miércoles, agosto 05, 2009

Cacho Castaña y la revolución








Esta canción, Pequeño Superman, figura en las canciones que fueron censuradas durante la dictadura. Muchos artistas, en privado, demostrando que son muy poca cosa como personas, incapaces de hacer pública su satisfacción porque por primera vez, treinta años después, un gobierno popular reinvindica y difunde sus canciones censuradas; muchos artistas, en privado, también reconocen y se emocionan con este gesto.

No hay que ser boludos: este es un gesto histórico. Ya el emo había hablado de ésto.

Hoy busqué este tema de Perales cuando lo leí al caso en el blog de Rubén Sentís. (entre paréntesis: estábamos en una reunión donde se proponía la organización de ciertos blogs en algún formato político; yo, por razones que al caso no vienen, me opuse. El compañero Sentís, entrañable compañero, pero de tomarse todo muuuuuuy en serio, incluido lo que diga, ni más ni menos, que yo: propuso un formato duplicado, que algunos se organicen y otros que no; porque, argumentó: "convengamos, a un tipo como Lucas, ¿dónde lo vas a meter?; es un compañero innencuadrable" risas, palmadas: todo bien, hay gente que me quiere; pero, posta, la cosa no es tan así. Igual, me quedó esa imagen, agradable, me hace reír: ese día lo conocí personalmente a Santís) Esa es la canción que prohibieron los milicos. Incluida, otra, de...Cacho Castaña!!!! Naa, no, scapapúfete; hostias y rayos y truenos y centellas; la cosa no es así: no se metan con mi ídolo; no, no, que Cacho Castaña es un capo, es transversal: me gusta a mí y a la chiqui legrand, o sea; combina el gusto popular de Legrand y el más sofisticado de este escriba, no jodamos, con Cachito no, tamos?
Una vez lo fui a ver a Cacho Castaña. A mí no me gustan los recitales. Menos de estos viejos mal envejecidos, que pendejean demostrando que su vida no está resuelta. Pero, bue; esa vez tenía que verlo, porque se trataba de un festival folklórico importante, con una cartelera grosa, donde estaba también el Gran Cacho. Yo trabajaba dirigiendo la prensa de ese festival. Había tomado, yo, algunas copas. No muchas. Yo no soy de tomar mucho, por la mañana. Pero cantaba a la noche, el Gran Cachito. Decía, había tomado algunas copas. Lindo el recital, eh. Bah, un poco como que no me gustó, ni recuerdo porqué. Incluso, como estaba en el palco vip, primera fila, expectante por el recital (el resto de la cartelera era ese folklore clorazepán, patriota de escarapela, esa guevada) y resulta que no me gustó, y protesté. A la segunda canción. Algo vehemente la protesta fue, ok, lo reconozco. De hecho, como era medio intocable (pero insoportable) fueron más de diez los policías que me depositaron de patitas en la calle.
Eso no se hace, che.
En democracia, jeje.


Igual, Cacho es mi ídolo, que conste en actas. Tiene menos potencial revolucionario que un militante de Binner, pero igual, mirá, los milicos lo prohibieron. ¿Te imaginás lo que hubiesen hecho con Los Auténticos Decadentes?

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