Javier Villafañe

Noches atrás, con unos amigos, hablábamos de escritores que vivieron por la zona, de sus modos de vida, y demás.

Sobretodo de Juan L. Ortíz.

Y entonces yo contaba una historia que me contaron (el actual secretario se cultura de Concordia) una vez que, en tapa de un pequeño semanario que yo dirigía, pusimos a Villafañe (lamento decir que vendimos casi nada...y bue). Me acuerdo que era una foto donde estaba con barba, y con un enterito -no me sale el nombre ahora, en mi infancia, yo los odiaba y les decíamos jardineros: esos pantalones que se prenden colgando del hombro. Pero ya no se ven más- y una mirada penetrante. (Acabo de encontra la foto, genial: es la que ilustra el post: pasa que a mis veinte febreros yo no sabía usar google ni sabía usar, siquiera, una computadora). Sigo.

Villafañe no es, quizás, tan conocido, perdón, no fue, quizás, tan conocido como escritor, sino como tiritero. Recorría, a caballo, los pueblos montando su función de títeres. La nota que sacamos, ya ni recuerdo quién la escribió (estoy casi seguro de que no fui yo).

La anécdota que me contaban tenía que ver con una infancia lejana, y con Villafaññe, al borde del río, viviendo en una barca. Sí, se quedó un tiempo, creo que en Concordia, en un pequeño barco, desde el cual se iba hasta los puertos y desembarcaderos y ahí montaba show de títeres, para chicos, por supuesto, y para grandes. Pero vivía, mientras, en esa barca.

La anécdota contiene una fuerte dosis de ternura y aventura.

Pero el caso es que, un par de noches atrás, cerveza de por medio en un bar, yo no podía acordarme de cómo se llamaba el titiritero. Me pasa seguido: no me sale un nombre. Me puede suceder con un amigo, un escritor que haya leído mucho, una maestra que recuerde con cariño (y son muy pocas). No es que, a mis treinta y uno, esté perdiendo la memoria, sino que se me va el nombre, me olvido del asunto y puede surgir en cualquier momento.

Así fue cuando, recién, leía el blog de María del Cármen Colombo y el anuncio de una jornada ante el centenario del nacimiento de Villafañe. Que para variar, ya transcurrió. Siempre llego tarde. Con los nombres, y los eventos.