Cuando, el temible Observatorio de Medios, abrió sus fauces; muchos pequeños periodistas creyeronsé en una lucha titánica contra las fuerzas del mal, que pondrían en jaque la gloriosa libertad de expresión de la que gozan abiertamente las grandes patronales.
Nada de eso, sucedió.
Así que asunto archivado.
Vale la pena, hacer el ejercicio, de imaginar qué de la actual dinámica informativa quedará en pie cuando se cuente la historia.
Muchas exageraciones, mentiras, detalles, pequeñas contradicciones, se barrerán debajo de la alfombra. Lo que implicará, si la lupa se acerca, que muchas versiones, análisis, posturas ante la coyuntura política carecerán, pronto, en el futuro, de sentido. Y perderán en la batalla por la construcción del relato; y quedarán en lugares incómodos.
Todos podemos ser parte de torbellinos que no están escritos. Solamente que algunos tienen más cuidado y precisión, que otros
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