lunes, septiembre 13, 2010

Los encendedores baratos son afanables. Qué pena esas cosas que nunca nos contamos. Lo que queríamos ser de grande. Los días gastados. El vino rebajado. Que pena todo, que pena nada. Los cinco minutos.






1 comentario:

  1. Hermano Lucas, la camperita esa la podías dejar un rato en una silla q nadie te la iba a afanar, o si?

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