Agustina, que todo fracaso muestra, sencillamente, que las cosas recién empiezan.

Pasó por delante. Yo estaba sentado, sobre la banquina, en la puerta de mi casa. Le dije: no llores, che. Me paré. Le conté: el viernes, no va que me aumentaron el sueldo, escuchá, a casi el doble, ¿vas para el lado del boulebard?, ok, así que para festejar jugué a la quiniela. Gané. Entonces le compré un regalo a mi esposa. Y después, a la noche, qué noche. Te ahorro los detalles, pero te imaginarás. Y después me dormí, porque desde que dejé de beber duermo toda la noche de corrido, encima al dejar el pucho, no me duele la espalda. Me levanté tarde y desayuné con ella, antes de ponerme a escribir una cosa que hace rato quería escribir  y no me salía, es injusto que no sepa cómo distribuir equitativamente esta alegría. Me salió. ¿Cómo te paso un cacho de alegría, che? Me salió mejor de lo que esperaba. Lo que escribí, de verdad. Si pudiera compartirlo, para que no llores. Si supiera contar chistes, o leer el futuro, que todo pasa, dejate de joder. Aunque me encanta que tengas un pañuelo. Secarse así las lágrimas, de verdad, una masa. Cuando yo esté triste quiero tener tu elegancia. Tu dignidad.
-¿Y qué es lo que querías escribir?
-La mejor mentira del mundo.
-¿Y te salió bien?
-Por supuesto. Por supuesto que es mentira que me salió bien. Y en el bar de acá enfrente, me dejan fumar. ¿Tomamos una cerveza ahí?
La mina se rió. Y dejó el pañuelo en una mano.
-Te agradezco, pero no.
-Pero te reíste.
-Sí, gracias.

Saqué mis Filip Morris, el encendedor de taiwan, me di vuelta y encaré para casa. A los 20 metros, me gritó: "flaco". De caradura -me dijo "flaco"- me di vuelta. La mina volvió. Y me dijo: "¿tenés msn?" Sí. "Te agrego". Ok.
-¿Cómo es tu dirección?-y sacó de la cartera una birome y una agenda.
-hermesbinner@hotmail.com
-Me estás mintiendo....
-De principio a fin. Yo quería que dejes de llorar, si te contaba la verdad llorábamos juntos.


Y volvió a reírse. Y seguí caminando. Y apagué el pucho en la esquina. Y me senté en la banquina. Y esperé que mi hermano me traiga la llave de mi casa. Y me la trajo. Y después cociné un pollo a la cerveza. Y puse el disco de Fandermole. Y salí al balcón a sentarme un rato. Y mientras desfragmentaba la computadora me bañé. Y no tengo hielo. Y me senté a escribir algo genial. Y no me salió.