en el cordón.
Había otra cola inmensa en los improvisados baños químicos y cuando fui a mear, un pibe, ojalá lo vuelva a ver, me miró sorprendido. Por hacer la cola. Por haberme visto en la TV. Y, mirá con qué poca cosa volvimos a creer, pueblo sufrido y jodido, el pibe, me dijo: “sos kirchnerista”.
Nunca me olvidé de eso.
Puede que no tenga la menor importancia. Lo estoy contando porque estoy emocionado. Y emocionado uno elige quedar al borde del ridículo para transmitir una sensación.
En Paraná, mi tierra, una vez me dieron una condecoración de la Universidad de Sucre, de Chile. El rector, Pedro Godoy, un historiador de los valiosos e inmensos, me dio una cosa, una medalla, que enterré en un lugar, donde murió el tipo más importante, para mí, de la historia federal. Ahí donde enterré algunas cosas. Muchísimos años atrás había tenido en su casa de Chile a un loco, milico, que daba vueltas por ahí. Y era apasionado, también, por la historia. Tenía redención contenida en las venas. La memoria tiene esas cosas, esos laberintos raros, mirá, hay algo, cómo olvidarlo: tenía solamente, ese loco, venezolano, que paró en lo de Pedro Godoy, dos camisas. Y un solo par de medias. Y un solo calzoncillos. Terminado el día, los lavaba a mano. Los colgaba del balcón para que se sequen. Ajá. Era Húgo Chávez.
Hoy murió, el tipo que aprendió por el costado la historia de los pueblos, que esquivó los galardones idiotas de los historiadores consagrados. Hoy murió el hombre que mi hizo kirchnerista. Y, nobleza obliga, quiero, sin ser más que un boludo llorando desde el teclado en mi casa, quisiera tanto llegarle a un venezolano para decirle que cuando, en unos días, pase la etapa más negra del dolor, sepa que, como nos pasó a nosotros con Kirchner, queda detrás un pueblo. Que Chávez no vivió en vano.
Que no miren la televisión ni la alegría de la oligarquía. La muerte es la única certeza socialista. Para todos.
Que miren a los que hacen fila, a la gente común, a los que lloran al Comandante.
Todo revolucionario tiene la misión de infundir, en estas horas nubladas, esperanzas de continuidad y lucha en por lo menos una persona. Necesitamos una guerra de guerrillas de la esperanza.
Por lo que falta.
Para que sea la vida y no la muerte nuestra única certeza socialista.