El Grupo Clarin ya tomó partido

El desgaste al que fue sometido el gobierno a través de la Mesa de Enlace (con cortes de ruta, golpes inflacionarios que impacten sobre los segmentos más pobres y los alimentos, desabastecimiento, violencia piquetera) como parte, también, de una estrategia del Grupo Clarín para perpetuar el privilegio estatal en sus diversas esferas de negocios, llegó a un techo. Expuesto con el último corte de rutas durante siete días, y sobretodo en el momento dónde las distintas gerencias patronales agrupadas en defensa de las multinacionales exprotadoras de granos, comenzaron a demandar privilegios sectoriales, en un marco de consenso y diálogo, dejando de la lado demandas más específicas de la Asociación Empresaria Argentina.
Ahora, por esto, el Grupo Clarín se despide del festival de Franja Moradistas de la Mesa de Enlace y opta por una estrategia de poder que garantice, esencialemente, gobernabilidad para el recambio que se avisora en el ejecutivo nacional, a lo sumo en el 2011.
Aunque una estrategia golpista no es descartada -la presencia de Julio Cobos, armando listas contra el ejecutivo que integra, opera en ese sentido: para recordarnos que una renuncia, forzada o no, de la Presidenta, tendría como correlato un gobierno de Cobos- por ahora pasan a la marginalidad periodística a la Coalición Cívica, el socialismo y lo que queda del radicalismo de derecha. El conservadurismo que esta incipiente coalición expresa, no pasa de ser reaccionario a toda medida de gobierno, en buena medida para ocultar las contradicciones que conviven al interior de ese espacio, dónde todavía pueden encontrarse trasnochados sueños de socialdemocracia europea.
El Grupo Clarín necesita ahora pensar el recambio y por eso, es evidente que han dejado de lado su alabanza franjamoradista para concentrarse en un armado serio. Macri, De Narváez, Saá, Romero, Reutemán, la vieja cantinela de la derecha peronista, resucita rubia y de ojos celestes, planteando críticas más profundas al modelo político y social vigente. Menos cháchara republicana de los ex golpistas que pululan en la Coalición Cívica, y mayor búsqueda de conformación de un bloque social y económico articulado en torno a correciones al modelo que, a grandes rasgos, significan una vuelta al gobierno de Duhalde, Chacho Alvarez y Alfonsín del 2002. Los mismos sectores que sostuvieron -contra la inmensa totalidad del pueblo argentino- ese gobierno semi legal, se están reagrupando ene sta nueva estrategia; a excepción, como dijimos, de la resaca radical, nave ahora comandada por los ex militantes de la línea nacional (contraria a Alfonsín, por cierto): la Iglesia Católica y su transversalidad de derechas (el rabino Berga, por ejemplo); la Sociedad Rural y Federación Agraria, la Unión Industrial en la línea interna de De Mendiguren (que volvió a retomar el control de esa patronal) el peronismo de derecha, y Raúl Castell (que, en rigor, se anota en todas, jeje).
Esto, mientras el residuo de la UCR se recuesta sorbe el aparato ideológico de la coalición Cívica, comandado por las usinas de la ultraderecha neoliberal, hoy en franca retirada en el mundo.
De este modo, es ostensible el cambio del Grupo Clarín en las preferencias; incluso, es previsible que de la intifada de demolición simbólica (sumar a Lozano con Bergoglio con Micheti con Solá con Stolbizer con el rabino Berga con Susana Gimenez con Pino Solanas con Juez) se pase a un hilado más fino y orgánico: el peronismo de derecha.
De este modo, incluso, sería previsible un debilitamiento de la importancia asignada a periodistas con pretensiones progresistas, por los representantes de la derecha salvaje, del tipo de Chiche Gelblung.
Malas noticias para nuestros amigos progresistas, que tanto disfrutaron del último gobierno de Clarín (el de la Alianza de Fernando De La Rúa y Chacho Alvarez) y que ven, otra vez, traicionados los nobles ideales por los cuales se prestaron a correr por izquierda a un gobierno que sigue estando a la izquierda de cualquier otro desde el retorno democrático (San Alfonsín incluído).