Se debilita el kirchnerismo pero esa debilidad no es capitalizada por la oposición política. Resultado, se fortalecen las corporaciones. Que la sequía no sea un problema financiero, sino político, lo demuestra. Que estemos escuchando, a tanto papanata, hablar de este país y su relato agroexportador con menos vergüenza que Patrón Costas, demuestra que hemos vuelto a confrontar dos modelos (los únicos dos posibles en toda la historia nacional) con sus respectivas alianzas sociales. Uno de esos sectores, el que está ubicado a la derecha (aunque siempre tuvo su furgón de cola de izquierda, así como el otro bloque puede tener un Sergio Massa, digamos) no apela a sus clásicas herramientas tácticas: la conquista del desierto, la represión a los trabajadores, el fraude patriótico, los bombardeos a Plaza de Mayo, la proscripción de las mayorías, la apelación a un occidente cristiano y medievalista, la bendición de las armas, la represión cultural, las desapariciones de cadáveres. En ese sentido, y acorde a lo que sucede en la región, hemos dado un paso adelante. Quizás, si Menem no aniquilaba al Partido Militar (correlato inevitable de la demolición del estado de bienestar), quizás si Menem, con el acompañamiento de la mayoría de la dirigencia peronista y radical, no gobernaba hacia la derecha en un relativo marco de respeto institucional, quizás si eso no hubieses sucedido, la situación sería otra. Así que, he aquí mi reconocimiento a Carlos Menem. La delincuencia organizada de alto nivel denominada PRO, es mil veces preferible ganando elecciones que llevando, carpeta en mano, planes económicos al radical de turno que se preste a la farsa democrática. Lástima que, de las viejas corporaciones reaccionarias, la oligarquía esté vivita y culiando (nos) y también la Iglesia. Pero todo no se puede. Paso a paso. Ya vendrá el gobierno de la alianza de Altamira y Otto Vargas para hacer la reforma agraria y eliminar las retenciones.
Lucas, me parece que el partido militar como tal cavó su propia tumba con Malvinas.
ResponderBorrarEl desprestigio de esa guerra perdida y luego el "descubrimiento" por parte de la sociedad del andamiaje perverso de la represión ilegal, determinó su entierro.
Cuando llegaron Rico y Seineldín la suerte ya estaba echada, En Semana Santa los milicos y la derecha que los fogoneaba se enfrentaron con millones de argentinos que se movilizaron en todo el país.
Por otra parte el presupuesto militar cayó dramáticamente ya durante el gobierno de Alfonsín y a Menem le quedó solo la última etapa que contemplaba la desaparición del Servicio Militar Obligatorio.
La pérdida de poder de los milicos no puede adjudicársele a un gobieno sino a la voluntad manifiesta del pueblo argentino; tanto que el "Nunca Más", pensado para identificar una gestión de DDHH terminó calando en el conjunto de la población más allá de sus identificaciones políticas.
Por otra parte no es malo recordar que todos los movimientos de Menem en el tema militar tenían un claro correlato con las políticas del Departamento de Estado yanqui que ya había descartado la herramienta del golpe militar tradicional -al menos en esta etapa- para desestabilizar gobiernos en la región.
Lucas como no se te va a armar quilombo cada 2 por tres si se te ocurre decir verdades molestas.
ResponderBorrarNo olvidemos la parte de Martín Balsa.
ResponderBorrarDecir que Menem terminó con "el partido militar" es una inexactitud histórica y política, y desestimar la lucha de los organismos de DD.HH.
ResponderBorrarTambién hay un tema medio peliagudo, que es que después de la dictadura quedó una concepción anti-militarista que asigún dicen nos dejó indefensos y dificultó ver "la parte civil" del llamado proceso.
Esto lo explica en parte DIeterich (el del socialismo del siglo XXI) a quién invito escuchar si es de su interés:
Y discúlpeme, OMIZ, pero reivindicar a Me*en en realidad, no es ninguna verdad molesta, es una tontería por donde se lo mire (para decirlo suave, y sin ánimo de ofender, Carrasco)
Saludos.
Y además trae yeta. xD
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