lunes, junio 15, 2009

El Tema de la lechería.


Un país de estancieros que viajan a París, se nutren de la cultura de los lugares que importan, dependen de los mercados de los países más avanzados en esquemas financieros, pero, ojo, saben tratar a un peón. Saben moverse en el barro, saben palmear la espalda; son buenazos, del interior, gente más bien ingenua, y que sin embargo, mueven la economía de este país –a pesar de la intromisión desastrosa del estado y la falta de respuestas de los políticos- hasta el punto de que este país, sin ellos, es nada. Sin el campo. Sin los que saben palmear peones, dar trabajo, sacar adelante a Don Zoilo y su familia. Porque la familia, quieras que no, es la célula básica de la sociedad. La reserva moral, en un tiempo donde tanta falta nos hacen los valores. Como en los tiempos de mi abuelo. Donde la palabra, valía. Hasta para un crédito. No en la Caja del Sindicato, sino en el financiamiento de los créditos productivos. La palabra, era un documento. Dios y la Virgen de San Nicolás, recuerdan y quieren volver a esos tiempos idos.


Este es el Tema de la Lechería.


Cuando termine la nota, y la mande a Artepolítica, quizás logre entender (yo) porqué.

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