jueves, marzo 18, 2010

La lluvia

Hay un bar en calle San Martín de Santa Fe donde el rengo que atiende tiene buena onda, y años y quilos encima. Ahí comenzó mi periplo -que terminó, con una pelea con gente del gobierno de Entre Ríos y hoy, al levantarme, una sonrisa y pensar: "bue, Carrasco, lo has hecho de nuevo; y hay que volver a empezar"- estaba con una amiga.
Por el balcón cae como una sábana la lluvia, y de vez en cuando tiembla el cielo. Son las dos de la tarde y tengo la luz prendida, aunque las ventanas abiertas de par en par.
Mi amiga, en el bar de anoche, me contaba. Ponen adoquines, con su mamá, sobre los muebles y la cama. Se compraron botas de goma, y los días como hoy, se arremangan los pantalones para andar dentro de la casa.
El agua inunda las calles.
En minutos, entra a la casa.
No hace espejismos, el agua. Se corta la luz, el gas. sacan las velas y las latas de conserva. En la gran inundación del 2007, mientras el agua subía, mi amiga terminaba un trabajo de redacción para la facultad. El agua siguió subiendo y perdió el cuatrimestre. Algunos payasos, de la Facultad de Comunicación, eran progresistas cuando los conocí: ahora dan clases, y no escuchan razones. cacerolean en el túnel con la oligarquía y piensan que la inundación, sí, es una cagada: te arruina los campos. Pero una lluvia justa es una bendición para el riesgo empresario.
Las cosas que escribe mi amiga, que ahora debe tener cortada la luz, a mí me emocionaban. Una vez, no. Le habían molido la espalda a golpes en un robo, y terminó escribiendo que se cagaba en los derechos humanos. Eso no me gustó. Hasta me enojé.
Después, como todo, hasta el agua, pasó.
Hoy me desperté, me suena el teléfono, tengo algunos mails, que no me caliente, que no es para tanto. Sigo la pelea. Que se vayan todos a la mierda. Pero veo la lluvia y ahí sí, allá lejos, hay problemas. Dos mujeres solas que sacan a la abuela de 90 años, y se quedan cuidando los muebles. Con velas y latas de conserva. Un diputado entrerriano que me dice que no me enoje. Un funcionario que sutilmente me plantea que estoy loco. Un ataque de bronca, de esos que me dan de vez en cuando, me ex pequeña que viene mañana -"ya que te vas de viaje"- a buscar sus muebles. La boleta de internet, una llamada del banco. Los pájaros que se meten en el balcón, se refugian, también, de la lluvia. Los productores entrerrianos que se quedaron sin recibir más subsidios para agrandar su CBU sin laburar: la presidenta no viene, ahora le dicen alerta meteorológico. Los productores que festejan la lluvia. País raro. Como todos, unos ganan, otros pierden.
Ella había pretendido, inocentemente, hacer literatura. Eso lo escribió Cortázar, en La Maga. Los pibes que piden en la Terminal, anoche, me agarraron bueno. Dos pesitos para el vino, Luquitas. Vengan. Mozo. Treame dos vinos.
Mi amigo Enrique me recetó pastillas para dormir en los colectivos. Seba Lorenzo me llama, recién, que está en Paraná, que venite, te buscamos con el concejal Emanuel Del Prado, un amigo (lástima que está con Busti). Así que cierro este escrito. Voy a llegar empapado.  Pero eso no es nada. De vez en cuando, me largo esas carcajadas que me hacen parecer un loco. De vez en cuando mando todo a la mierda. Y de vez en cuando, me voy a dormir la siesta. Hoy, no, me voy a comer pescado.












3 comentarios:

  1. yo tambien me canso Lucas, y tomo pastela para poder dormir un rato.
    Y me siento completamente imbecil la mas de las veces con mi buena ideologia y mi inoperancia.

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  2. Vamos a ver si le conseguimos el programa a la señora anaranjada en la tv publica. Una especia de progama omnibus todos los sabados por ahi ande. Podria llamarse la anaranjada mesianica.
    Saludos, bueno lo del domingo en miradas.

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