¿Hay una disputa de protagonismo entre el Ministro de Ciencia, Lino Barañao, y el Ministro de Educación, Alberto Sileoni?
Lamentablemente, tenemos que reconocer que sí.
Y la disputa es bastante dura.
Se trata de dos ministros extrovertidos, muy jugados, que suelen hacer grandes desafíos públicos imprimiéndole audacia a la gestión. Y ambas áreas, aunque correctamente delimitadas, en algún punto tienen una zona en común. Ese es el campo de batalla. Aunque formal. Las verdaderas causas tienen que ver con el protagonismo.
Este tipo de peleas no son buenas. Ya hemos visto los resultados de los enfrentamientos entre el Ministro de Salud, Juan Manzur, y el viceministro de Defensa, Gustavo Sibilla, con resultados fatales.
Le decía a Lino: pará un poco la mano, está toda la sociedad pendiente de estas peleas. O sea, si vas a tener un alto perfil y disputar en el ágora pública nociones de fondo y paradigmas ideológicos, hay que ser más cuidadosos en las internas.
En fin, cosas que pasan.
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