¿Y los tres tercios?

Tres tristes tercios pululaban en los análisis, adiós a esos tres tristes tercios. Lo que se viene, al parecer, es la unificación de la oposición en los principales distritos, una interna abierta en los menos, y el sostén de las estructuras radicales en el grueso de las provincias. El peronismo de derecha, llamado con amabilidad republicana, disidente, tiene plafón solamente en San Luis y en la Provincia de Buenos Aires. Aunque en esa categoría podrían entrar gente diversa como Macri, Reutemaaaan, Schiareti. El problema que enfrentan es que se niegan entre sí al interior del conglomerado opositor. Si gana Schiaretti, pierde el payaso de Luis Juez, si gana Reutemaaan, pierde la gran esperanza blanca de Binner, y Macri, a su vez, anula a Carrió. De modo que la variable principal es el daño que lña oposición se provoca a sí mismo. Pero, la derecha de este país (los medios de comunicación) sabe que en el total general posiblemente sus candidatos pierdan en las próximas elecciones. Lo que intentarán instalar, entonces, es un relato de legitimidad fragmentada, una modalidad racial con presunciones de sofisticación. Lo que se viene, entonces, es la guerra de interpretaciones cuyas principales pilares serán puestos en juego durante el transcurso de la campaña. Adiós a los tres tristes tercios y, adiós también a los análisis de provincialización de las elecciones. Porque esos análisis (hechos pelota por la jugada de retomar la iniciativa política adelantando las elecciones) desnudan que la variante Reutemaaan y Schiaretti anula a los opositores natos, los esmerila y los, cuanto menos, minimiza, y fundamentalmente, revelan que si las elecciones se provincializan, quien gane en la provincia que representa el 40% del padrón (la provincia de Buenos Aires) será el principal ganador al interior de la interna de la primera minoría nacional. Cosas que pasan.