sábado, julio 18, 2009

Yéndome un poco al carajo.


La audacia no caracterizó la gestión en el área de Desarrollo Social.
No me suele gustar hablar de “gestión”, pero, seguramente contra la voluntad de sus propios actores (que incluye, no olvidemos, a buena parte de las interesantes experiencias de movimientos sociales; algunas de las cuales, hoy nos cascotean desde la vereda de enfrente: echándonos, de paso, la culpa de sus propias limitaciones) en este caso, la categoría de Gestión es la correcta.
Se gestiona los instrumentos existentes, por tanto, se gestiona para los destinatarios de los instrumentos estatales existentes.
A grandes rasgos –porque, en el detalle pequeño, que suele caracterizar la obsesión de los protagonistas, es casi imposible penetrar- se gestionó el Ministerio de Desarrollo Social, esto es, se administró lo existente. Y lo existente eran los instrumentos y capacidades estatales heredados de la visión del Fondo Monetario y, en especial, del Banco Mundial.
Por más que la prédica académica del ámbito del Trabajo Social primó, lo concreto fue que el particularismo, el empresarialismo, el boluderismo fue hegemónico en Desarrollo Social.
Incluso, las más audaces visiones políticas –las de Liebres del Sur, por ejemplo- no sobrepasaban estas limitaciones impuestas por concepciones ideológicas muy primitivas que, sin embargo, se consideran, cuándo no, superadoras.
Alicia Kirchner comandó esta tontería, sin resultados a la vista, decepcionante por donde se la mire, completamente estúpida vista desde el terreno.
Suerte que existió un excelente ministro de Inclusión que fue Julio De Vido, al costado del trabajo de Tomada. Muchas energías se agotaron en los ministerios específicos de enriquecimiento de charlatanes (ahí lo tienen a Daniel Arroyo, un tipo que si uno escucha, parece De Petri: se comen el mundo, después, en el “hacer”, no pasan de charlatanes): la que facturaron las consultoras, los intermediaros, los burócratas de la “lucha contra los años 90”. Por favor. Con buenas intenciones, con –se dijo- audaces visiones políticas, con una mayor honestidad que en el Ministerio de De Vido, dónde, ni dudas tengo, la corrupción es moneda corriente.
Junto con la Secretaría de Medios, son los dos ámbitos sin dudas más corruptos de este gobierno. Pero, a diferencia de Albistur, que sólo es útil para su economía familiar, en el ministerio de licitaciones, se generaron miles de puestos de trabajo y expectativas reales de inclusión social. De tipo, además, federal. Y con una fuerte gobierno en donde era necesario: zonas despobladas, franjas de pobreza estructural, satisfacción de necesidades sociales.
Esto no justifica el “roban pero hacen” de los Ingenieros Gallo: el gobierno del “progresismo” frepasista fue infinitamente más corrupto, con una corrupción estructural, pero de completa inutilidad social; por el contrario, en materia de obras públicas, los gobiernos “progresistas” suelen ser, como Alfonsín, como Ibarra, completamente reaccionarios. Pero completamente, eh. ¿Porqué sino, el grupo Techin, siempre bancó empleados progresistas, políticos que en Clarín, pasan por estadistas?
Julio Bárbaro, Rodolfo Terragno, que son la transversalidad techinista –que puede sintetizarse en la fusión de Duhalde y Alfonsín que fue Lavagna- suelen contar una angelical historia, de estadista y de tipos con visión a largo plazo, de esta empresa nacional de Italia.
En fin, la corrupción, fenómeno estructural de la política argentina, drama menor pero fantasma agitado por esa síntesis de la opacidad y pororsidad que son Techin y Clarín, hoy asociados en la AEA, no es mi tema.
Nada es, de verdad, “mi tema”. Discúlpenme, yo he sido formado como periodista: hablo de todos los temas, más no sé de ninguno. Eso sí, hay gente que me divierte: la transversalidad techinista, Julio Bárbaro y Rodolfo Terragno, siempre me han parecido dos tipos divertidos. Ojo, a diferencia de Clarín, Techin genera entusiasmos, camisetas, orgullos, y tiene defensores muy, pero muy inteligentes y bien argumentados, ad honorem. Si conocen viejos –porque jóvenes más bien es imposible- del MID de Frigerio, o ex militantes del FIP, hasta del manriquismo, o votantes de Pino Solanas de vocación estatal de posguerra (digamos, votantes serios de Solanas, que los hay) o algunos entusiasmo colaterales que genera este gobierno en PYMES de la construcción o la siderurgia, entonces se puede escuchar este entusiasmo.
Y De Vido, para retomar el tema, tanto como Tomada –Alejandro Sethman lo decía en una nota de Página 12 días atrás, han “gobernado”, más que gestionar. Alicia, la Gran Cuñada, ha “gestionado”.
Ahora que lo pienso, quizás fui muy duro en los términos, pero bue. Todavía recuerdo el antipejotismo que campeaba en ese ministerio, y su completa indiferencia hacia la ayuda social directa, el clientelismo, identificado, cuándo no, con el pejotismo. Más allá de esos sujetos insertos en mecanismos sociales de pobreza estructural, al cual le ofrecían montar una panadería para competir con Carrefour, previa “organización social” con los vecinos, pagar a abogados, contadores y militantes: lo decía gente que, desde el ministerio, armaba agrupaciones de 20 tipos, enfrentados (por cargos) a los otros 20 tipos de la oficina de enfrente. Esos ideolatraban la “organización” ninguneaban los sindicatos, las organizaciones vecinales, hacían un culto de lo jurídico, del empresarialismo, de las cooperativas –es obvio que en su puta vida habían visto una cooperativa en funcionamiento: en Entre Ríos, cuando el conflicto con las patronales agrarias, todos los que estaban en las rutas no eran los copetudos de sotana y paternalismo de la Sociedad Rural, eran las cooperativas. Los empleados públicos de los municipios pobres de todo el país, no se enduedan a tasas brutales si no es con “cooperativas” financieras, a sola firma, señor jubilado- de la organización social que ni ellos mismos podían llevar adelante. Quise suavizar los términos y terminé siendo más duro. Pero, bueno, gestionaron, y es una pena. No gobernaron, ni crearon capacidades estatales capaces de sobrevivir a las enormes expectativas que, vale decirlo, tipos como yo, en su momento, tuvieron.
Porque, de hecho, fui parte –durante un período muy fugaz- de Libres del Sur, me consta de su honestidad y hasta guardo, ahí dentro, algún amigo. Pero ellos son políticos, yo no. Suelo replantearme las cosas, tratar de entender, reconocer si considero que le erré.
Por ahí andan algunos escritos donde exalto la transversalidad, pero, a mi favor, siempre elogié y creí en su aspecto plebeyo, no en las carmelitas calzadas del progresismo porteño, en las PYMES progresistas, en los hijos de Chacho Alvarez, esos, para mí, nunca sirvieron para nada. Ni eran muy diferentes del PJ. En ese momento. Ahora veo diferencias, a favor del PJ.
Debe haber, también, alguna neurosis que derive en que uno ande encontrando y se vaya entusiasmando con los aspectos plebeyos de los procesos políticos. Quién sabe, de todos modos, no soy el único, y encima, tengo en la espalda la lectura –yo me jacto de fina, pero también me jacto de ser un galán- de experiencias de este tipo que resultaron un fiasco doloroso y profundo, inmediato, también, en la historia nacional. Clases medias que se levantan contra las referencias de su clase de pertenencia. Que sin embargo, fueron las mejores experiencias de esta Patria, aunque resulten, convengamos, un poco hinchapelotas los relatos del secentismo heroico, que de cualquier modo, casi nadie toma del todo en serio. Pero desde la Generación del 37, y su desencuentro con Rosas, hasta la fecha, por izquierda –sí, también por derecha, y muchas veces de modo cruzado- hubo experiencias de clases medias, con pretensiones intelectuales, pero a la vez fuertes dosis de antintelectualismo, que se rebelaron y se alzaron, culturalmente, contra los relatos predominantes.
Eso volverá a suceder. Con Cristina, con Kirchner. No tengo dudas.
Eso, esto, es lo que no logramos tipos como yo, y varios amigos, y algunos que me detestan, y otros que ni me junan y yo admiro; y no funcionó. Hasta ahora.
La historia es larga. Y se escribe después.
No en el momento, no en un blog, aunque, voluntarioso, quiera registrar, obsesivamente, algunos desaciertos, desilusiones, con esperanzas tercas, muy tercas. No como mulas. Las mulas pueden ser tercas pero, hasta donde se sabe, no se cuentan, de padre a hijo, la historia. No tienen esa potencia. Ese placer, esa venganza que, como se sabe, se sirve mejor, siempre, en un plato frío.

2 comentarios:

  1. Comparto con vos Lucas, basicamente en el tono y lo general. Lo que pienso es que quizás lo que vendria bien, ademas del analisis, justamente, general, es proponer un buen analisis de la gestion de AK, del ministerio, etc. Bastante ausente como cuestion y como enfoque en todo elmundo blogger. No sea que ahora nos agarre un entusiasmo serio con el ingreso universal de Claudico Lozano etc y dejemos toso en la tiniebla, y que lo unco que se rescate sean las- dudosas por cierto- intenciones de las Libres Libres de SUS (SUS... proyectitos...) .

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  2. La historia es larga y largo plazo estamos todos muertos.
    Así que a montarla allí donde estemos. Por el trabajo, la institucionalidad y el salario.

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