domingo, diciembre 07, 2014

Susanti Pancho empieza a despegarse de la mafia de la vieja



Como si Milani dejara de ofrecer sus servicios de espionaje ilegal a opositores, los beliebers K ya están con las carpetitas del pasado real de Bergoglio esperando que se salga de la religión del choreo que se practica desde Puerto Madero, donde se profesan los valores villeros.
El punto ahora es la herencia cultural. Si a partir de 2015 el nuevo gobierno seguirá nombrando genocidas en puestos estratégicos, si tendrá un coro estable de serviles que defiendan la corrupción, si se acentuará el perfil fascista contra la libertad de expresión. Si se seguirán ocultando los datos de pobreza, truchando los de inflación, multiplicándose la gente que vive en la calle, las taperas, los autoelogios de la oligarquía gobernante, la reprimarización vulgar de la economía.
Mi impresión es que sí. Aún cuando cualquiera estaría menos a la derecha que la vieja y su banda de mafiosos, el daño en la desigualdad de todo tipo es tan apabullante que tiene remedio, pero es muy complejo y largo. Y nadie anda con ganas de hacer ese tratamiento.

viernes, diciembre 05, 2014

por qué me fui del kirchnerismo. Voy a contar la verdad. Yo me fui por cómo murió mi viejo.

Había una vez un viejo,
sentado en el escalón de siempre.


miraba árboles
sin misterios
árboles barriales
de otoño constante
el viejo,
en una silla de mimbre
que no crujía nunca.


Me sentaba al escalón
de mi casa
a fumar, fumo mucho
traté de dejarlo
no pude.
Yo estaba ahí, muchas tardes
con gorriones y melancolías
carteros,
telegramas
de despido
con remitente
isla de la ilusión
viaje a su adolescencia
Por favor: no vuelva.

La vida seguía.
A cada rato

El viejo no tenía esa melancolía
de esquinas viejas
que tienen los que escribimos poemas
Los que pudimos escapar.
Nunca le escuché hablar
Nunca "buen día"
ni "hasta luego".

Tenía canas.
Una camisa marrón.
Otra verde.
Y una camisa negra.
tenía un bastón y miraba árboles
La camisa negra le quedaba grande.
 El atardecer nunca lo censaba.

Dios no entraba a su alma
dios no requisaba esa cárcel
Ni la culpa lo visitaba
para joderlo. Miraba árboles.

Y la vida seguía.
A cada rato.

Los perros de la calle se le acercaban.
El viejo los acariciaba
Después se congelaba
mirando las antenas oxidadas

Pasé varios meses sin trabajo.
No pude pagar la luz.
Leía a vela, libros viejos
a préstamo de la biblioteca.

Y la vida seguía
A cada rato.

A veces no tenía velas y salía
a la vereda, para que el foco
de la calle, qué esquina triste,
me alumbrara. Leía y leía y leía.

Supongo que me habré arruinado la vista.
Bah, ahora, acá, de vez en cuando, pienso:
seguro me cagué la vista.
Es una manera de acordarme
de alimentar mi resentimiento.

¿Cómo se llamaba ese viejo?
¿Tenía nombre; gracia o tutor?
Cuándo fue que me hice tan triste.
Melancólico, solitario y hosco.

Había un contenedor, solo.
Olvidado. Siempre rebalsado.
Los gatos trepaban.
Un foco municipal tímido lo alumbraba.

Y la vida seguía
a cada rato.

No tuve, nunca tendré.
La educación y los contactos
el alquiler pago, una luna azul
un teclado frente a un lago.

Escribía desesperado. Con ganas de matarme.
Con miedo a volverme loco. Pero escribía.
Robaba biromes, juntaba colillas
Creía en algunas cosas, leía.

Me gustaba creer que el viejo intuía
al mirarme, que yo era distinto
seguro que no, ya sé.
pero yo soñaba, deseaba, que sí.

Cuando nadie creía en mí.
Hubo escritores, encuadernados
muertos, lejanos, qué importaba
creían en mí. Yo sentía eso.

El kiosco no me fiaba cigarrillos.
a la despensa ya no podía ni entrar.
Los amigos de cuando era exitoso se rajaron.
Nadie creía en mí.

Pero había libros viejos que sí.
Poemas, novelas, tratados, encuadernados
de la biblioteca municipal
que me decían algo, lo juro.

En la biblioteca estaba todo, todo.
El padre que no tuve.
La madre que maltraté.
Los hermanos a los que fallé.

En la biblioteca nadie se reía de mí.
Nadie criticaba mi agujero en el zapato.
A nadie le importaba nada de nadie
Y la gente de ahí me respetaba.

La biblioteca siempre estaba vacía.
Había una vieja conservadora
que maltrataba a todos, menos a mí
había un pelado perdedor, siempre frustrado

que a mí me saludaba,
compraba libros que solo yo leía
cuando arancelaron la biblioteca
se olvidó de cobrarme, siempre

Trabajaba, después, una compañera
de la facultad. Buena chica. Buena persona.
No sé si sigue en la biblioteca
no sé si vive. Pero ojalá

 le haya ido bien
lo merecía.
Mientras la vida seguía
a cada rato.

Se sentaba, al atardecer, en el escalón
de la pensión donde él vivía.
La gente a veces salía.
La gente casi siempre entraba.
Conocemos la historia:
de esos albergues de pobreza transitoria
ninguno sale.
Y se van quedando
entre tardes y tarde
volviendo del trabajo
o de pedir prestado
o de robar
sin esperanzas
.
Leía cuatro o cinco libros por día.
Conversaba con los travestis del barrio.
ayudaba a cocinar en una iglesia.
De paso, comía ahí. Era muy pobre.

Me gustaba caminar
Dar largos paseos a ninguna parte.
Mucha, mucha gente, al verme
agachaba la cabeza y cruzaba.

La vida seguía
a cada rato.

Un día, me publicaron.
De nuevo, algo.
Fuera de mi ciudad.
Conseguí trabajo.

Yo me sentía viejo y acabado.
Así me hacían sentir.
Pero volví a las andadas.
Y apenas tenía 23 años.

Ser pobre es imposible de explicar.
Sin largarse a llorar.
Sin tener ganas furiosas de matar.
No hablo más, ya está

qué asco,
qué bronca
qué ganas de incendiar todo
de rehacer este mundo idiota.

Me fui de esos paisajes tristes
donde está mi jardín, mi escuela
mi parroquia, mis baldíos que hoy son torres de lujo.
Me fui de mí.

Los demás quedaron ahí.
Yo zafé por malandra, habilidades de malandra.
Ellos se quedaron.
Todos.
¿Habrán muerto?

Si paso, por ahí, los niños
tiernos y dulces cristianos
crecieron, son la rabia.
Están enojados. Tienen razón.

De a poco, se fueron convenciendo:
no saldrán, nunca, jamás, de ahí
excepto para estar en un lugar peor.
Cárcel. Manicomios. Mafias. Tumbas.


Las tumbas de los pobres son un número
en el cementerio municipal
en un aparte, lejos, mil pisos.
Una placa. Mil ninguneos.

A mí me espera un panteón.
Casi nunca lo cuento.
Soy descendiente de próceres.
Mi familia tiene muuucha plata.

Yo, no. Mi mamá, tampoco.
Docente rural, mi vieja.
Mi papá murió 3 veces.
Pero creo que ahora está, sí, muerto.

Muerto posta, digo.
Lo dieron por muerto en el asesinato a Somoza
el dictador nicaraguense.
Asesinado en Paraguay.

Su segunda muerte fue cuando fue a Paraná.
Para morirse. Venía de Brasil,
De las favelas. Militaba y eso.
Lo tenían que operar del corazón.

Nadie avisó en mi casa eso.
Que nuestro padre estaba en Paraná.
Nos ocultaron eso, aunque él llamaba
y llamaba y llamaba y llamaba.

La operación podía salir mal.
Si no se compraba no se qué
que no había.
Mi papá no quiso.

Un delegado de ATE fue a casa
me esperó en la puerta, largo rato.
Cuando salí para el diario me frenó;
"Tu papá está en el hospital y se está muriendo"

Fui, ahí nomás, fuimos juntos
No era horario de visita.
Me colaron.
Mi papá, me dijo:

"Yo fui guerrillero, me destrozaron en la tortura
los milicos, cuando  fui desaparecido.
Me salvó tu padrino, el General Martínez Wagner
pero a uds nunca les  dijeron la verdad

No les dijeron que yo debía abandonar el país
que luego me iniciaron una causa
yo no los abandoné, cuando vine
y los esperaba fuera de la escuela y me aparecía
como un fugitivo es porque fui un fugitivo.
Me voy a morir: pero hay 34 propiedades
de mi familia que les pertenecen. No dejen
que los caguen. Mi vieja, mi hermano, los odian.
Tu abuela y tu tío te odian.
Pero es solamente un problema de herencia"

-" Papi,a nosotros no nos importa eso.
Yo quería tener un padre
no heredar millones"

-Lucas, cuantos años tenés ahora.
-15, papá.
-Sos presidente de la federación de centro de estudiantes, columnista en un  diario y un canal de tv, tenés tu vida armada
tu vida armada
toda.
Yo no puedo dejarte nada, no tengo nada
Te cuento esto porque es lo único que puedo hacer por vos y tus hermanos.
- Yo necesitaba un papá, no necesitaba guita,
-Capaz, algún día, me entiendas. Y me perdones.
-No te perdono nada. Yo cuidé de los hermanos más chicos, les hablé maravillas de vos, les mentí siempre, les
-Lucas, me estoy muriendo.
-Te quiero.
-¿Me prometés hacer un juicio por la herencia?
-Te prometo que no, papi. No lo voy a hacer.

Después mi papá fue trasladado a Rosario -la operación salió mal- y al otro día
llamó mi tío
uno de los principales cardiólogos del país
para decirnos -atendí yo- que nuestro padre había muerto.
Yo tenía 15 años. Era 1993

Temen la calle.
Más de lo que temen la soledad.
Y la enfermedad.
Y la muerte.

Viven con problemas tristes
que no tienen solución.
No jodamos: la sociología, la economía
la literatura, la policía, todo está hecho
contra ellos.
Incluso la religión, la ley, la medicina
no descansan
los invaden en noches de tormenta
no los dejan dormir.

Todo.
La psicología, la municipalidad, el miedo
están ahí, siempre, en la vidriera de la conciencia.
Mostrando las ofertas que no pueden comprar.
Para que sufran.
Y sufren.
Hacen caso.

La gente pobre, como el viejo que se sentaba en la vereda
sufre mucho.
En el año 2013 me enteré que mi papá
no murió en 1995, sino que fue internado
en el Borda, donde su hermano, como él me dijo
que podía suceder, lo internó
para quedarse con toda la herencia,

Mi papá murió solo, loco, llamando a sus hijos.
Nadie nos contó.
Nadie nos dijo.
Yo vivía en CABA cuando, mientras
mi padre se pudría en un neuropsiquiátrico.

El día que me enteré de eso.
Mi padre no murió tras hablarme.
Sino mil años después y solo
completamente solo.

Mis únicos amigos en Bs As,
eran de La Cámpora, dos, solo dos tipos.
Les escribí pidiéndoles que me acompañen
a ir a tirar flores al Borda.

Llegué, al Borda, no había nadie.
Tiré las flores, en la puerta.
Y dejé de ser kirchnerista para siempre.
Y desde entonces, no me callo nada.

Nunca más.
Nunca, jamás, nunca más.
No me importa lo que me digan.



La vida sigue
a cada rato.
Aún si ya estás muerto.

Seguimos.
Seguiremos vivos,
Cada vez más desgarrados
Cada vez más solos.
Cada vez más, muchos más, se ríen de nosotros.

¿Y?

Cada vez tenemos más razón

La vida está en otra parte
Sigue, la vida, sigue
Pero está en otra parte.
Está en la poética de las cosas simples.
Hay que encontrarlas.




Hoy puede ser un gran día

jueves, diciembre 04, 2014

Concretamente

La ley de abastecimiento, como era previsible, no sirvió para nada. Por ende, la vieja la derogó de facto al mandarle decir al Secretario de Ajuste Augusto Costa que la ley no será reglamentada. Lo que significa, en concreto, que no tendrá efecto.
Las grandes leyes de los últimos seis meses son paradigmáticas de una naturaleza: ganar por ganar, pero contra nadie y a favor de nadie. Lo cual se expresa en su completa ineficacia. Como la ley de pago soberano, cuya efectividad para el fracaso fue inédita: 100%

domingo, noviembre 30, 2014

Buenas noches

Mientras la vieja hace papelones y berrinches para irse adaptando a la idea de la cárcel, los beliebers K, que osaron no ir a llorar en la puerta del sanatorio privado de Recoleta donde tomó sus últimas vacaciones mkensuales, van viendo cómo ganar su tajada de impunidad.
Esto deriva en Scioli sin ingresar al balotage, es tan obvio que da paja anticiparlo.
Los que todavía no arreglaron el usufructo del estado para beneficio personal con Scioli, se hacen los ultraéticos, como si Scioli cayera de un meteorito. Todo muy trucho. Muy obvio. Cansa.
Mientras tanto, la Argentina real, después de ser gobernados por esta oligarquía narco, está hecha mierda: nunca fuimos tan desiguales socialmente, nunca hubo tantas villas, nunca hubo tanta pobreza y nunca hubo estos grados terribles de choreo. Nunca, además, en democracia, el gobierno mató tanta gente.
¿No era muy obvio que esto terminaba así?

sábado, noviembre 29, 2014

viernes, noviembre 28, 2014

Colaborando con la vieja:

-Serían 441 los dueños de hoteles vacíos que no tienen cómo explicar su fortuna
-Hay 133.065 políticos financiados por el narcotráfico
-942 políticos bailaban con cara de zombi y alguien de la farándula mientras mandaban a masacrar al pueblo
-723 mandatarios lloraron en Cadena Nacional para zafar de algún choreo
-4.327 emperadores iban a trabajar al mediodía, de martes a jueves
-57 tuvieron una inflación mayor al 40%
-16 se borraron cuando la cosa se ponía fea (dos argentinos: Isabel Perón y Fernando De La Rúa)
-19.002 se robaron hasta el agua de las macetas
-73 fueron presos
-239 presidentes en la historia dd la humanidad se inventaron un pasado
-1 solo creyó que gobernar era decir giladas en la tele, pero bueno, pobre vieja, así le va.