Este lenguaje jeringoso, que encanta en las capillas semióticas y no es mi fuerte, a mí que me divierten los nuevos verbos de los albañiles cuando camina enfrente una pollera, es parte también de las cosas que no conviene, abiertamente, decir. Una pena, y esta introducción se está yendo a la mierda.
Pero quería nomás rescatar este párrafo de la nota escrita por La Farolera:
Ahora bien, muchos de los autores con los que me identifico se encuentran defendiendo un nacionalismo popular, una Patria Grande jauretchiana, y al mismo tiempo haciendo blanco de sus críticas al Gobierno que contribuyó grandemente a empoderarlo o legitimarlo en primera instancia. Este doble pivote, que puede parecer paradojal, descansa en la brillante implacabilidad de estos pensadores, que son capaces de vislumbrar, imaginar, proponer y discutir un modelo nacional y popular “como debe ser”, en oposición “al que es”. En otras palabras, existe un desfasaje entre lo que la realidad material actual es capaz de brindarnos –el kirchnerismo en cuanto punto de inflexión, si se quiere, primer experimento de una construcción incipiente (y que, por eso mismo, hay que defender a capa y espada) que excede a los K propiamente dichos, como bien demuestra la existencia de esta intelectualidad independiente y crítica– y lo que estos intelectuales traman entre reuniones, píxeles y etiquetas.
Gracias, Lucas, por levantar mi post, me siento muy halagada!
ResponderBorrarNo sé qué pasó con el comment que mandé ayer, por ahí se perdió en los vericuetos spamísticos, pero no quería dejar de agradecerte públicamente :) saludos!