lunes, mayo 25, 2009

De onda.



Quienes enfocaron el alzamiento derechista de las cámaras patronales agropecuarias como una disputa de fondo en torno a la legitimidad de la intervención del estado en la economía, quizás no enfocaron bien el asunto.


La historia marca que la secuela de golpes de estado que promovieron los sectores que ahora se llaman Mesa de Enlace, desde 1.880 hasta 1,976, deviene de una disputa en torno a un modelo industrial inclusivo, autónomo y de pleno empleo de calidad, a otro con un estado al servicio de los terratenientes ineficientes, excluyente y de ser posible con el retorno de la exclavitud.


Aunque la pampa húmeda tenga tierras eficientes y propietarios haraganes, la defensa de la tasa de rentabilidad extraordinaria debe, en el imaginario de la burguesía y sus aliados culturales, estar garantizada por el estado.


De este modo, siempre se requiere un dólar alto y único -es decir, sin retenciones o dólar diferencial o control de cambios y compraventa desde el estado- y el financiamiento del resto de la sociedad a estos empresarios.


Sistemáticamente fundieron los bancos estatales provinciales, en correlato a la fundición de los bancos nacionales por parte de la burguesía industrial. La privatización de estos bancos, fundada en los déficit que arrojaban a partir de generaciones de un mismo apellido que jamás pagaron un crédito, no modificó esta situación. El estado, con el impuesto de todos, siguió financiando la haraganería e ineficiencia propietaria y rentista de la otrora clase terrateniente. Devenida en rentista por cuestiones de escala de la producción y el -perdón por la palabra, no quiero ser ofensivo- trabajo; pero también porque las grandes extensiones de tierra conseguidas a través de la corrupción y el asalto al estado, fueron dividiéndose en parcelas a medida que los terratenientes morían y su descedencia no se dignaba, tampoco, a trabajar.


Así que el abuelo de la Sociedad Rural tuvo su nieto en la Federación Agraria, y ahora el nieto d ela Federación Agraria tiene a su nieto en la Juventud del PRO, sin todavía, por suerte, estar obligados a trabajar. Viven de rentas, juntándola con pala gracias al campito, y aunque pasaron malos tiempos -el menemismo- lograron zafar gracias a su esfuerzo por conseguir créditos en bancos privatizados que, por supuesto, jamás pagaron: y de hecho, vivieron con esa guita.


Aunque el menemismo trajo al PJ a los archirecontraodiados "nuevos ricos" que poblaron sus listas; el lugar natural en la Pampa Húmeda de los holgazanes rentistas fue la Unión Cívica Radical; y en menor medida, los partidos provinciales.


Basta ver los candidatos del radicalismo en Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa, Santa Fe y se encuentra ésto.


Gente que llega al colmo de getear que la sociedad les pague las deudas y las semillas para sembrar. Solamente les falta pedir que los empleados públicos recojan la cosecha (y algo así sucede en Entre Ríos con las pensiones graciables: el haragán rentista explota a un peón desde que tiene 13, 14 años hasta que ya está completamente inútil y discapacitado, a los 40, 45 años; entonces, acude a la Junta de Gobierno a pedir, bonachón, una pensión graciable; porque el patrón es bueno: eso sí, jamás le pagó los aportes patronales; pero de ese modo se garantiza seguir explotando hijos y nietos). Y sin embargo, hay un imaginario que logra que esto no suene absolutamente ridículo, cuasi medieval, delirante.


¿Cuándo llegará el día que las patronales agrarias, cansadas del "maltrato oficial" anuncien que dejarán de producir alimentos para los porcinos de la China, y se dediquen a actividades empresariales menos sacrificadas, difíciles y patrióticas, donde ele stado no los moleste y compitan en mercados perfectos: digo, podrían dedicarse a la fabricación de rotores, a la investigación de cromosomas, al enriquecimiento de uranio, a las bicicletas ultralivianas, a la hotelería de nichos específicos, a la producción de tubos de costura, a la ingeniería hiadráulica, cuándo, che, así dejan de hacer tantos sacrificios por el país?


Juro que no los extrañaremos.


Lo juro.


Pero vayan a laburar y déjense de joder.


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