Mendieta, manejando a la salida de Taco Ralo, en Tucumán, me llama por teléfono. Le recuerdo algunas divertidísimas historias que nos contó el Intendente de Taco Ralo (digamos, divertidísimas para nosotros, si uno sabe cruzar el humor negro con la historia) en un almuerzo al que nos invitó Aldo y Javier.
Hay que manejar desde Buenos Aires hasta Tucumán. Y de ahí, a Córdoba. A Mendieta le gusta así que me contó que, con su chica y su nena, se fue hasta un pueblo del norte. Huanquillas, o algo así -se interrumpía el audio- no encontré ninguna referencia (sí hay en Ecuadro un pueblo con ese nombre) pero tampoco es fácil encontrarlo.
Porque en el pueblo no había nada.
Menos un domingo.
Pero, nada, quiere decir, nada.
Un escuela albergue. (Si hay una escuela albergue, eso ya anticipa que los pobladores viven a grandes distancias). Un centro de salud.
Cómo es, eh, el estado argentino.
Una escuela. Un centro de salud.
Y un afiche, destacado, de la Asignación Unviersal por Hijo.
Qué país.
Y si Mendieta busca un poco, seguro encuentra una señora del lugar vendiendo bollos.
ResponderBorrarNo deje afuera a la "iniciativa privada", no sea malo.
Querido Lucas. Estuve en Tucumán para este fin de año, y al pasar por Alem creo, y había una cola de como 200 personas. Una cuadra antes está el correo con un cartel que dice: aquí se cobra la asinación universal por hijo (AUH). Me llenó de felicidad. Esa felicidad que uno no puede compartir con palabras.
ResponderBorrarMe fui por otro lado, pero vos hablabas de "la mano del Estado Nacional" plasmada en un cartel que está en una pared de una escuela. Ahí está un punto clave. En qué medida el pueblo siente la presencia de la mano del Estado.
Biolcatti diría: la mano (del Estado) que ordeña la mansa vaca del campo, que está en un tambo que está por cerrar, porque recordemos que "se cierran dos/tres tambos por día, nadie hace nada y el tema de la lechería sigue sin resolverse".
Yo/me/mi/mío/te/tu/tuyo, nunca un nosotros.
¿sabés que pasa Lucas?. Que esto que escribís desde el microcosmos Flacso, no se percibe.
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