viernes, octubre 29, 2010

Ese día nos reímos mucho

From: nahuelmachesich@hotmail.com
To: lucas-carrasco@hotmail.com
Subject: Kirchner y yo
Date: Fri, 29 Oct 2010 17:24:39 +0000


Lucas,
Disculpa el atrevimiento. Te mando un texto que nació de mi infinita angustia
y mi profunda convicción de apoyar a este proyecto político.
Abrazo grande
Nahuel

Conocí la cara de Kirchner en un afiche pegado en un cartel al costado de las vías del tren Roca. Era el 2002, y yo iba junto a una compañera rumbo a una copa de leche del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown. Ese día, viernes, nos tocaba dar educación popular a unos nenitos que no tenían casi nada. Me acuerdo que nos sorprendimos con sorna cuando vimos el slogan que acompañaba la foto: “Kirchner Presidente. Por un país normal”. Y nos reímos. ¿A nosotros nos venís a hablar de un país normal? ¿A nosotros que somos re de izquierda y queremos destruir al sistema capitalista? ¿A nosotros que sabemos que todos los políticos son iguales? ¿A nosotros que vamos a ayudar a los pobres? Por favor, un país normal, y alguna puteada al aire. Ese día nos reímos mucho. Hoy lo lloro.
El 27 de abril de 2003 no vote, pero creo que lo hubiera votado. El peligro de Menem era imposible de soportar. Ese día acompañé a mi novia a votar. Me acuerdo que salió de la escuela con lágrimas en los ojos. Había votado al menos malo, al delfín de Duhalde, había votado a Scioli. Más tarde, cuando anunciaron el boca de urna, festejamos tibiamente el ballotage.
El 25 de mayo de 2003 fui a su asunción. Y me acuerdo que lo hice un poco obligado por mi novia. Ella ya estaba un poco entusiasmada. Yo tenía 25 años y, después del 2001, no estaba para poner el cuerpo en una plaza por ningún político. Sin embargo, fui y termine en un bar escuchando su discurso por la tele.
El año pasado, en el medio de la campaña por las elecciones legislativas, alguien preguntó en mi trabajo a quién íbamos a votar. A esta altura del partido, mi posición estaba muy definida. Ni siquiera tuvieron que preguntármelo. Ya lo sabían. El resto no lo iba a votar. Incluso se escuchaban frases del tipo “a cualquiera menos a Kirchner”. Días después de esa encuesta laboral me encontré por los pasillos de la editorial con Francisco, el mozo del buffet. Pancho tiene 30 años y vive en un barrio humilde de Berazategui. Me tenté y le pregunté: “Pancho, ¿a quién vas a votar?”. “A Kirchner, obvio”, me dijo. Me salió abrazarlo. Después me explicó cómo había mejorado su barrio y su vida desde que Kirchner había asumido la presidencia. Cloacas, la posibilidad de construir su casa, en fin...
Ayer, mientras viajaba en subte hacia la plaza, subieron al vagón 6 pibes que no llegaban a los 20 años. Iban risueños, hablaban de cualquier cosa y un poco los miraba de reojo, como diciéndoles “pelotudos, no ven que hoy es un día de duelo”. De pronto, sin que nada lo previera, si pusieron a cantar la marcha peronista. Me sentí un boludo, mientras veía como la mayoría entonaba junto a ellos la marchita. Se me puso la piel de gallina y me cayó la ficha. Kirchner nos hizo picar el bichito de la política a los jóvenes, fue un quiebre. En mi vida fue un quiebre. Desde 2003, no hubo un día en que algo vinculado a él no apareciera en mis conversaciones y discusiones. Para decirlo rápido: Kirchner comenzó a formar parte de mi vida, de mis pensamientos y sentimientos. Por eso lloro ahora. Lloro como jamás pensé que iba a llorar por un político argentino. Lloro porque nos devolvió la política, y la devolvió en su justo lugar, desde el Estado. Lloro porque me hizo dar cuenta que no todos son iguales. Lloro por sus impresionantes logros, y también por sus debilidades y contradicciones. Lloro porque recién hoy me doy cuenta que era mi líder.
Hoy aquellos chicos de la copa de leche tienen 8 años más. Nunca más los volví a ver. Pero algo se modificó en sus vidas: gracias a este gobierno pueden contar con una asignación. Algo cambió para bien en este país. Y fue gracias a él.
Ahora me voy a la plaza.
¡Gracias, Néstor!

3 comentarios:

  1. Cada mensaje que leo me hace llenar los ojos de lágrimas. Sabés, yo tengo 19 años, y tomé conciencia del momento histórico que estoy viviendo cuando vi que mi relato de "por qué soy kirchnerista" coincidía con el de tantos otros jóvenes de mi edad. Mi principal y eterno agradecimiento a Néstor siempre va a tener que ver con eso, con que gracias a él y a Cristina me interesé por la política. Y lo hice porque vi que tenía SENTIDO interesarse, que la política no era una mala palabra (al contrario de lo que solía decir desde los '90 mi familia), que es bueno discutir. Principalmente eso. El resto, lo sabemos muy bien.
    ¡Viva Kirchner para siempre!

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  2. Cada mensaje que leo me hace llenar los ojos de lágrimas. Sabés, yo tengo 19 años, y tomé conciencia del momento histórico que estoy viviendo cuando vi que mi relato de "por qué soy kirchnerista" coincidía con el de tantos otros jóvenes de mi edad. Mi principal y eterno agradecimiento a Néstor siempre va a tener que ver con eso, con que gracias a él y a Cristina me interesé por la política. Y lo hice porque vi que tenía SENTIDO interesarse, que la política no era una mala palabra (al contrario de lo que solía decir desde los '90 mi familia), que es bueno discutir. Principalmente eso. El resto, lo sabemos muy bien.
    ¡Viva Kirchner para siempre!

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  3. Pucha, qué emocionante!
    No pensé que la muerte de Néstor me iba a pegar tanto. Recién ahora me doy cuenta todo lo que significó. Me da miedo qué pueda pasar si se pierde este proyecto nacional y popular. Aún así siento que tengo que estar con Cristina ahora más que nunca

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