El gobierno que acaba de perder las elecciones tuvo pendiente una tarea ardua, que enfocó del modo contrario, para la definitiva desmilitarización de la vida política argentina: la desmalvinización.
No creo poder encontrar muchos adeptos en ésto, pero a mí, cuando Kirchner anunció la malvinización de la política exterior, me hizo ruido. Entendí que no era posible, porque la política exterior está manejada por los grandes intereses económicos, el único resquicio (que tampoco lo es tanto) iba por el lado de la regionalización, y la integración.
En cambio hay un punto positivo que no fue jamás subrayado: la desclericalización de la democracia y el estado (ni siquiera rescatado y ponderado por esa breve pero intensa etapa del cinismo que fue la santificación del precursor de esta corriente: Alfonsín).
Yo no tengo dudas que el carácter conservador, intolerante y autoritario que expresa todavía la sociedad civil se debe, en buena medida, a la influencia perniciosa de la religión paraestatal, conformada por hombres con problemas sexuales y delirios místicos.
Ojalá este avance de la sociedad, que plasmó el kirchenrismo, sea consolidado por los próximos gobiernos. Ojalá no retrocedamos a Duhalde, a De La Rúa y Alvarez, a Menem, ojalá.
Porque más allá de la formación predominantemente católica de la mayoría del actual elenco gobernante su fe particular no permitió el avance corporativo de los ancianitos con problemas sexuales y dificultades para ubicarse como ONG, al que se le llama Episcopado y tiene, en cada diario de tirada nacional (ni hablar en los provinciales) un lobbysta encargado de copiar y pegar los reclamos de este grupito aislado; se los llama, "periodistas especializados", pero solamente copian y pegan, y yo no les dejaría, sólo por prevención, un niño a su cargo. Por las dudas.
Otro de los avances, muy cascoteado por la derecha, el progresismo y algunas modalidades de la "transversalidad" (espacio que tuvo sus mayores referentes en Julio Cobos, en Hermes Binner, en Juez y en Ibarra, así cómo la "pata peronista" fueron Saadi, Reutemaaan, y sustancialmente Duhalde) es el avance a posiciones de importancia en el estado de dirigentes políticos surgidos de distintos ámbitos pero de una extracción social hasta entonces negada por las izquierdas y derecha de clase media: los sectores populares.
En ámbitos más pequeños, como municipalidades, esto fue más vistoso; una novedad, a la par de la recepción e influencia de los organismos de derechos humanos de cada pequeña ciudad, donde habían sido sistemáticamente negados.
El sindicalismo cobró relevancia, relativo prestigio y cierta autonomía: no sólo a nivel macro, simbolizado, quizás, en la UOCRA, sino también a nivel micro: delegados en obras, por ejemplo.
Cosas que se perderán, cosas mezcladas, que tendrán, en algunos casos, su sujeto político para posicionarse y resistir, y no en otros.
La plural unanimidad con que la prensa cubre el tratamiento de los encuentros a puertas cerradas de los ancianitos obsesionados con la sexualidad de los pendejitos, como si en verdad se preocupan por las drogas, la interrupción del embarazo, el espíritu de diálogo y alguna que otra pelotudez que no es de su incumbencia, revela también la resistencia de esa misma prensa a hacerse cargo de los cambios saludables que ha experimentado la sociedad argentina.
Paralelo a esto, muchos medios de comunicación -no sólo pro su misma lógica- rompieron los tabúes que marcaban los embajadores del Vaticano con sueldo de nuestros impuestos, acompañando y naturalizando las saludables evoluciones de la sociedad argentina.
Hay esperanzas de que un próximo gobierno, si quitase de los lugares oscuros la financiación de la dictadura vaticana y los tornara visibles en actos y actividades públicas, genere un ruido imperceptible en la sociedad.
Ojalá.
Como en todo, el futuro está abierto.
Yo cada tanto hago un rollo con las páginas que escribe Julio Algarañaz (corresponsal de Clarín en el Vaticano), las relleno con aserrín, y me las fumo. Siempre me pega mal, pero cada uno hace lo que puede con sus tendencias suicidas.
ResponderBorrarjjajajajaaaaaaaa que bueno el comentario !!! y el post genial pero quién lee el copio y pego, excepto en las eternas misas de bergoglio televisadas a casi nadie le importa un carajo lo que piensa la iglesia ni a los derechosos catolicos.
ResponderBorrarEso si en Córdoba cuando iba a misa y había alguna cuestión institucional se leía lo que pensaba el obispo (gran sorete) y de eso trataba toda la misa. Trabajo fino en los fieles hacen pero en los medios...solo darles publicidad gratis que nadie lee como dije y decir que lo de grassi es una operación de susana...
saludos lucas...mery
Muy bueno, Lucas. Somos muchos los que vemos como un punto muy positivo que los gobiernos K hayan ido sacándose de encima a la Bolsa Negra Sacra. Durante casi toda nuestra historia, los ministros de Educación eran nombrados por la Curia, y en no pocos casos rectores de Universidad. Resulta penoso ver que el partido de Alfonsín se haya olvidado de esas crispaciones que Don Raúl tuvo con los Señores de pollera negra.
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