sábado, enero 16, 2010
Playa Ricardo Fort
Compañeros poetas,
tomando en cuenta
los últimos sucesos en la poesía,
quisiera preguntar —me urge—,
qué tipo de adjetivos se deben usar
para hacer el poema de un banco
sin que se haga sentimental,
fuera de la vanguardia
o evidente panfleto,
si debo usar palabras
como Redrado flota en el aire
y Banco Central.
Compañeros de música,
tomando en cuenta esas politonales
y audaces canciones,
quisiera preguntar —me urge—,
qué tipo de Amado se debe usar
para hacer la canción de este banco
con yuppies de esta estupidez,
hombres que nosotros pusimos sobre cubierta,
hombres negros y oscuros y Bossios,
los hombres que pueblan el Banco Central.
Compañeros de Historia,
tomando en cuenta lo implacable
que debe ser la verdad,
quisiera preguntar —me urge tanto—,
qué debiera decir, qué fronteras debo respetar.
Si sabemos que pronto habrá más Redrados
¿qué hacer?
¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?
¿Hasta dónde sabemos que Martín es Pionero?
Que escriban, pues, la historia, su historia,
los hombres del Banco Central.
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Excelente
ResponderBorrarNada mas lejano a la poesia que la banca y las finanzas,pero pudiste conjugarlas
Bertold Bretch dijo: "¿Qué es robar un Banco comparado con fundarlo?"
ResponderBorrarTemazo!
ResponderBorrarY buen arreglo.
A interpretarlo!
Hay banqueros que hacen lobby un día, y son buenos.
ResponderBorrarHay banqueros que especulan un año, y son mejores.
Hay banqueros que curran muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que lucran toda la vida. Esos vamos al Central.
Martín Redrado
Como dijo un amigo bloguero anarquista hace unos años, en los comments del difunto blog del travesti polìtico Llach:
ResponderBorrar"La poesìa de la derecha son los balances."
OJALÁ (DEDICADO A LOS BUITRES Y A SU VIEJO GOBIERNO DE DIFUNTOS Y FLORES)
ResponderBorrarOjalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.